¿Hasta cuando PJ RN agotarás nuestra paciencia?
La cúpula dirigente del Partido Justicialista de Río Negro sigue cometiendo torpezas que no tienen sentido ni explicación, rayanas en lo patético.
En un acto de enorme arbitrariedad y a contrapelo de los apotegmas de la doctrina justicialista ha dispuesto de la suspensión de 40 afiliados (entre los cuales me encuentro) por haber formado parte de las listas de Juntos Somos Río Negro. En alguna medida integrar las mismas no deja de ser una honrosa distinción, porque es un proyecto virtuoso y diferente a toda la partidocracia provincial, exhausta de ideas. Por algo se suele decir que después de las crecientes a “un lado quedan los bagres y al otro las tarariras”.
Con la exclusión de compañeros que piensan en forma diferente se siguen perpetuando en el tiempo los errores históricos que desde el 83 a la fecha han vaciado de dirigentes al Movimiento. Decía Perón que “no somos sectarios ni excluyentes”. Ellos, está a la vista, piensan y obran de otra forma.
De las estructuras del Partido Justicialista el único que pareciera funcionar como una guillotina para cortar cabezas como en los días trágicos de Termidor es el Tribunal de Disciplina.
¿Quiénes son para juzgar a los demás? ¿Por qué no asumen que fueron sus propios errores los que condujeron al peronismo a la peor derrota de toda su historia? ¿Qué piensan hacer con los miles afiliados y simpatizantes que también votaron por el proyecto de Juntos? ¿Echarlos? ¿Seguir vaciando el partido de hombres valiosos que no se vieron contenidos en su estructura?
La sociedad dirigencial que se apoderó del PJ no se cansa de hablar de traiciones. ¿Quiénes son los traidores? ¿Acaso no son ellos mismos los que han traicionado la doctrina peronista, avalando en su momentos las políticas del menemismo con el desguace del Estado, la desnacionalización de la economía, la destrucción de los derechos sociales y de los trabajadores, que supo alumbrar el peronismo de Juan y de Eva Perón?
Ilustres dirigentes fueron expulsados por estos buenos señores amantes del poder y de su propio bienestar: por ejemplo Mario José Franco, Eduardo Rosso y tantos otros. Allá ellos.
Siempre para estos dirigentes el infierno son los otros. Ellos siempre se adecuan a las nuevas políticas no importando cuales sean. Son los de siempre que no tienen la grandeza de cerrar su ciclo, alentados por una comparsa que no se cansa de medrar en los cargos públicos a su sombra, puestos a dedo y sin que el pueblo pueda elegirlos en elecciones internas. Así también les fue perdiendo casi todos los municipios en las últimas elecciones. ¿Desde cuándo una camarilla de afuera toma la decisión de nominar a los candidatos locales a espaldas de los afiliados?
Traidor es aquel que reniega de sus convicciones, no el que elige una propuesta superadora en un ámbito nuevo y movimientista de neto corte federal.
Traidor es el que se solapa en los cargos partidarios para vender como un bien mostrenco una doctrina que fue libertaria y auténticamente nacional como el peronismo de Perón. ¿Se es más peronista por tener los pies en el plato? ¿Quién lo dice? ¿Fue menos peronista Mario Franco cuando fue expulsado del Partido? ¿Quién se hace cargo de esos errores? ¿Se puede arrancar con un papel una doctrina del corazón, el fervor de un idea? Peronista es el que obra en consecuencia con las veinte verdades y el cuerpo doctrinario del Justicialismo, esté el lugar que esté; los demás son catones de sus propios compañeros, que pasan por su momento de gloria y después como paja volada no son nada, como ha sucedido con muchos de estos seudo dirigentes del PJ vernáculo. Pasados los años ¿Dónde están esos legisladores, intendentes y funcionarios que ejercieron despóticamente su efímero poder en desmedro de los buenos compañeros que mucho supieron de poner el hombro en los tiempos difíciles? Hoy nadie los conoce y algunos son solo un mal recuerdo.
Un interrogante sobrevuela este texto: ¿Qué harán con los miles de peronistas que votaron a la fórmula Weretilneck-Pesatti, que son muchos más que cuarenta?
Otrosí: ¿No fueron ellos mismos los que impusieron la formula Soria- Weretilneck y después se pusieron en contra de la misma?
En síntesis, sería importante que los órganos partidarios se reúnan para realizar una autocrítica serena de lo que ha pasado en las últimas elecciones, para algunos de ellos dar un paso al costado, para movilizar las unidades básicas, para elegir nuevas autoridades, para recuperar al electorado con propuestas superadoras y en especial para dejar de hablar mal y denigrar a todos los compañeros que quedaron en el camino a lo largo de tantos años de desatinos, convocándolos sin exclusiones. Ni más ni menos.