Perito dijo que Laila Díaz Sigri no es inimputable
Cipolletti.- La Cámara Segunda del Crimen de Cipolletti inició hoy el juicio contra Laila Díaz Sigri acusada del homicidio de la laboratorista Carla Milla y del ataque dentro de la Fundación Médica de la ciudad, ocurrido la mañana del sábado 23 de marzo de 2013.
La jornada comenzó con una serie de planteos de nulidad de la defensa que fueron desestimados sistemáticamente por extemporáneos. Luego, el defensor oficial Juan Pablo Piombo pidió que se incorporara al debate una denuncia por lesiones graves interpuesta en sede fiscal por Leonardo Isidro Díaz, hermano de la acusada, contra los médicos que atendieron a su madre. Los magistrados quedaron al análisis del expediente.
Luego, los jueces convocaron a indagatoria a Laila Díaz Sigri, quien relató que en su adolescencia sus padres la enrolaron en las fuerzas armadas donde recibió entrenamiento militar y de tiro. Dijo que luego que le dieran la baja cayó en un estado de depresión por lo que debió ser internada en Buenos Aires, y desde entonces hasta 1992 que llegó a Neuquén fue ingresada por problemas psicológicos en seis oportunidades en Mendoza.
Explicó que ejerció la prostitución hasta que por problemas de salud derivados de implantes con sustancias tóxicas comenzó a tener inconvenientes para movilizarse debiendo ir a vivir con su mamá, quien mantenía a ambas.
Agregó que para mitigar la “bronca” que le generaba el deteriorado estado de salud de su madre, tomaba tranquilizantes. Dijo que pensó en quitarse la vida pero que después reflexionó “voy lo mato y después me mato. Cargué una caja de balas en la cartera llame un taxi y me fui para la clínica. Yo sabía donde iba, pero no podía evitarlo, no podía evitar ver a mi madre. Era como caer por un tobogán hasta que llegamos a la clínica” recordó la acusada sobre la mañana del hecho.
Dijo que cuando llegó preguntó si estaban los médicos que atendían a su madre y que como estaban en una reunión le dijeron que esperara pero saco el arma de su cartera y gritó “corran” tras lo cual empezó a disparar.
Explicó que como no tenía estabilidad iba por el pasillo disparando agarrada de su silla de ruedas y que tiraba al techo o a objetos que estaban a su paso. “Yo lo que recuerdo es que veía como nublado y mucho olor a pólvora porque yo iba hablando y disparaba”.
La imputada detuvo su accionar cuando una persona le dijo que había una chica tirada en el suelo, “fue como que cayó un telón” e inmediatamente le dijo al policía mediador que se entregaría y tiró el revólver en la escalera.
Posteriormente declararon dos médicos y un enfermero que se desempeñan en la Fundación Médica quienes sostuvieron que Laila Díaz Sigri disparaba “de la cintura para arriba” y que los impactos pasaron a escasos centímetros de ellos que debieron esconderse y cubrirse. Dijeron que fueron cerca de “treinta tiros”.
Uno de los médicos recordó que uno de los pacientes con graves problemas hemodinámicos pasó varias horas sin ser asistido por la balacera y que falleció en las horas siguiente.
Expresaron que la acusada gritaba pidiendo por los doctores “Nuñez y Rodríguez” y por las cámaras de televisión “porque no se iba a hacer responsable, los que tenían que hacerse responsable eran los médicos”.
El enfermero recordó como Díaz Sigri disparaba y recargaba el tanque del revólver instante que uso para persuadirla en dos oportunidades pero dijo que finalmente tuvo que huir para no resultar lesionado.
“Laila no es inimputable” dijo una perito
“Laila no es inimputable. Sí tuvo en esta reacción emocional violenta pero es un trastorno intermitente. Consideramos que la imputabilidad en ese momento se encuentra disminuída. Hay una anulación del estado de conciencia, no está totalmente clara, lúcida, no está bien orientada” explicó la perito de parte Patricia Martínez Llenas.
“El estímulo comenzó con una reacción de odio, ira ante la situación de una muerte que la lleno de una manera paranoica. Ella dijo: me mato, no, el que tiene que morir es Nuñez (médico), ahí se desencadenó. En la clínica se llevo adelante el acto. Además hay dos trastornos en ella el trastorno de expresión intermitente y lo piromaniaco. Tiene un trastorno de los impulsos” dijo.
Martínez Llenas explicó que la comprensión y la dirección de los actos estaba alterada en ese momento. La comprensión estaba disminuída y la dirección pasó más por la descarga; “es una descarga instintiva de la pulsión, no lo pudo frenar”.
La perito aclaró que por su tipo de personalidad hay un factor desencadenante que la hace reaccionar y cuando explota no puede parar. Además aclaró que impulsividad paranoide la llevó a pensar permanentemente en su madre muerta (cuando aún estaba con vida) “estaba dentro de su cabeza”.