Alerta sobre el aumento del consumo de comidas rápidas y bebidas azucaradas
Buenos Aires.- Las ventas de alimentos procesados industrialmente, incluyendo la comida rápida y las bebidas azucaradas, aumentaron de manera constante en América Latina y están ayudando al incremento de las tasas de obesidad en toda la región, informó la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).
El nuevo informe «Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas», muestra que entre 2000 y 2013 las ventas per cápita de estos alimentos aumentaron en América Latina, aun cuando disminuyeron en América del Norte.
El organismo afirmó que ese incremento se relaciona fuertemente con el aumento del peso corporal promedio, lo que indica que estos productos son un importante motor en el crecimiento de las tasas de sobrepeso y obesidad en la región.
«Los alimentos ultra procesados y la comida rápida representan una parte cada vez mayor de lo que las personas comen y beben en América Latina, con resultados muy negativos», afirmó Enrique Jacoby, asesor sobre Nutrición y Actividad Física de la OPS/OMS.
Según el especialista, estos productos «no están diseñados para satisfacer las necesidades nutricionales de las personas, sino para que se conserven por mucho tiempo en los estantes y generen deseos incontrolados de consumo».
«Llegan a dominar los mecanismos innatos de control del apetito y hasta el deseo racional de dejar de comer. Por ese motivo, resultan doblemente perjudiciales: son casi adictivos y eso lleva a aumentar el sobrepeso y la obesidad, al tiempo que sustituyen los alimentos frescos, que son la base de una dieta natural rica en nutrientes», explicó Jacoby.
La ventas per cápita de los productos ultra industrializados aumentaron -en los 13 años contemplados en el estudio- un el 27,7 por ciento en los 13 países examinados de la región (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela), mientras que en América del Norte bajaron 9,8 por ciento, según el informe.
Los productos abarcan a las bebidas no alcohólicas, refrigerios dulces y salados, cereales de desayuno y barras, golosinas, helados, bebidas deportivas y energéticas, jugos de frutas y vegetales, té y café embotellados, pastas para untar, salsas y comidas preparadas.
La OPS/OMS informó que «en los países en que las ventas de estos productos fueron mayores, incluyendo en México y Chile, la población tuvo una media de masa corporal mayor».
Mientras que «donde fueron menores y las dietas tradicionales prevalecieron -como en Bolivia y Perú- la media de la masa corporal fue menor».
Sin embargo, advirtió, «tanto la masa corporal como las ventas de alimentos ultra procesados fueron aumentando rápidamente en los 13 países estudiados».
Esta tendencia, según el organismo, obedece a los cambios que introdujeron la globalización y la desregulación del mercado, «que aumentaron la penetración de las corporaciones alimentarias extranjeras y multinacionales en los mercados nacionales».
Por esa razón, para frenar el aumento del consumo de alimentos ultra procesados y las crecientes tasas de obesidad y sobrepeso en América Latina, el informe recomienda que los gobiernos, la comunidad científica y las organizaciones de la sociedad civil apoyen e implementen políticas para proteger y promover la elección de alimentos saludables.
En esa línea, sugiere campañas de información y educación, pero también proteger y promover la agricultura familiar, los cultivos tradicionales, la inclusión de los alimentos frescos de origen local en los programas de almuerzo escolar, y la promoción de las habilidades domésticas de preparación de alimentos y cocinar, en consonancia con el Plan de Acción para la Prevención de la obesidad en niños y adolescentes de la OPS/OMS que se aprobó en 2014.
También llama a establecer límites estrictos a la comercialización de productos alimenticios poco saludables para los niños.
«No es demasiado tarde para cambiar estas tendencias», afirmó Jacoby, y estimó que «las culturas alimenticias basadas en comidas en familia y en alimentos no procesados o mínimamente procesados viven y gozan de buena salud en América Latina».
«Necesitamos consumidores educados para crear demanda de alimentos mejores y más saludables, y que los gobiernos desempeñen un papel activo en la creación de este tipo de sistemas a través de reglamentos e incentivos. Estas acciones son fundamentales para revertir el impacto negativo en la dieta y la salud de la globalización», agregó el experto.
En volumen, las ventas de este tipo de alimentos aumentaron un 48 por ciento entre 2000 y 2013 en América Latina, en comparación con el 2,3 por ciento en América del Norte.