La quinua un sustento de la agricultura familiar y con oferta gastronómica
Buenos Aires (Télam).- Su poder nutritivo, su pureza, la adaptabilidad de su cultivo y fundamentalmente su vigencia en el tiempo, son los atributos que hacen de la quinua un alimento de excelencia y que alienta a pequeños productores de Salta y Jujuy a tomar el desafío de revalorizar su producción y de llegar al consumidor en sus distintas elaboraciones.
La quinua, el grano sagrado de los Incas, está visto por los “ojos” del mundo como un símbolo de la agricultura andina y, en ese contexto, muchos productores ven una posibilidad para recuperar la cultura originaria en América.
El V Congreso Mundial de Quinua que finalizó hoy en Jujuy integró a todo el sector vinculado con la producción de este psudocereal -desde el INTA hasta asociaciones o cooperativas de quinoeras de Bolivia-, en una gran mesa en donde se intercambiaron conocimientos y experiencias y sirvió para visibilizar un panorama y los desafíos.
Un productor de la localidad salteña de La Silleta, Dalmacio Sandoval, sostuvo que “aún no hay un mercado definido” para la quinua o el amaranto, que también produce, y añadió que corren en desventaja contra otros cultivos porque “al ser un alimento orgánico no se le puede aplicar ningún herbicida” además del costoso proceso de lavado.
“En el tema de la industrialización de la quinua Argentina corre por detrás de Bolivia, Perú y Ecuador que son países que están adelantadísimos”, dijo a Télam el agricultor, que comenzó con la siembra hace 17 años.
Entre los productos que se elaboran en base a la quinua está la harina, el popeado, barritas, bombones, panificados, y harinas hiperprotéicas. También se la puede encontrar en la mesa de los hogares en preparaciones saladas o dulces como budines, jugos, o pan de quinua.
“Para lograr todo esto hay un proceso previo que se hace de modo artesanal y que comienza con el lavado del grano, lo cual no es una tarea sencilla y lleva su tiempo”, aseguró.
La comercialización tampoco es sencilla, dijo, por lo que quinoeros o los que producen amaranto requieren siempre mucha colaboración, y para esto resultan un gran aliado “las campañas de concientización de la alimentación saludable”.
Sandoval comentó acerca del objetivo que tienen en el sector para aplicar la quinua y amaranto “como alimento de recuperación nutricional en niños de la provincia de Salta”, pero aclaró que la apuesta primordial es “recuperar la cultura alimentaria originaria de América, todos esos alimentos son originarios nuestros y son las base de la cultura alimentaria de nuestros ancestros”.
Actualmente, al menos en Salta, no hay establecimiento que procese la quinua, que en el mercado tiene un valor superior a los 100 pesos el kilo (la quinua lavada), mientras que la quinua amarga, que es para sembrar, posee un precio inferior.
Esa visión es compartida por productores de quinua de Cusi Cusi, una población ubicada en pleno región de la Puna, quienes manifestaron su anhelo de que el cultivo “siga creciendo” no tanto a la producción o a la cantidad sino que sea revalorizado dentro de la mesa de los argentinos.
“Heredamos de nuestros abuelos esta práctica que significa producir quinua, desde que la sembramos en septiembre hasta que se la cosecha en el mes de abril”, aseguró Concepción Trejo en diálogo con Télam, y observó que esa costumbre “está resurgiendo y ojalá pueda recuperar toda su identidad y valor que les daban nuestros ancestros”.
A su lado, Norma Flores, también socia de la Cooperativa Agrícola de Comunidades Alto Andina Ltda (Cadecal) de Cusi Cusi, explicó que tienen dos hectáreas para el cultivo de la quinua y todo lo que se produce y se procesa lo convierten en harina, hojuelas, pipocas o grajeas.
“Las hojuelas tiene forma de avena y se lo puede cocinar como el arroz de 10 a 15 minutos”, apuntó.
“La quinua es un producto muy importante para la región y además es super nutritiva (posee 8 de los 10 aminoácidos esenciales) para el autoconsumo”. señaló la investigadora de la Unidad para el Cambio Rural (Ucar), dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación, Julieta Caminetzqui.
La especialista destacó que “se tienen registradas 1580 hectáreas de cultivo en el país, lo que no es mucho comparado con los Estados vecinos, pero la idea es que esto se desarrolle”.
Sobre las cuestiones pendientes, dijo que faltaría que llegue más al consumo, el agregado de valor, poder desaponificar (quitar la saponina), lavar correctamente, y poder vender un producto, envasado, fraccionado con marca, y con certificación aunque a veces esto es contradictorio”.
Consideró que hay perspectivas alentadoras para el sector de pequeños productores “para que sostengan la competitividad, y se genere mayor posibilidad de exportar y conseguir mercados, ya que la quinua es más incipiente a nivel comercial en Argentina”.
Por su parte, el director regional del INTA, José Miguel Minetti, dejó en claro que «el principal actor productivo» relacionado a este cultivo andino es el agricultor familiar, y es un política del Estado «apoyar el fortalecimiento de la agricultura familiar en esta región del NOA».
«Este producto que estuvo olvidado en los últimos años hoy se visibiliza porque en los últimos 10 o 12 años de gobierno se puso mucho énfasis en visibilizar a la agricultura familiar y ahí estaban estos productos que no tienen una difusión masiva o reconocimiento masivo, pero tiene que ver con los pueblos originarios, con el interior profundo del país y la provincia», concluyó.