Dos veces con la misma red • Javier García Guerrero
Una funcionaria del régimen regresa al país para efectuar una denuncia sobre pactos secretos entre las máximas autoridades de la Junta Militar y terroristas responsables de atentados con bombas que habían causado la muerte de cientos de argentinos.
La pugna se desata por la sucesión de un presidente sin posibilidades de continuidad. Las facciones en pugna la dirimirán violentamente utilizando los servicios de inteligencia para asesinar a Elena Holberg, al Embajador en Venezuela Hidalgo Solá (Candidato civil del Ejército para suceder a Videla) durante 1978 y a Marcelo Dupont en 1982. El gobierno en tanto, cubría a sus asesinos con denuncias contra la sinarquía internacional apátrida proclamando hipócritamente su inquebrantable determinación de esclarecer los hechos que ya conocía en detalle. La secuencia fue idéntica a la de Nisman, recibieron anuncios informales de que serían apartados de sus cargos, amenazas telefónicas que incluían a sus familiares, recomendaciones de cuidarse y pistolas cuando reclamaron alguna protección oficial. La reunión en el Hotel Internacional de París y el pacto del Almirante Massera (jefe de otra de las facciones militares en pugna) con Mario R. Firmenich (Jefe de Montoneros) para formar una coalición cívica militar que reemplazara a Videla, fueron tan negadas como la confirmada reunión en Alepo del Canciller Timerman con sus similares de Siria e Irán para desactivar las capturas de interpol.
Las pruebas siempre desaparecen aún de los expedientes como las escuchas de los móviles policiales durante la voladura de la AMIA o el expediente de Ciccone, sin embargo la desclasificación de archivos internacionales las confirmaron.
Mientras los personeros de la dictadura denunciaban un plan desestabilizador, los servicios completaban su tarea matando a Hidalgo Solá y a otros actores secundarios por su conocimiento de lo que se pretendía ocultar: la pertenencia a la Logia P2, las ventas de armas, tecnología misilística y nuclear, el control territorial para habilitar el narcotráfico, el lavado de dinero, etc.
Gregorio Dupont tomo dos decisiones que lo condenaron, mediante dictamen se opuso a designar un embajador extraordinario en Transkei un país creado por el régimen sudafricano para eludir las sanciones internacionales por el apartheid como quería el Canciller y testificó en el juicio por el asesinato de Holberg de quién había sido amigo personal. En 1982, Marcelo el hermano de Gregorio Dupont se “suicidaba” arrojándose del 8ª piso de una obra en construcción. Ninguna de las víctimas desapareció, el beneficio secundario radicaba en enviar un mensaje mafioso elocuente para todo el resto sobre el destino reservado a quienes como Nisman quisieran contar que hay detrás del espejo. Siguen pretendiendo conducirnos al laberinto de las especulaciones fundadas en el “algo habrán hecho” planteando volátiles interrogantes en lugar de brindar respuestas sobre las responsabilidades de evitar un homicidio previsible, liberando zonas y lanzando hipótesis extemporáneas. Consumados los asesinatos, los servicios de inteligencia naval desarrollaron sus rutinarias acciones de desinformación: inventaron usando el DNI de Dupont un viaje inexistente, fraguaron reconstrucciones y peritajes, aportaron testigos falsos, plantearon nuevos ejes para validar sus hipótesis e imputar a terceros. Será por eso que la ex esposa de Nisman demanda poner peritos propios en la causa, desconfiando de los resultados de los laboratorios de las fuerzas de seguridad en las que viene apoyando sus fallos como jueza federal.
Ayer Sudáfrica y Libia hoy Irán y Siria, los vínculos con los terroristas y los líderes autoritarios se perpetúan privilegiados por encima de las alianzas con otros estados democráticos, los móviles son idénticos y la impunidad también.
Los extraordinarios beneficios económicos amasados con sangre en la inmobiliaria y en la mesa de dinero que armó en la ESMA, siguen en manos de los herederos del Almirante Cero, como seguirán los derivados de las actuales corruptelas en el futuro. Massera solía afirmar que “el estilo hace al hombre”. Un estilo compartido con Milani: ambos encabezaron servicios de inteligencia descontrolados, ambos fueron acusados de enriquecimiento ilícito, de desapariciones de personas y de pretender arrastrar a las fuerzas armadas a tomar partido por una fracción política. Aplicar el principio “Divide et impera” a las bandas armadas de los servicios dirigidos por operadores residuales de la dictadura, no podía brindarnos resultados muy diferentes.
Las dotaciones y los presupuestos de los servicios se incrementaron de manera exponencial porque en un sistema conspirativo, las acciones investigativas sobre los opositores se han tornado cruciales. Los voceros del gobierno K han reemplazado la lógica y la dialéctica política por la semiología y en lugar de investigar las denuncias y analizar las pruebas, indagan sobre quién lo dice, porqué lo dice, porqué lo dice ahora, que intereses inconfesables lo movilizan, a quién sirve, quién se beneficia, qué secretos tiene ese denunciante o su familia, para interpelarlos y descalificarlos, matando al mensajero, tal vez por eso algunos testigos están abandonando el país.
Impedidos de simbolizar y significar lo oculto y no dicho, seguimos repitiendo con una mezcla de espanto, de tristeza y de impotencia, lo vivido.
Lic. Javier García Guerrero. Profesor Titular de «Estrategias Innovación Empresarial» de la Red Latinoamericana de Cooperación Universitaria. @JavierGGuerrero