Los radicales que no quieren que les pinten de amarillo a la UCR
El intendente de Tandil, el histórico boina blanca Miguel Lunghi, ayer sostuvo que, a pesar de la alianza con el macrismo, él pretende una UCR “nacional y popular, no vecinalista”.
La relación entre el radicalismo y el PRO en la provincia de Buenos Aires vuelve a mostrar sus potenciales fisuras, luego de que bajara la espuma por el triunfo electoral del pasado 25 de octubre, que coronó a la macrista María Eugenia Vidal como la primera mujer en la gobernación del territorio bonaerense.
Las tensiones se producen esencialmente por los sectores radicales que no quieren “perder identidad” y que temen ser “cooptados” por el partido del jefe de Gobierno porteño.
Lunghi se opuso a la alianza con el macrismo en la disputa interna que culminó con la victoria de la posición del senador Ernesto Sanz, recordó su postura en aquellos debates. “Yo perdí, pero acepté la decisión de la mayoría y en la boleta estuvimos con Cambiemos. No soy un saltimbanqui. Quería ir solo con la lista tres”.
Con cierto dejo de nostalgia, el histórico intendente remarcó: “Nosotros en Tandil veníamos bien y ganando unas cuantas elecciones. Todo fortalece, pero podríamos haber ganado solos”.
El jefe comunal fue uno de los 38 intendentes radicales bonaerenses -sumando electos y los reelectos- que participaron de la reunión con Vidal que se celebró el lunes pasado en el Comité Nacional del partido centenario.
Uno de los impulsores del cónclave, que fue a puertas cerradas, habló con el periodista Demián Verduga, para Tiempo Argentino. Los boinas blancas del Comité provincial decidieron impulsar el encuentro porque se enteraron que el macrismo estaba armando reuniones de jefes comunales amarillos de la primera y la tercera sección, encabezados por Jorge Macri.
Esto encendió las alarmas de los radicales que decidieron armar la suya propia. En principio Vidal no estaba invitada. Pero Sanz, principal aliado de Mauricio Macri dentro del radicalismo, se enteró del encuentro por boca del vicegobernador electo, Daniel Salvador, y pidió que la cumbre se realice en el Comité Nacional. Luego, se encargó de invitar a la electa mandataria provincial para mostrar la “unidad” de Cambiemos, al menos hasta el balotaje. El encuentro, según uno de los participantes, duró menos de 15 minutos.
“No sé si le gustó demasiado al PRO la demostración de fuerza”, razonó. Vidal dio un discurso que no se corrió de la formalidad esperable y pidió “acompañamiento” para la campaña de Macri hacia la segunda vuelta. Remarcó, a tono con las tradicionales recomendaciones de Jaime Durán Barba, de no “contestarle” a la supuesta “campaña negativa” y prepararse para “fiscalizar” los votos el día del balotaje.
Al retirarse la gobernadora, acompañada por Sanz, los intendentes radicales tuvieron una reunión a solas en la que remarcaron la necesidad de “poner en valor al partido”.
Por último, la fuente que prefirió reservar su identidad, cercana a Ricardo Alfonsín, se refirió al primo de Mauricio, intendente reelecto de Vicente López. “Es el más político de todos ellos. Nos podemos entender bien con él, pero también es el que puede conducir el trabajo de cooptación de dirigentes uno por uno”, dijo.