El balneario El Cóndor, una historia llena de matices
El Cóndor.- El balneario rionegrino El Cóndor, una apacible localidad costera ubicada a 30 kilómetros de Viedma, con aproximadamente dos mil residentes permanentes y más de 40 mil visitantes a lo largo de la temporada estival, no tiene todavía una fecha oficial conmemorativa de su fundación.
Esa particular circunstancia invita a indagar en los orígenes históricos del balneario, que reconocen el naufragio de un barco con bandera danesa cargado con champán francés, la preocupación de los curas salesianos por la salud de sus alumnos pupilos y las nostalgias marítimas de los inmigrantes italianos llegados a principios del siglo pasado, como notables antecedentes.
Estos datos, aparentemente dispersos, confluyen en el imaginario colectivo de los habitantes de Viedma y su vecina Carmen de Patagones, quienes forjaron la villa marítima de la boca del río Negro en el Atlántico.
Referencias documentales
La primera referencia documental se localiza en el 26 de diciembre de 1881, cuando sobre el sector costero, hoy identificado como Playa Intermedia se produjo el naufragio del barco de bandera de Dinamarca Cóndor, que llevaba un cargamento de champán francés con rumbo al estrecho de Magallanes y destino final en California.
Según crónicas de la época la acción de buscar la costa fue premeditada, el barco tenía problemas de navegación y el capitán John Havemann prefirió encallar antes que quedar al garete; no hubo víctimas y casi toda la carga se recuperó.
Entre los tripulantes del Cóndor venía un joven carpintero de a bordo, llamado Peter Hansen Kruuse, que conoció aquí a María Martenssen, apenas una niña, hija de un compatriota suyo radicado desde hacía tiempo como capataz de una estancia de la costa, se enamoró de ella y decidió quedarse en estas latitudes. Ambos fundaron una prolífica familia cuya descendencia llega a nuestros días.
Como agradecimiento al dueño del establecimiento rural cercano al lugar del naufragio, donde los marineros pudieron refugiarse, el capitán del buque le regaló una talla de madera con la figura de un cóndor, que presidía el puente de mando de la nave destruida, y la estancia pasó a llamarse, desde entonces El Cóndor.
Obra salesiana
Unos pocos años después la obra salesiana de Don Bosco instaló su cabecera de acción pastoral patagónica en Viedma, donde se construyó un colegio para varones con un centenar de alumnos pupilos.
Los curas salesianos provenían de Italia y estaban habituados a los baños de mar, valorados por sus propiedades curativas.
El 26 de enero de 1887, un contingente de alumnos, acompañados por los sacerdotes Píccono, Dallera, Aceto y Stefenelli, partió desde Viedma en dos barcas a remo, río abajo hacia la desembocadura, con el objeto de pasar algunos días de campamento agreste junto al mar, constituyéndose en la primera de los curas y sus discípulos hacia ese destino.
Los registros eclesiásticos señalan que se instalaron sobre la playa cercana a la confluencia del río y el mar, donde todos durmieron acostados sobre la arena y tapados con lonas. Posteriormente, durante una de las jornadas de esparcimiento caminaron hasta la obra en construcción del faro, a más de cinco kilómetros de distancia, que sería inaugurado para el 25 de mayo de ese mismo año.
En el último decenio del siglo XIX numerosas familias inmigrantes italianos arribaron a la región, buscando nuevos destinos para sus hijos, y se dedicaron principalmente a la albañilería y el cultivo de hortalizas.
Casi todos estos grupos provenían de pueblos marítimos de Italia y muy pronto comenzaron a organizar excursiones de pesca y diversión a las desérticas playas atlánticas cercanas a Viedma, viajando por ríspidas huellas en carros tirados por caballos.
Entre aquellos «gringos» estaba Jacinto Massini, boticario del hospital que los salesianos montaron en Viedma, e impulsor de la construcción de las primeras casillas hechas con chapas de las latas de nafta y querosén, y que servían de refugio a las familias para instalarse provisoriamente.
Las casillas de Massini y su cuñado, Tomás Bagli, asentadas hacia 1917, constituyen el núcleo fundacional del pueblo que desde entonces empezó a llamarse, precisamente, Balneario Massini.
En 2009 la Municipalidad de Viedma dispuso la reconstrucción de estas casitas de chapa y madera, las mudaron a un predio cercano a la terminal de ómnibus y allí se proyecta crear un paseo histórico.
El 29 de diciembre de 1948, por decreto del gobernador del Territorio de Río Negro, Miguel Montenegro, se dispuso oficialmente que el poblado levantado junto al mar se llamase Balneario El Cóndor, rescatando el nombre del barco danés y de la estancia en cuyas tierras se levantó la villa marítima.
Pero para muchos antiguos pobladores el lugar sigue siendo Villa Massini y, también, sencillamente, La Boca, en referencia al accidente geográfico de la convergencia de aguas dulces y saladas. (Télam).
Carlos EspinoSa