¿Qué se espera para reclamar con mayor fuerza? ●Jorge Ocampos
Nuevamente, han conmocionado a la comunidad cipoleña las informaciones –ahora oficiales- sobre la contaminación del curso inferior del río Limay y su continuidad sobre nuestro río Negro, en jurisdicción de Cipolletti.
Ahora ha sido la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas –el organismo que, entre otras funciones, debe controlar la calidad de las aguas de estos cursos- la que ha advertido que los registros de contaminación del Limay son altos y preocupantes, con ninguna posibilidad de que mejoren. Todo lo contrario.
Esta agresión a estos cursos de agua tiene en las cercanías de Cipolletti, dos fuentes. Una es la planta Tronador, en la ciudad de Neuquén, cuya capacidad de tratamiento está sobrepasada por los caudales que llegan por las redes secundarias y troncales del sistema cloacal y la otra, es la planta de tratamiento de Plottier, que desde hace años eroga líquidos y sólidos con escaso tratamiento o sin tratamientos.
Los focos de contaminación sobre las costas rionegrinas son conocidos y reconocidas por las autoridades, hasta tal punto que uno de los principales centros de esparcimiento –la Isla Jordán- está cerrada a las actividades balnearias. Para suplir esa carencia, el municipio ha construido piletas o natatorios, en un llamativo abuso de creatividad y de dudoso criterio en el uso de fondos públicos.
Por las informaciones que llegan desde la vecina provincia, no hay decisiones urgentes para terminar con estas viejas prácticas de agresiones a un río de extraordinaria belleza y calidad de sus aguas. Se mantiene el criterio, que los caudales y la velocidad del agua, constituyen mecanismos de autodepuración, que contrarrestan las agresiones.
Se trata de un concepto o argumento que rechazamos, porque exigimos que las fuentes de agua dulce deben tener contaminación cero y más repudiable es que sean organismos estatales, los que tienen estas conductas de absoluta irresponsabilidad.
Pedimos, exigimos a la autoridad municipal de Cipolletti y al gobierno de Río Negro, que pongan su reclamo ante las los gobernantes neuquinos, en el nivel imperativo que merece una situación que está poniendo en riesgo la salud de miles de rionegrinos, incluyendo a los habitantes de Las Perlas, que toman agua del Limay, sin ningún tipo de tratamiento o filtro.