El justicialismo en soledad. ADN
“Martín volvió de Europa más calmado” comentó un peronista conocedor de las cuitas internas en el justicialismo. Quería decir que distendió su discurso de fuertes adjetivos calificativos y amenazas de “expulsiones a los traidores”. Hasta ahora todo quedó en la suspensión de afiliaciones, salvo que algún arrebato diga lo contrario.
En este contexto no pocos aseguran que las sanciones de nada valen e incluso en la Justicia Electoral Federal se conocieron, en febrero, renuncias de afiliaciones al PJ, por ejemplo, de Arabela Carreras, Norma Coronel, Alejandro Palmieri, Tania Lastra y Félix San Martín, quienes con seguridad firmarán ahora su ficha para Juntos Somos Río Negro.
El conjunto peronista mira al futuro con la idea de no sacar los pies del plato y evitar lesionar al partido con actitudes separatistas, pero con una mirada de cautela sobre la conducción de Martín Soria. También siente soledad, la falta del faro, una brújula que marque el rumbo.
Hay cierta preocupación entre algunos dirigentes, legisladores, intendentes y concejales, que el estilo de “enfant terrible” del presidente del PJ termine perjudicando al conjunto y lesione los espacios institucionales conducidos por el justicialismo o el FpV. No todos acuerdan con el enfrentamiento permanente y la denuncia con saldos mediáticos, tarea que se le adjudica en el este período legislativo a Nicolás Rochás, quien en connivencia con algunos estamentos de la Justicia, retome el viejo camino sorista del tándem denunciador.
“No puede imitar en todo el Gringo, porque la campaña del 2011 tenía otro contexto…la gente estaba cansada de Saiz y de la corrupción radical”, afirmaba una fuente.
Si se tienen en cuenta algunos testimonios recogidos en el justicialismo podría afirmarse que nadie quiere exacerbar el internismo, pero tampoco hay una férrea lealtad al presidente del partido, con buena vinculación con el ministro Rodolfo Frigerio.
Cabe recordar que cuando Martín Soria armó la lista para la nueva conducción partidaria buscó como aliado al pichetismo que finalmente no propuso representantes. Fue Javier Iud el enlace para que Juan Manuel Pichetto integrara el Consejo Partidario y fracasó en la gestión.
Una de las críticas escuchadas sobre el intendente valletano es que Soria es Roca + Roca, no hay acuerdos de consensos regionales. Un ejemplo mencionado fue la postulación de Nicolás Rochás en la lista sábana de legisladores, “no tiene votos ni reconocimiento territorial, pero fue puesto para irritar al peronismo de Viedma” y además se recordó que previo a las elecciones “Martín sólo tuvo el apoyo de los intendentes de Jacobacci y Bariloche y los dos perdieron y ahora no tiene ascendencia sobre ningún u otro intendente”.
Hay sensación de orfandad en el peronismo rionegrino. Murió Soria y Pichetto se recluyó en el Senado de la Nación.
De estos dos sectores el sorismo quedó más desprotegido. Desplazado del gobierno por Alberto Weretilneck, quedó cuestionado y la mayoría de los ex funcionarios terminaron en el municipio.
El justicialismo roquense también sufrió la pérdida del vicegobernador Carlos Peralta, que podría haber gravitado en la política local y provincial.
El pichetismo también siente la soledad por ausencia del conductor, pero lo tiene. Lejos y ausente, pero está.
Este pichetismo en soledad, se está rearmando y trabaja para ampliar su base de sustentación, por ahora sin nombre propio, tratando que el sector siga gravitando en la vida política rionegrina. Cuentan adhesiones en la legislatura, intendentes y concejales.
Consultados algunos referentes, se muestran cautelosos. Reconocen que hay que ayudar a los intendentes en sus gestiones, que el peronismo quedó muy debilitado luego de las elecciones, que hay ciudades mejores que otra, que como el caso de Bariloche hay mucho fraccionamiento, pero todo lo que se pudo escuchar siempre tiene como marco el PJ, sin sacar los pies del plato y lejos de conductas díscolas.
Hay una lectura diferente sobre el rol de Miguel Pichetto en el Senado, muy criticado y vapuleado por sus acuerdos con el macrismo. Desde el sector se defiende al senador porque se entiende que ese el rol que le corresponde en estos momentos.
Se argumenta que “hay que proteger a los gobernadores y a los intendentes, porque las provincias tienen serios problemas económicos, necesitan tomar créditos y a un referente que facilite el diálogo con el gobierno nacional” y así justifican a Pichetto.
Desde esta posición se realiza un paralelismo con Río Negro, por cuanto entienden que los intendentes necesitan de Weretilneck, que “no pueden pelearse como pretende Soria”.
El otro sector interno del peronismo identificado con el kirchnerismo, también está huérfano de conducción nacional, por más que la referencia sea Cristina Fernández, que recluida en Santa Cruz deja a libre interpretación el futuro del sector.
Martín Doñate es el máximo referente de La Cámpora y cuenta con aliados internos, como el Movimiento Evita y su par en el Congreso nacional, Silvia Horne, pero tampoco los dos nucleamientos piensan igual, salvo en la necesidad de poner límite desde los legisladores rionegrinos a la manera en que Pichetto conduce el bloque de senadores.
Tanto la Cámpora como el Movimiento Evita se encuentran más cercanos a Martín Soria, a pesar de las múltiples interpretaciones políticos e ideológicas que los separan, pero también hay mucho de soledad en ambos.
“Luego de la derrota, el PJ vuelve a la horizontalidad hasta que aclare”, ésta frase se la adjudican en el peronismo a la ex presidenta, una manera de habilitar conductas y procedimientos de cada sector y sus dirigentes.
El peronismo es la principal fuerza de oposición en la provincia, pero no ofrece un proyecto de poder real y en su interior se fue diluyendo la vocación de conducir el Estado, más allá de las buenas intenciones que muestren algunos dirigentes.