Cimbronazo en los cimientos del relato PRO
(Carlos Marino) Los Panamá Papers amenazan con neutralizar el discurso anti corrupción con el que Macri se presenta como la contracara del kirchnerismo y licua el efecto de los tarifazos y los despidos.
Mauricio Macri ganó las elecciones y se convirtió en presidente porque logró convencer al 51% del electorado de dos cosas: el gobierno de los Kirchner había sido el más corrupto de la historia y él venía a instalar la transparencia como valor rector de la administración de la cosa pública. Por eso, el escándalo de los Panamá Papers es, para la Casa Rosada, un inmenso problema que sacude los cimientos del relato PRO.
Si la participación en una sociedad offshore revelada por la investigación internacional sobre los paraísos fiscales tuviera la fuerza suficiente como para neutralizar el discurso anti corrupción sobre el que el PRO se paró –y se sostiene- para mostrarse como la contracara del kirchnerismo, se derrumbaría una estrategia que ya, incluso antes de este cimbronazo, había empezado a tambalear: machacar -a través de los medios aliados- con los escándalos que salpican al kirchnerismo (la Rosadita, los Báez, Jaime) para mantener a la sombra la secuencia de medidas económicas que golpean el bolsillo de los sectores bajos y medios. Más aun: para preservar, en el núcleo más volátil de adherentes del macrismo, la creencia de que es más tolerable la ráfaga de tarifazos que la corrupción K.
Por eso la Casa Rosada reaccionó rápido, este domingo, ante la difusión de los MacriLeaks. Y operó fuerte en esos mismos medios amigos –La Nación, por ejemplo, acaso recordándoles a sus directivos el decreto de canje de deuda por publicidad que le permitirá licuar compromisos con el fisco por 400 millones de pesos- para esconder al Presidente detrás de la figura rutilante de Lionel Messi y para poner al jefe de Estado a la misma altura –en términos de relevancia periodística y política- que un ex secretario de un ex presidente muerto.
En definitiva: si, por obra y gracia de los Panamá Papers, Macri dejara de ser –a los ojos de la opinión pública- mejor que los Kirchner en el resbaloso fango de la corrupción, el Gobierno enfrentaría el riesgo de que las comparaciones se mudaran al terreno de la economía. Y, en ese ámbito, en este momento, las comparaciones son odiosas.(LetraP)