Nueva planta depuradora de Bariloche: obra lenta, cara y con graves defectos técnicos
(Santiago Rey) El módulo construido por la Provincia lleva once meses de retraso y costó casi el doble de lo previsto. Durante la obra un informe técnico advirtió sobre problemas en un aspecto clave para evitar filtraciones y derrames. Pero no fue atendido. El sistema de saneamiento colapsado.
Las nuevas urbanizaciones del este de la ciudad, sumado al crecimiento demográfico constante en Bariloche, presionan sobre el colapsado sistema de saneamiento, que da muestras diarias de ineficiencia. La pretendida solución de construcción de un nuevo módulo lindero a la planta depuradora que administra la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB), ya fue superada por la realidad. Además, presenta problemas técnicos estructurales, está demorada su inauguración en más de once meses, y cuesta casi el doble de lo licitado.
Inflación y algo más
Ya desde el comienzo de la licitación, el proceso fue complejo: en julio de 2013 se presentó un sólo oferente, ya que las empresas rionegrinas habitualmente contratistas del Estado, boicotearon la convocatoria ante las complejidades técnicas que presentaba el pliego. Sólo la firma nacional Ecopreneur -con trabajos en la Provincia de Buenos Aires, con la empresa Sudamericana de Aguas, y contratista del Gobierno nacional-, ofertó para realizar la obra. El pliego de licitación era por 13 millones de pesos, y la firma presentó un presupuesto un 5 por ciento más caro.
Sin embargo, la obra -varias veces anunciada por el Gobernador Alberto Weretilneck como la solución al problema de saneamiento de la ciudad-, no se pondría en marcha hasta el 3 de mayo de 2014. Durante los 10 meses entre la licitación y la firma del inicio de obra, el pago del anticipo correspondiente -equivalente al 25 por ciento del monto de los trabajos- estuvo parado en Tesorería de la Provincia, “cajoneado” por el propio mandatario.
A principio de 2014 llegó la devaluación, y Weretilneck firmó el decreto de reajuste del precio de las obras públicas, que comenzó a calcularse de acuerdo a los índices elaborados por la Cámara de la Construcción. Es decir, que el valor de las obras pagadas por el Estado lo calculan los privados que intervienen en las licitaciones.
También en el medio de este proceso se produjo la salida del ministerio de Obras Públicas, Fernando Vaca Narvaja, y asumió el empresario de la construcción Julio Arrieta.
La obra del módulo de saneamiento costaba ya más de 19 millones de pesos, y entonces sí Weretilneck dio el visto bueno para su puesta en marcha.
La empresa Ecopreneur cobró el anticipo, pero no el certificado de adecuación del precio. Además, la Provincia aún le debe varios certificados -registros de avance de obra-. Fuentes del Gobierno rionegrino confiaron a este cronista que “hoy por hoy, no hay plata” para pagar esa deuda. Sin embargo, la empresa entregará la obra en pocos días y se irá de Río Negro.
Informe desoído
Los trabajos llevan ya una demora de once meses. Debían estar terminados en 270 días desde su inicio, en mayo de 2014. Las demoras en los pagos retrasaron los trabajos. Pero no fue el único motivo: informes técnicos dieron cuenta de graves problemas que demoraron la obra, pero no fueron salvados.
Las Actas de Inspección a las que accedió este cronista, dan cuenta de la demora, en relación a los plazos del pliego. De igual manera, transparentan dos graves inconvenientes: el hormigón utilizado -y comprado a una cantera local- dieron muy por debajo del límite mínimo requerido de resistencia y calidad. La prueba concretada sobre el hormigón debía cumplir con un piso de H21 -entre otros puntos, mide la cantidad de bolsas de cemento por metro cubico de hormigón-, y en cambio resultó de menos de H13. Se realizaron dos pruebas. Una en la sede de Vialidad Provincial, y la segunda en la ciudad de La Plata. Ambas fueron negativas.
El segundo punto cuestionado técnicamente en una inspección, está relacionado con los “anclajes”, es decir la calidad de la unión de los dos materiales principales utilizados: las chapas y el hormigón. Dichos anclajes deben soportar los esfuerzos mecánicos y garantizar la impermeabilización de la estructura, para evitar derrames, filtraciones o roturas del hormigón. Para ello se utiliza lo que técnicamente se denomina “junta hidroexpansiva”. Ese vital elemento no cumplió con las exigencias mínimas, y se diseñó una solución casera: más hormigón para cubrir la unión entre materiales. Dos técnicos consultados por este cronista coincidieron en que la alternativa no garantiza, en el futuro, evitar las filtraciones u otros problemas mayores.
Mientras la inspección y certificación de obras está a cargo de la Subsecretaría de Infraestructura del Ministerio de Obras Públicas, el propio ministro del área, Carlos Valeri, reconoció que hubo un problema en el “pegamento”. Durante los próximos días, Valeri y Weretilneck inaugurarán la postergada obra. Será ocasión para que den explicaciones.