Paja, barro y un poco de bosta. ADN
Juan Domingo Perón solía decir que los ranchos se construyen con paja, barro y un poco de bosta. Así justificaba la integración heterogénea del amplio y pendular movimiento que había creado. «Si quiero llevar sólo a los buenos me voy a quedar con muy poquitos», sinceraba ante el reclamo de los diversos sectores cuando llegaban con quejas de otros compañeros. Ambas frases se inmortalizaron y sirvieron tanto para justificar actores políticamente incorrectos como para renovar espacios y no volver a cometer viejos errores.
El oficialismo rionegrino acaba de dar el primer paso hacia la constitución de un movimiento provincial alejado de las viejas estructuras políticas, proponiendo un espacio superador y persistente en el tiempo. Esa construcción puede ser un moderno edificio, o un rancho.
Esta semana se conoció la denuncia penal que hizo la PROCELAC contra el dirigente del sindicato de la fruta y legislador Rubén López, un hombre cuestionado por sus conductas privadas y públicas. Hubieron allanamientos de la Justicia vinculados a varios robos en el Alto Valle y no quedó claro su rol: ¿víctima o victimario?. El caso de López es el símbolo de un sindicalismo vinculado a prácticas repudiables. Las elecciones en su gremio fueron judicializadas por denuncia de fraude, acarreo, compra de voluntades y aprietes.
Al presentar el espacio, Alberto Weretilneck aseguró que el movimiento se fundamenta en la integración provincial; la autocrítica, tolerancia y respeto; la lucha contra la corrupción y la ausencia total de agravios y faltas de respeto.
Hace algunas semanas el Gobierno afronta una situación incómoda. Dos de sus Ministros están siendo fuertemente cuestionados. La ministra de Turismo por el «fraude» a una señora de 95 años con unas tierras en Bariloche, lo que le ocasionó un fuerte repudio en aquella ciudad; y el titular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Marcelo Martín, por ser el dueño de un feedlot (emprendimiento vacuno) y la oposición supone que otros negocios personales, incompatibles con su función. En castellano, el Ministro define la política pública sobre un sector económico del que es parte.
En la órbita nacional, varios integrantes del gabinete del presidente Mauricio Macri están cuestionados por similares comportamientos. Mario Quintana era CEO de Farmacity cuando compró 11 millones de dólares que el Banco Central sacó a la venta en 2015 a futuro. El hoy vicejefe de Gabinete fue uno de los que decidió -ya en ejercicio de funciones públicas- que ese dólar se pagara a 15 pesos, habiéndolo adquirido a 9. Juan José Aranguren, ministro de Energía, fue denunciado penalmente por el diputado nacional kirchnerista Martín Doñate, por beneficiar a la empresa petrolera Shell (de la que sigue siendo accionista) con el aumento de la tarifa del gas.
Existen otros ejemplos. Hay empresarios endémicos en Río Negro. Muchos con serios incumplimientos en las licitaciones de la obra pública, una «caja» de la política. Argentina sigue el caso Lázaro Baez como la novela de la tarde, un ejemplo de uno de los tantos mecanismos de «financiamiento» de la política.
El oficialismo protegió cuatro años al médico-legislador Luis Bartorelli quien, mientras cumplía su mandato en el Parlamento, atendía en su consultorio y hasta fue denunciado por el cobro de plus a sus pacientes de IPROSS, la obra social rionegrina.
Hay una creciente tendencia al abuso policial. Son cada vez más las denuncias en ese sentido. Y son muchas las acciones de violencia institucional que sin publicidad ni registro (por miedo o inconducencia) pasan en la provincia.
La característica principal de lo nuevo es que genera esperanza. La mayor parte de la dirigencia de Juntos Somos Río Negro es joven y abona la teoría de instalar un nuevo paradigma de gestión. Incluso los que se fueron de los partidos tradicionales ven el espacio la posibilidad de redefinir el concepto de políticas públicas. Ello, sumado a la idea de construir un proyecto de provincia para los próximos 50 años, abre un camino generacional que confluirá (al menos es el objetivo) en un esquema político cuyo desafío excluyente es desarrollar Río Negro.
“Debemos tomar conciencia que hoy estamos fundando algo que le va a servir a los rionegrinos por el resto de su historia. No es un partido político para ganar las próximas elecciones o las que vienen, sino que es algo distinto de lo que se ha visto hasta ahora, siendo la herramienta que a través de los consensos logrará que Río Negro sea cada vez mejor. Estamos fundando algo que persistirá en el tiempo y dentro de 50 o 60 años seguirá transformando a nuestra provincia”, expresó Weretilneck.
Sus palabras abren un gran interrogante: ¿cómo y con quién será la continuidad?. El gobernador volvió a plantear que la posibilidad de una re-relección es una cuestión de interpretación jurídica. Esta agencia adelantó hace meses que el gobierno no buscará una reforma constitucional para avalar un nuevo mandato del gobernador, pero podrá pedirle al Superior Tribunal de Justicia que se expida.
De acuerdo a las últimas mediciones, Weretilneck mantiene una muy buena imagen y aceptación en los rionegrinos. El único que asoma en Juntos Somos Río Negro es Pedro Pesatti. Los demás dirigentes no miden. Restan cuatro años para 2019 y es un tiempo en el que se pueden construir candidaturas, pero muy difícilmente liderazgos.
El resto de la responsabilidad corresponde a la oposición. Está en el Frente para la Victoria y Cambiemos la habilidad política de frenar en las urnas el proyecto que hoy se puso en marcha.
Martín Soria está demostrando voluntad política. Su desafío es aunar al PJ y sumar otras sectores afines. Surgió un actor que espera contener todo aquello que el intendente de Roca expulsa: el Frente Renovador. Sus dirigentes en Río Negro entienden que habrá unidad entre Sergio Massa y el Justicialismo en todo el país. Esperan esa posibilidad y dar un debate amplio y profundo, pero siempre aliado al peronismo.
Soria intenta crecer desde la crítica al gobierno y generando malestar entre Provincia y Nación. Esta semana logró un contacto propio, genuino, y reactivó la construcción de viviendas en Roca. Eso generó malestar en varios intendentes que respetando la institucionalidad van de la mano del gobierno rionegrino a gestionar a Buenos Aires. Incluso algunos, cedieron sus planes habitacionales al IPPV. Ahora el organismo rionegrino será el encargado de gestionar su finalización, pero también su recupero y el rédito político.
La foto del presidente del PJ en el Ministerio del Interior no gustó en Laprida y Belgrano, pero es uno de los costos que asume el gobierno en la relación pendular con la Casa Rosada. Weretilneck acompañó el acuerdo con los Fondos Buitre pero no asume los costos de la inflación, los tarifazos y los despidos. ¿Podrá esa relación llegar a buen puerto?. Algunos dirigentes asumen que en un año económicamente acuciante Río Negro dependerá de la voluntad de Nación para afrontar algunos gastos. ¿El vuelto será la candidatura de 2017?. Falta mucho.