Sensación térmica-ADN
ADN.- Las últimas semanas de la campaña en Río Negro se viven a pura sensación. Todos intentan instalar algunos grados más de lo que indica la temperatura real. Para ello se utilizan encuestas, anuncios y muchas operaciones.
El gobierno lo entendió a la perfección el domingo 3 de mayo. Salió a instalar un triunfo a partir de resultados ajenos. Se montó a la sensación de derrota que invadió Viedma, luego del triunfo del radical José Luis Foulkes y contó con la inestimable colaboración de Miguel Pichetto que, lejos de subirse a la euforia de una elección claramente favorable del Frente para la Victoria, sectorizó los resultados y cargó de pesimismo a los suyos.
Weretilneck también exagera la pelea con Nación. Aún no hay descuentos a Río Negro producto de la refinanciación de la deuda provincial, ningún rionegrino sufre consecuencias, pero le sirvió para reforzar la idea de que Río Negro requiere un modelo independiente de cualquier proceso político nacional. Mira a Neuquén y al MPN y sueña con un largo dominio de la política local. Nada hay en el albertismo de aquella dinastía política de origen libanes.
En rigor, la coparticipación y el fondo sojero siguen llegando a las arcas provinciales, los convenios se siguen ejecutando y las obras nacionales registran atrasos históricos. Pero el gobernador aprovecha las torpezas de funcionarios nacionales de terceras líneas para provocar la sensación que la Provincia es castigada por Nación por motivos políticos.
Pero se cuida y no recargar las tintas sobre Cristina Fernández de Kirchner. La Presidenta mantiene un alto grado de aceptación pública en Río Negro y puntualizar su pelea con la Jefa de Estado provocaría más daño que la exclusión de un convenio, el atraso en un programa nacional o la llegada de un fondo específico.
El nuevo paso hacia la emancipación nacional fue romper con el Frente Renovador. El gobernador usó a Sergio Massa como una excusa para su salida del Frente para la Victoria, aún cuando alguna vez se sintió dentro del peronismo e incluso prometió afiliarse, una ficha que quedó en blanco y sólo en promesa. Hoy está convencido que fue lo mejor, aún, sabiendo que la salida no fue por el lugar indicado. Mira al massismo y ve un cambalache donde lo mejor fue no haber participado.
Ayer, igual que hoy, instaló una sensación. Nunca fue real su llegada al espacio del ex intendente de Tigre. La fuga del massismo afianza su proyecto provincial y le da margen para -en caso de un triunfo- ir a la elección nacional con candidatos a diputados propios sin ataduras. O mejor, con todos los presidenciables.
Weretilneck propicia la sensación de una polarización entre él y Pichetto. Las encuestas dan cierto crédito a esa estrategia pero no logra ser el escenario ideal. El gobernador quiere desalentar al radicalismo a fugarse por el Frente Progresista o incluso, aunque en menor medida, por la lista 3. La cuenta es simple: a más dispersión más posibilidad de una derrota. El Frente para la Victoria tiene un piso que el gobierno debe (dicen que aún que no lo logró) superar.
«Ganamos por 3 puntos en Viedma y por en 7 Bariloche» dice el gobernador. Y justifica: con la derrota de Pichetto el 3 de mayo, la llegada del TC y el pase a planta permanente «lo dimos vuelta». El volcán jugó a favor en Bariloche, asegura.
Otra vez la sensación. La temperatura indica que aún existen focos de resistencia al gobierno entre los empleados públicos. ATE frenó el paro esperando una reunión con el gobierno pero mantiene el estado de alerta. UPCN apoya el proyecto de estabilidad laboral pero exterioriza quejas por el poco aumento de las asiganciones familiares y porque a los sueldos -que son muy bajos- se los come la inflación.
UNTER acordó viviendas pero las escuelas no están en condiciones y no funcionan como el caso de Balsa Las Perlas donde aún no comenzaron las clases El gremio docente aceptó una nueva paritaria por salarios pero aún resta que Educación haga realidad los ítems de la carrera docente acordados hace tiempo. Así hay otros reclamos de todos orden que se ven soslayados ante la arremetida de anuncios.
Bariloche recepcionó bien la instalación del gobernador luego de la erupción del volcán Calbuco -en contraste con el gesto del ex gobernador Miguel Saiz- ahora en igual situación lo favoreció, pero Bariloche aún espera soluciones a problemáticas endémicas. La ciudad lacustre no es fácil y no basta con decir que «lo dimos vuelta con Genusso y Valeri» donde además Pichetto y la intendente María Martini tienen buena aceptación.
El Frente para la Victoria también vive de sensaciones. Se siente ganador pero ve un peligroso acercamiento de Weretilneck. Intenta quitar la idea de polarización y sube a la pelea por la gobernación a Magdalena Odarda. También proclama que el radical vota radicalismo y ese voto histórico -sobre todo en los pueblos- se va a respetar.
Sensación. La realidad indica que muchos dirigentes de la UCR están trabajando para el gobierno y que Odarda no puede perforar el techo del 20 por ciento.
El FpV estuvo un tiempo sin reacción, pero la llegada de Cristina Fernández de Kirchner a Roca revitalizó el espacio y el optimismo. Fundamentalmente cerró filas. Sirvió más para adentro y ordenó.
A diferencia de Juntos Somos Río Negro, cuya única y excluyente referencia es el gobernador, el Frente tiene varios sectores, todos amalgamados por la figura de la Presidente. Allí conviven el pichetismo, el sorismo y el kirchnerismo en todas sus variantes. De acuerdo a con quien se hable, hay miradas y sensaciones diversas. Pero el hilo conductor es la llegada al poder.
Hay un mandato fuerte: recuperar el gobierno, y un desafío: otorgar un triunfo a la Casa Rosada. Río Negro vota el mismo día que Santa Fe, donde el gobierno nacional no tiene chances de ganar. Weretilneck lo sabe, otra de las razones de su alejamiento del massismo. Y por la dudas avisó: si gano yo, pierde Pichetto, no pierde la Presidenta.
Pero inexorablemente el Frente para la Victoria está asociado a CFK. Una derrota del espacio será leído en Nación como una derrota de Cristina.
La sensación que recorre la espina dorsal es ahora o nunca. Martín Soria puja para que el eje de la campaña sea Roca y su circuito. Lectura correcta luego de su aplastante triunfo. Pichetto prioriza Bariloche y Cipolletti. El resto, sólo esfuerzos locales. Así, en cada región hay una sensación diferente a la otra.
La realidad indica que el peronismo albertista le quita poco al Frente para la Victoria. Los sondeos marcan que la intención de voto es la histórica. El objetivo es trasladar a la postulación de Pichetto la mayor parte de apoyo que tiene Cristina en Río Negro. Hay sectores afines a las políticas de la Casa Rosada que no ven al senador como uno de los propios. Similar situación que la de Daniel Scioli. Es cierto que es un grupo que no reporta a ningún espacio político particular. En algunos casos no alcanzó con la expresión: «les presento al próximo gobernador de Río Negro» esgrimida por la Presidenta en Roca.
La paridad aumenta. Lo ideal es la dispersión. La sensación debe revertirse. Por ahora la temperatura acompaña.
En el espacio del Frente Progresista la sensación es positiva. Odarda vislumbra una mejor elección que la que marcan los gurúes de los números. Asegura que suma radicales y progresistas anti kircheristas que ven que Weretilneck es igual que Pichetto. Una máxima que repite Lilita en Nación: Massa y el kirchnerismo son lo mismo.
Por ahora, eso podrá constatarse solo el día de la elección. Los sondeos le otorgan una intención que no alcanza a romper la polarización. El objetivo del FP es que el 2015 sea como 2003 y colarse en la discusión. Aquella vez el tercero en discordia fue Julio Arriaga. Compitió con Carlos Soria (PJ) y Miguel Saiz (UCR). Fue clave para los números finales la candidatura de Eduardo Rosso. ¿Le alcanzará a Massaccesi ser ese cuarto con votos?.
La campaña que desarrollan Odarda, Mendioroz y compañía está en la reiteración del molde exitoso de la elección del 2013 cuando el CCARI desplazó al radicalismo y se convirtió en la segunda fuerza más votada luego del FpV. Sino hay elementos que cambien la sensación, no habrá sorpresas.
En el campo de la UCR la elección se vive en clave épica. Massaccesi juega una carta emotiva para captar el voto radical y comenzar la recuperación del partido que quedó en terapia intensiva luego de perder la provincia que gobernó durante 28 años consecutivos.
Es la campaña con más sensaciones. Algunos dirigentes dudan de lograr ingresar un legislador por la sábana, aunque son aquellos que han jugado fichas en todos los frentes. La dualidad está a flor de piel y los intendentes, especialmente el de Viedma, hace esfuerzos superlativos para hacer creible su postura en favor de la fórmula de la lista 3. Esfuerzos que caen estrepitosamente en cada acto que comparten con el gobernador. El último, por la refuncionalización de la calle Buenos Aires, naturalizó la relación con el gobierno provincial. Se lo nota cómodo a Foulkes en la Casa de Gobierno.
Pero Massaccesi confía en el interior. Sabe que puede mejorar la performance que le otorgan las encuestas y aprovecha el sitio que tiene. Le puso audacia a la campaña y promueve que «Bariloche sea Ciudad Autónoma».
Las sensaciones que recorren los partidos en competencia van indicando los pasos a seguir. Juntos Somos Río Negro tiene claro el camino: no innovar. Su campaña es la promesa de la provincia por venir, a pesar que lleva cuatro años gobernando. Catarata de anuncios, pero no puede batir el parche de la gestión actual porque sabe que es regular y mal valorada por la ciudadanía.
Basa todo en la figura de Weretilneck y dice que ésta no es su gestión, pero oficia de gobernador Por eso pide revalidar títulos en las urnas, para poder hacer -dice- lo que sus ex socios no le dejaron. Siente que aún hay espacios donde duerme con el enemigo.
El Frente para la Victoria se aferra al gobierno nacional y a la gestión del senador Pichetto para Río Negro. ¿Qué falta: kirchnerismo, audacia…?
El Frente Progresista ya ganó: aumentará su caudal de votos, tendrá un bloque de legisladores más amplio, ya sumó concejales y una de las intendencias más importantes de la provincia. La UCR tiene el desafío de superar los 20 mil votos.
La sensación de la ciudadanía, va mutando día a día. El que mejor la interprete, gana el 14 de junio.(ADN)