Viejos problemas, nuevas relaciones. ADN
Comienza la cosecha frutícola y vuelven los viejos problemas. Los pequeños y medianos productores piden al gobierno precios básicos para vender la fruta y reclaman cinco pesos a la pera y la manzana y 2.50 el valor para el jugo.
Por supuesto que requieren de Weretilneck que interceda ante al presidente Mauricio Macri, con alguna esperanza. Lo cierto es que el gobierno nacional aún debe –como en otros casos- el plan que prometió en campaña electoral para proteger y beneficiar a las economías regionales.
Hoy el gobernador se encuentra frente a un viejo problema rionegrino, pero con nuevas relaciones con el gobierno central, donde en el diálogo falta la lógica del pensamiento político, que fue desplazado por los más crudos principios liberales, esto es todo lo hace el esfuerzo individual, rige la oferta y la demanda y el que ordena es el mercado y en el marco de una producción cada vez más concentrada.
Toda una experiencia comunicarse a través de una nueva forma de relación, sin cánones ni encuadramientos de estilo políticos y con desconocidos interlocutores.
La fruticultura tiene una realidad insoslayable, los empacadores concentran hoy el 60 por ciento de la fruta, y como dijo un productor «nosotros sólo tenemos el 40 por ciento y de mala calidad». En este contexto se hace difícil concertar un precio en una mesa de diálogo y ante esta perspectiva sólo queda que la administración Macri subsidie al chacarero, como lo acaba de anunciar para el sector lechero.
Qué puede ofrecer el gobierno nacional. Hasta el momento y por lo poco que se puede deducir, habría anuncios de créditos del Banco Nación, o sea endeudamiento de los pequeños y medianos productores que luego no pueden pagar sus deudas porque no tiene rentabilidad y el resultado es conocido: remate de las chacras.
El productor recibe hoy entre los 1,2 y 1,5 pesos por kilo de fruta, muy poco y lejos de lo que pretenden, pero la realidad indica que las ofertas internacionales son de un peso por kilo, que por supuesto no cubre el costo de producción.
Con esto va a tener que lidiar Alberto Weretilneck en los próximos días y esperar la propuesta del gobierno nacional, caso contrario tendrá que ponerse a la cabeza de los reclamos para no quedar atrapado en medio del conflicto. Una vez -y en situaciones similares- el gobernador Pablo Verani, conduciendo un tractor, encabezó la marcha de los productores en la ruta 22 frente a las políticas liberales del gobierno de Carlos Menem. ¿La historia se repite?
Macri habló de apoyo del Banco Nación, pérdida de capital y trabajo y de mercados internacionales y recomendó que acuerden entre las empresas, productores y trabajadores.
El gobierno nacional quitó retenciones, rompió el cepo al dólar, mientras que el gobierno anterior reimplantó los reembolsos por el puerto de SAE, pero no alcanza.
El gobierno rionegrino tiene un principio de solución y procurar la puesta en marcha de la Mesa de Contractualización Frutícola y fijar el precio de la pera y la manzana y los valores para la industria, en un marco donde será difícil la negociación con empresarios y empacadores, que estiman sacar provecho de una administración central afín a su ideología y a las reglas que impone el libre mercado. Hay un escenario desigual para los productores.
Hoy se necesitan más de 300 millones de pesos para hacer frente a la cosecha y las estimaciones de los productores es que se requieren por lo menos 1200 millones de pesos para ponerse en pie durante este año.
Un viejo problema con nuevas relaciones nacionales. La fruticultura está en problemas y desde hace mucho tiempo, muchas personas dependen del negocio frutícola, en las chacras, el empaque y la industria, la baja de las retenciones y la suba del dólar aliviaron solo en parte esta situación estructural.
El gobierno nacional, hasta el momento, sólo estaría pensando en un plan de créditos destinados a “los pequeños productores más eficientes”.