«Las redes sociales han sido un enorme aliado para las mujeres en situación de violencia»
(Por Boris Katunaric-Agencia Paco Urondo) Entrevista a Liliana Hendel, psicóloga y una de las coordinadoras de la «Red de Periodistas con perspectiva de Género».
APU: ¿En qué consiste la experiencia de la Red de Periodistas con Perspectivas de género?
Liliana Hendel: En el mundo ya existen varias experiencias, por eso trabajamos mano a mano con la Red Internacional de Periodistas. Esa red pone el foco en una situación invisibilizada a lo largo y ancho del planeta que son las diferentes violencias machistas, por las cuales las mujeres quedan sometidas, o bien físicamente, o a otras formas discriminatorias como la brecha salarial que hace que una mujer cobre por el mismo trabajo mucho menos dinero. Además de que se ha demostrado que somos quienes todavía nos hacemos cargo de lo que se denomina como cuidados y atención emocional.
APU: Esto lleva a pensar, en el caso del periodismo, a cómo se deben tratar los casos de violencia o discriminación, cómo deben hacerse las coberturas, el lenguaje, etc…
LH: La idea es que somos periodistas, varones y mujeres, con diferentes inclusiones laborales. Muchos de nosotros trabajamos en grandes medios, otros en los llamados medios alternativos. Esa diferencia hoy se borronea un poco porque ya no existe lo alternativo como se lo pensaba antes; la idea es poner en práctica una agenda que, en general, los grandes medios no toman en consideración porque, históricamente, se ha considerado que estos son temas menores, que no son temas noticiables y, sobre todo, que no son temas de interés general, que son cuestiones privadas, que le importan sólo a las mujeres que están siendo protagonistas y que esto depende de la relación personal que una mujer establece con un varón (en el caso de ser una mujer heterosexual) y que entonces esto podría no ser una cuestión importante.
Por lo tanto ha sido un duro trabajo para el periodismo con visión de género instalar estos temas en agenda, que a los femicidios no se les llame crimen pasional. Aun así falta mucho en el tratamiento periodístico de estos temas porque siguen siendo deleznables.
APU: Hace poco surgió, por medio de redes sociales, una denuncia que tomó algún grado de discusión pública. Puntualmente fue el caso de una ex novia del periodista Dante Palma donde hablaba de algún tipo de abuso o maltrato. Pensando en este ejemplo pero a nivel macro: ¿sirve denunciar mediante las redes sociales este tipo de prácticas?
LH: Las redes sociales han sido un enorme aliado para las mujeres en situación de violencia. Fijate que el 3 de junio de 2015 hubo una convocatoria extraordinaria, no sólo en la Argentina sino en países limítrofes bajo la consigna de «Ni Una Menos». Esa convocatoria, más allá de que el terreno estaba preparado por muchos años y por un feminismo muy activo y fuerte en la militancia argentina; la frutilla de la torta fue un grupo de personas, de mujeres que, a través de las redes, convocan diciéndose, primero a sí mismas y luego a todos los demás, no puede ser que no hagamos nada frente a esto.
Esto circuló en las redes y terminó produciendo un efecto tan multiplicador que las calles de Argentina se llenaron de personas, no sólo mujeres que pelean por sus derechos sino de varones que pelean por los derechos de las mujeres y disidentes sexuales que pelean por los derechos de las mujeres. En ese sentido marca la importancia de las redes.
APU: Entonces, diría que sí sirven esas denuncias públicas.
LH: Sí, sirve ¿por qué? Porque la justicia no le da bola, porque en las comisarías no las atienden bien, porque para llegar a la instancias judiciales muchas veces hay que meterse en laberintos en los que las mujeres en situación de violencia no pueden hacer.
Ha sucedido en más de una oportunidad que el periodismo con visión de género le de visibilidad a una historia particular como la de Andrea Vázquez, a quien le han arrebatado a sus tres hijos o el caso de Rosana Galeano, cuyos hijos huérfanos asesinada por Arce están siendo criados por el asesino, lo cual es un desproposito. Si esto no existiera en las redes, si cada tanto no volviéramos a tener vivas estas historias, si fuera por la justicia patriarcal y corrupta, estas historias hubieran desaparecido, porque envuelven en un manto de silencio a jueces y juezas que, no sólo cometen mala práxis, sino que además son corruptos.
En el caso de Dante Palma en particular, al igual que José Ottavis, le da más trascendencia a los dichos de sus ex parejas, ¿esto sirve? No sé si a la ex novia le sirve pero le sirve a muchas mujeres que a lo mejor están pasando por algo parecido que lo cuentan; escenas de celos, de control, de dominio.
APU: ¿Eso es violencia simbólica?
LH: Si me controlás el celular eso no es simbólico, eso es un hecho constante, concreto y sonante. Si me cerrás la puerta y me obligás a quedarme, si no me dejás hablar por teléfono si no es conmigo, si me obligás a que te rinda cuentas de lo que estoy haciendo invalidando mi autonomía y mi libertad, eso no es simbólico.
APU: Es violencia…
LH: Por ahí hay zonas en donde la violencia simbólica se ejerce sobre los medios, algunas publicidades.
APU: Hay un caso reciente de violencia simbólica que tiene que ver con el tratamiento de las mujeres asesinadas en Ecuador. ¿Qué hay que hacer para prevenir esos discursos?
LH: Creo que los y las periodistas requerimos una permanente capacitación. En primer lugar en el tipo de lenguaje que utilizamos, en la revisión de los estereotipos con los que los periodistas transmiten las noticias.
Marta Dillon escribió algo acerca de ese estar solo, que si alguna de las dos chicas hubiera estado con un varón eran la misma cantidad de personas, eran dos y nadie hubier dicho que estaba sola, estaba con un varón. Ahora, si dos chicas se van solas, están solas. Fijate hasta qué punto es un despropósito, si una mujer no se casa está sola, puede tener amigas, amantes, puede tener familia; padres, hijos, nietos, pero está sola porque no tiene un varón al lado.
APU: En el caso de las dos chicas asesinadas en Ecuador no estaban «solas», estaban juntas.
HL: Sí, porque el concepto cultural es que están solas en relación a un varón.