La decandencia de la mentira ● Javier García Guerrero
México que exporta y consume menos cocaína por habitante que la Argentina ha padecido entre 2009 y 2013 más de 80 mil muertes y 22 mil desaparecidos (con un porcentaje muy alto de periodistas y activistas sociales) atribuibles a la actividad del narcotráfico.
Estos guarismos hacia los que se encamina la Argentina, entran en el rango de una guerra civil. Superan las 23 mil bajas en combate de la 1º Guerra del Golfo de 1990-91 y se acerca a los 112 mil civiles muertos en Irak, durante la 2º Guerra del Golfo de 2002. Es la realidad vigente en Estados Latinoamericanos con instituciones políticas y de seguridad infiltradas y financiadas por el crimen organizado, que consideran la vida de los ciudadanos una cuestión subordinada a sus negocios.
La frecuencia de los asesinatos en Viedma durante 2014 fue de 1 cada 37 días. El día 32º de 2015 comenzó a acelerarse la trágica estadística con un nuevo muerto por apuñalamiento. Viedma ya alcanza mayores tasas de homicidio por habitante que Rosario (que ya registra más de 30 homicidios en 2015) que a su vez supera a Medellín (Colombia). Los principales elementos de la escalada: la falta de prevención, las garantías de impunidad y el accionar descontrolado de bandas narcos y de trata.
Como si no fuera suficiente, los argentinos vivimos conmocionados por la abierta guerra en curso entre la inteligencia civil y la inteligencia militar. Al nuevo Comandante Cero, General Milani acusado de delitos de lessa humanidad le han quintuplicado su presupuesto para que controle el espionaje interno de opositores y promueva la integración de las FFAA a una facción política que pretende “ir por todo”, como en Venezuela.
En la persona de un caracterizado representante institucional del Ministerio Público designado por el Régimen K y con 10 custodios asignados, la sociedad ha recibido un mensaje inequívoco de los sicarios: “así como somos capaces de matar impunemente a Nisman, podemos matar a Bonadío, podemos matar a cualquiera que estorbe”. El fiscal Stornelli en tanto nos anuncia que las víctimas aludidas “podrían no ser las últimas”, la Asociación de Fiscales advierte que “hay motivos para tener miedo” convocando a una movilización, inédita en las tres décadas de democracia a la que muchos jueces anticipan que concurrirán, queda claro que también están amenazados.
La violencia solapada, sistemáticamente discriminatoria que alimentó la desigualdad hasta la desnutrición y el asesinato de los denunciantes, que se expresa en el abandono de los vulnerables, el soberbio abuso de las mayorías parlamentarias, los ataques a la libertad de prensa y la persecución sistemática de los disidentes para quebrarlos o expulsarlos, se cubre con la mentira del relato. Disidentes como Gustavo Beliz, Ministro del Régimen K denunciante de Stiuso hace una década, fueron destituidos, amenazados y perseguidos al punto de tener que abandonar el país y negarse a realizar cualquier tipo de declaración hasta el día de hoy. Sergio Acevedo ex gobernador de Santa Cruz, ex Director de la SIDE designado por el Régimen K, que se negó a aceptar algunas prácticas criminales, siguió como durante la dictadura el camino del exilio interno. Su única actividad actual es dar clases en un colegio secundario de Pico Truncado, cuando los periodistas lo interrogan, guarda silencio y afirma que le han quitado hasta las ganas de leer los diarios. Ninguno de ellos, recibió muestras de solidaridad, apoyo o ayuda de su partido, desempeñando el papel de los “enemigos subversivos” de un autoritarismo incólume.
La Argentina ya no es el País del Futuro, sino de la Fatalidad: detrás de esa palabra, nuestras autoridades y muchos dirigentes se esconden para huir de sus responsabilidades. Practican la negación, la distracción, la mentira y ahora el “humor” como si las fallidas ironías de confrontación que ensaya pudieran cambiar los ejes y la atención de los graves problemas pendientes y de su dinámica incremental.
Un gobierno desbordado, desprestigiado e impotente, liderado por una presidente que según The New Yorker “Marcó un nuevo récord en eficiencia ofensiva racial: insultó a un quinto de la humanidad en menos de 140 caracteres”, mientras disfrutaba de la hospitalidad de un país que hace un culto de la cortesía. Compiten por emularla su Secretario General que sin reparos pasa de llamar “Groopy en batón” a la Fiscal Fein a sostener que Carrió está “sucia como una papa”, su Jefe de Gabinete que histéricamente rompe notas periodísticas que califica de basura y son confirmadas en su veracidad y validadas en los principales medios internacionales. La falta de armonía entre lo que se piensa, se dice y se actúa incluye la apelación al “golpe blando” de las “corpo de la opo” del repertorio del pasado siglo, estéril intento de eludir rendir cuentas del encubrimiento a terroristas internacionales y otras causas igualmente atentatorias de la “revolución recaudatoria” que han perpetrado. 1/3 del patrimonio declarado por la familia Kirchner proviene de los aportes de Lázaro Báez, principal contratista de la Obra Pública, investigado local e internacionalmente por corrupción y lavado de dinero. Los silencios estratégicos, las negaciones genéricas, las procaces insinuaciones sobre la intimidad de las víctimas, la impía negación del pésame a los deudos, los intentos de remoción o nombramiento masivo de nuevos jueces y fiscales, no encuentran más sustento político. Es tiempo de dejar investigar libremente a la Justicia, de develar los encubrimientos realizados desde el aparato estatal, como los que padecemos desde hace 21 años los argentinos víctimas de los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA.
En 1970 Alexander Solzhenitsyn recibió ausente el premio Nobel de Literatura. El célebre disidente impedido de acudir por el Soviet Ruso envió una conferencia escrita en la que expresaba que la violencia no vive ni puede vivir sola sino inextricablemente ligada con la mentira. “Toda persona que aclamó alguna vez la violencia como su método debe inexorablemente escoger la mentira como su principio… nada disfraza a la violencia excepto la mentira, y la única manera a través de la cual puede sostenerse la mentira es mediante la violencia (…) La violencia demanda también de sus víctimas el vasallaje a la mentira, la complicidad con la mentira”. Callaron a Nisman, no podrán callarnos a todos. El tiempo de despertar y de la toma de conciencia ya pasó, ahora es preciso ponerse en pie y marchar en silencio, solo con banderas argentinas junto a los fiscales y jueces en defensa de las instituciones republicanas el próximo 18 de Febrero, porque como dijo Neruda: “podrán cortar todas las flores pero no detendrán la primavera”
Javier García Guerrero. Ciudadano de la República Argentina. @JavierGGuerrero.