De manual: Macri sale a “conquistar” caciques del PJ
(Por Pablo Ibáñez*).- Los guiños de unidad en el panperonismo son, en parte, consecuencia de la avanzada del PRO para sumar peronistas.
Mauricio Macri reclama una foto o varias. Con un gobernador peronista o varios. O con un intendente «pesado» del PJ. Pero quiere que sea pronto y que sea un shock: un mensaje para el sistema político de que el PRO vende futuro. Más fino: de que ofrece a los caciques peronistas más futuro que el propio peronismo. «Mauricio quiere ya mismo que traigamos un gobernador que se pase al PRO», dicen en Gobierno. La operación tiene varios gestores: Rogelio Frigerio, ministro del Interior, y su vice Sebastián García de Luca se mueven en tándem con Emilio Monzó.
En paralelo, en provincia de Buenos Aires, coto mayor para la caza de alcaldes del PJ, María Eugenia Vidal delega la tarea en su ministro de Gobierno, Federico Salvai. Así y todo, la conquista más taquillera, la incorporación de Joaquín de la Torre, el ex massista que gobierna San Miguel, fue una costura personalísima de Vidal que ya en 2015 tentó al alcalde para ser su candidato a vice.
En el peronismo, tanto entre los post-K como en el massismo, hacen un diagnóstico. Aseguran que en las últimas semanas se volvió más intensa -algunos usan el término «agresiva»- la embestida del macrismo para que gobernadores e intendentes despeguen del PJ e inicien un tránsito hacia el PRO. El viejo truco de la «pata peronista» que, en teoría, De la Torre debería ayudar a construir.
«Están ofreciendo de todo. De todo», le pone una dosis de fingido escándalo, un dirigente que circula entre los jerarcas del PJ de las provincias. Como una primera etapa, a los gobernadores nuevos los inducen a romper con sus antecesores, el caso de Gustavo Bordet con Sergio Urribarri en Entre Ríos o el de Sergio Uñac y José Luis Gioja en San Juan. El caso riojano es un tema aparte: la ferocidad de la interna en el PJ entre Sergio Casas, su vice Nestor Bosetti, el exgobernador Luis Beder Herrera y el intendente de la Capital, Alberto Paredes Urquiza. En Casa Rosada hay un alerta: la tensión interperonista riojana es seguida como la más caliente y que puede generar un temblor político de gravedad.
Casas es uno de los gobernadores que aparece en el radar del PRO lo mismo que Roxana Latorre, la gobernadora de Tierra del Fuego, que está atravesada por una feroz crisis política y económica. Frigerio, De Luca y Monzó operan, como pinzas, para seducir a los gobernadores y transitan, además, por las principales ciudades a la pesca de intendentes.
Salvai, operador de Vidal, se mueve con el mismo objetivo: anoche cenó con alcaldes del PJ mientras otros intendentes estaban en Merlo en un fútbol con asado con Sergio Massa. Con otro perfil, el presidente del BAPRO, Juan Curuchet, aceleró una línea de crédito para municipios: firmó un acuerdo con Mariano Cascallares, el peronista de Brown como antes hizo con Gabriel Katopodis de San Martín. Desde 2012, el BAPRO no daba créditos para infraestructura y equipamiento porque el BCRA, por indicación política, no autorizaba los préstamos. Curuchet administrará en el Banco un disponible de $1.400 milllones para créditos específicos a municipios calificados.
La avanzada del PRO para cumplir con el pedido de Macri y de Vidal explica en gran medida el fenómeno de realineamiento que se registra en el PJ y que esta semana aportó tres fotos potentes: todas las tribus post-K se juntaron en Ituzaingó el lunes, alcaldes y legisladores del PJ y el FR presentaron un proyecto conjunto por la Policía el miércoles y ayer, Massa recibió a Miguel Angel Pichetto, Juan Manuel Abal Medina, María Laura Leguizamón y Oscar Romero (SMATA). «Si el peronismo no ofrece una alternativa, Macri se va a llevar a muchos» lanza el alerta un peronista. Hay un pliego más sutil: el PJ ex FpV debe reconfigurarse o, en el tránsito hacia 2017, será inevitable la migración hacia el PRO o hacia Massa.
*Ambito Financiero