La Patagonia define su futuro entre dos modelos opuestos
(*Por Herman Avoscan) Para quienes vivimos al sur del río Colorado, la Patagonia es nuestra casa. Es una región que nos identifica y es una identidad que nos llena de orgullo. No sé si habrá un “ser patagónico” pero cuando nos encontramos nos sentimos un poco más “compatriotas”.
Pero para los que viven al norte de esta barrera la Patagonia es casi una “tierra enigma”; y muchos no hacen ningún esfuerzo por entenderla. O entendernos. Y menos cuando se trata de desarrollar programas de gobierno. De integrarnos al resto de la Nación.
En estos últimos días se sucedieron tres hechos que demuestran a las claras hasta qué punto algunos entienden a la Patagonia.
El miércoles 4 sesionó la Cámara de Diputados de la Nación. En el orden del día se encontraba el proyecto de ley para eximir a la Patagonia del impuesto a las transferencias de combustibles. En buen castellano: la rebaja del 20 % promedio en naftas y gasoil. La oposición (fundamentalmente el PRO y la UCR, socios mayoritarios de Cambiemos), intentó boicotear la sesión. Siempre hay argumentos para defender una postura, pero lo cierto es que los diputados de Cambiemos se fueron de la sesión minutos antes de tratar ese proyecto, esencial para mejorar la competitividad y la calidad de vida de la Patagonia.
El jueves 4 estuvo por Bariloche el dirigente y funcionario del PRO Hernán Lombardi. Allí se largó a decir que toda la Patagonia puede vivir del turismo… y uno se pregunta: ¿qué conoce de la Patagonia Hernán Lombardi? ¿Sabe acaso que el modelo turismo-dependiente de una ciudad como Bariloche es insuficiente para su sustentabilidad? Habló de medidas como bajar el precio de los combustibles. ¿Se habrá enterado de que sus diputados se retiraron de la sesión para no votar esa ley? Una duda: ¿Lombardi conoce algo más delas ciudades patagónicas, o sólo conoce los aeropuertos?
También el jueves 4 se conocieron declaraciones del ex CEO de la filial argentina de Shell, Juan José Aranguren, en el sentido de repensar el futuro de YPF y su política de inversiones. En síntesis, dijo que si es más barato importar petróleo que producirlo deberíamos replantear la política energética nacional. Se trata del referente de Mauricio Macri para la política energética.
Primero deja entrever la posibilidad de volver a privatizar YPF; y después, de redireccionar el plan de inversiones. Lo que significa algo así como dejar de invertir. ¿Cuál será el área más afectada? La principal productora de hidrocarburos. Sí, la Patagonia. Paralizar inversiones significa en primer lugar despidos en la industria petrolera y de servicios. En regiones donde hay pocas alternativas laborales. Después viene la caída de la producción y la merma de las regalías que perciben las provincias. ¿Cómo van a cerrar las cuentas de las provincias productoras? Será un problema de ellas, parecen decirnos. Las consecuencias la van a sufrir los trabajadores petroleros, pero después venimos el resto: empleados públicos, comerciantes, profesionales. La cadena es larga.
Más allá de la cosmética del marketing y la publicidad, estos son los verdaderos mensajes que debemos interpretar. Intolerancia, desconocimiento, privatizaciones. Un simplismo avasallante, que borra cualquier posibilidad de análisis porque se piensa desde una lógica diferente. El cambio de Mauricio Macri es un viaje directo a los ’90, cuando de un plumazo la política energética dejó a 45.000 empleados en la calle y a provincias empobrecidas y endeudadas.
Nosotros queremos defender el desarrollo de la Patagonia; lo podremos hacer a partir de los recursos que tenemos. Queremos desarrollar nuevas alternativas productivas a partir de esa producción primaria. No será el mejor de los mundos, pero intentamos que la Patagonia sea una oportunidad para los que ya están y para los que quieren venir.
Todo eso es lo que nos vamos a estar jugando el 22 de noviembre y para los patagónicos el dilema es muy claro: si queremos una región conectada, integrada y con programas de inversión para crear empleo; o si queremos volver a los años de desesperanza, desempleo y miseria. No hay más opciones.
O es Daniel Scioli, con su modelo de federalismo; o es el país centralizado y portuario de Mauricio Macri.
*Diputado nacional por Río Negro