¿Noviembre el mes de la reforma?. ADN
Weretilneck persiste en su estrategia de adormecer y neutralizar a la UCR y al PJ. La paralización de los dos viejos partidos políticos le permite avanzar en su proyecto de hegemonizar la política rionegrina y a la vez, en el drenaje, sumar para Juntos Somos Río Negro.
La continuidad y consolidación reconocen como principal derrotero producir la reforma constitucional que le permita acceder en el 2019 a una nueva candidatura a la gobernación, sin interpretación judicial y libre de cualquier presión.
¿Qué estaría pensando el gobernador? En no postergar para la próxima Legislatura la sanción de la ley que declare la necesidad de la reforma constitucional e instalar en el parlamente actual un debate parecido a lo que fue el tratamiento de la aprobación de los contratos petroleros.
Hoy es el tiempo del apoyo político masivo de los rionegrinos. Aún hay euforia, triunfalismo y sabor a gloria. Para adelante, la situación financiera provincial puede traer sofocones y pende como la espada de Damocles.
Weretilneck proyecta sancionar la ley declarando la necesidad de la reforma constitucional durante el mes de noviembre, luego de las elecciones nacionales y antes de jurar nuevamente en el cargo de gobernador.
De esta forma se justifican las reuniones que viene manteniendo –junto a Facundo López- con los radicales amigos porque necesita de ellos el último favor para sumar votos en la Legislatura. De no ser así, poco se explica tanta entidad política a un reducido grupo de dirigentes, de un radicalismo residual y que ha perdido representaciones institucionales, salvo Casadei y Milesi que se pasaron con banderas y bombos a la órbita de Weretilneck. De otra manera se trataría sólo de inocentes encuentros de camaradería de viejos amigos.
Con el poder electoral que hoy cuenta Weretilneck en la provincia, no necesita de estos dirigentes para gobernar.
El gobernador piensa sumar a los votos de Juntos Somos Río Negro, el apoyo de los radicales W y de los bloques Carlos Auyero, del PPR y de Unidos por Río Negro, para sancionar la ley de necesidad de la reforma constitucional.
¿Cómo saldrá el resto de esta encrucijada? La UCR siempre fue reformista, con el gobernador Alvarez Guerrero en la provincia y con Raúl Alfonsín en la Nación. El justicialismo no tiene manera de escapar al debate, incluso hay quienes adelantaron que apoyarían una posible reforma a la carta magna rionegrina, como es el caso del camporista Martín Doñate, entre otros que adhieren en silencio.
De esta manera se piensa que habrá un apoyo casi total y entonces, ¿Para qué esperar?
Se sale enseguida del tema, vienen las vacaciones, hay receso político y se evitan situaciones futuras. Hoy no hay riesgos.
Se contará voto a voto, el oficialismo está confiado y también podría haber algún certificado médico que justifique ausencias, viajes o algún congreso en el exterior.
Nuevamente Weretilneck llega a objetivos estructurales de la mano de un puñado de dirigentes radicales, que seguramente serán “debidamente recompensados”.
El parlamento sancionaría la ley que declara la necesidad de la reforma de acuerdo al artículo 111 de la Constitución, los temas pasibles de cambios y la fecha de las elecciones de convencionales constituyentes, donde hoy hay garantías de triunfo. Podría haber algunas sorpresas de interpretación constitucional.
Alberto Weretilneck desea cerrar al año a toda orquesta, Seguro del triunfo de Daniel Scioli se prepara para tender puentes de plata con el gobierno nacional y piensa en dos canales de comunicación: el senador Miguel Pichetto, con quien conversó, sabe que no pondrá piedras en el camino y lo reconoce como un permanente colaborador con Río Negro, y con Martín Doñate, representante del kirchnerismo en Río Negro, que ocupará una banca en la cámara baja del parlamento nacional. Luego seguramente habrá otros caminos de llegada a La Rosada.
Esta relación amistosa con el poder central no sólo es políticamente correcta, sino imprescindible, porque el gobernador conoce de las flaquezas de las cuentas públicas –las revisa casi a diario- y hay que pensar seriamente en la próxima gestión. Se volvieron a comprar Letras de Tesorería para defenderse de la inflación.
Mayo sería un mes clave. No puede prescindir de los ingresos nacionales que son los principales recursos para funcionar, ya que los ingresos provinciales son siempre los mismos y se han estancado.
Algunas fuentes arriesgan que si “hoy se tendrían que pagar los aguinaldos habría problemas”.
El dinero público lo manejará Isaías Kremer, hoy Tesorero General de la provincia, que estará firmemente “sentado sobre la lata” y controlando el gasto público. Conservador, austero y siempre con el “no” como primera respuesta. Pasó la administración Palmieri que se va al parlamento con algún cuestionamiento político interno sobre sus espaldas.
El principal objetivo del gobierno es pagar los sueldos en tiempo y forma, porque lleva tranquilidad a miles de familias rionegrinas, pero hay que ordenar las cuentas. Pablo Verani, luego de la crisis de Horacio Massaccesi, logró que de cada 10 pesos que ingresaban al Estado, cuatro se destinaban a sueldos; Miguel Saiz llevó ese número a 5,50 de cada 10 pesos y hoy la administración Weretilneck eroga 7,2 pesos por cada diez que ingresan. Un camino peligroso.
El fuerte de este gobierno no pareciera ser la economía ni la eficiencia en la gestión, pero en el devenir político genera permanentemente hechos que marcan la agenda, toma la delantera, se para en el centro y protagoniza la política provincial.
Weretilneck prácticamente redujo al radicalismo a su mínima expresión y va camino a adormecer y neutralizar al justicialismo, que a su vez siente que comienza a surgir una brecha con el kirchnerismo. El pejotismo comienza a sentir su ropa vieja, el rostro ajado y sin respuestas.
En la intimidad el gobernador ve con buenos ojos que Martín Soria se convierta en su principal adversario, porque va a juntar a propios y extraños en contra del intendente de General Roca, que tiene mandato en el PJ hasta marzo del año próximo, cuando también se elijan los nuevos consejeros del partido.
Hoy Martín Soria y Horacio Massaccesi no conducen sus partidos. Hay rebeldías, autonomías y transgresiones en dirigentes, cuadros y militantes. En el gobierno se estima que pasarán años para que estos viejos partidos nacionales se rearmen en Río Negro.
El gobernador impartió la orden a los suyos para que voten a la fórmula Daniel Scioli-Carlos Zannini y espera que los porcentajes del domingo 25, a favor del gobernador bonaerense superen a los del 9 de agosto, en las PASO, e incluso sumar una mayor presencia de votantes y reducir los votos en blanco. Con estos números piensa viajar luego a entrevistarse con Scioli.
El radicalismo se entusiasma con el triunfo en Guardia Mitre, pero siente inseguridad de que el “Cholo” Zingoni imite la conducta de la mayoría de la decena de intendentes radicales que públicamente adhieren al gobernador Alberto Weretilneck, incluso hay dudas de algunos más que pueda sumar en las próximas elecciones, porque persiste y es mayoritaria la idea de la dirigencia radical de sumarse al proyecto oficialista, a la que ven cada vez más fuerte y con larga vida.
El justicialismo hace números para salir “con honra” en las próximas elecciones en los nueve municipios, pero también hay críticas a Soria -como presidente del PJ- por su actitud der ausencia frente a estos comicios. No estuvo en Bariloche y Luis Beltrán, tampoco visita las localidades donde se vota (dicen que cortó el teléfono con David Mendoza, intendente de Belisle), sólo se mostró en Fernández Oro y Río Colorado y no hizo campaña en el resto de las localidades donde se vota.
Los dirigentes justicialistas de cientos de batallas esperan con expectativas las elecciones nacionales porque descuentan el triunfo de Daniel Scioli y se esperanzan que el 25 de octubre sea la plataforma de lanzamiento futura.
Alberto Weretilneck mira a Neuquén como modelo a imitar desde la perspectiva de un partido provincial fuerte y sentado sobre los dividendos que dan el petróleo y el gas, pero desde lo político su esquema político es el de Gerardo Zamora en Santiago del Estero.
Zamora viene del radicalismo gobernó entre 2005-2013, acompañó a Néstor Kirchner, creó el Frente Cívico por Santiago, metió al radicalismo adentro y “chupó” al peronismo y cuando no pudo ejercer un nuevo mandato puso de candidata a su esposa Claudia Ledesma Abdala, quien ganó por el 64 por ciento de los votos.
¿Este será el destino de Río Negro?