Recesión, inflación y pobre recaudación, argumentos del endeudamiento
(ADN).- Alberto Weretilneck no pudo escapar a la lógica macrista. El gobierno volvió al mercado de capitales –cerrado el acuerdo con los holdouts- e instó a las provincias a tomar créditos. Una directriz que marca la lógica económica nacional.
La combinación de recesión e inflación es un cóctel peligroso. Las provincias tienen dificultades –todas sin excepción- porque los ingresos se redujeron y se elevaron las erogaciones, hay que atender a los reclamos salariales, reclamo de proveedores e incluso afrontar los aumentos de los servicios básicos como luz y gas en escuelas, hospitales, comisarías y el resto de los edificios públicos.
El diagnóstico no admite dudas. Cayó el consumo hay reclamos en los sectores económicos provinciales y el gobierno nacional tomó un conjunto de medidas que afectan a la coparticipación.
Se achicó la torta. Impactó la baja de retenciones a los granos, como el fondo sojero, y repercute la caída del consumo en la recaudación del IVA y otros impuestos.
Se achicó el margen de maniobra para la administración de Weretilneck e incluso espera que Nación le traslade fondos para obras que dejará el gobierno central, que al menos le permite negociar con las constructoras, para aplacar reclamos y mantener la mano de obra en la construcción.
Río Negro emite letras, aumenta el monto para librar pagos en cheques diferidos y se endeuda con el Banco Patagonia, que le atiende los descubiertos. Una manera de funcionar y pagar los sueldos.
Otras provincias, al menos 11, tomaron o intenten tomar créditos en el exterior que podría alcanzar la suma 4500 millones de dólares.
Aún queda que se resuelva el pago de la devolución del 15% de fondos coparticipables, que durante más de dos décadas se descontaron para financiar la seguridad social., de manera que al menos habrá un dinero que permite, en algo, contrarrestar lo que se quitó por otro lado.
Hoy Weretilneck trata de superar el dilema de la sábana corta. Se decidió transitar el camino del endeudamiento, el único posible frente a un país que entró en recesión.
Quiere mantener la política por sobre la economía. Patear la crisis para adelante, se vienen tiempos electorales y hay que preservar el poder. Para esto no hay que hablar de ajuste, reducción de sueldos o achique en el Estado.
Esta política obliga a mantener aceitado el funcionamiento del parlamento ya que la toma de deuda, externa o interna, requiere de la aprobación de la Legislatura.
El gobierno tiene en Juntos Somos Río Negro 26 diputados y podría contar, eventualmente, con un voto de la UCR y dos del Frente Progresista.