Monumento histórico: El puente «en medio de la nada”
Legisladores rionegrinos promovieron un proyecto para declarar monumento histórico, en los términos de la Ley Provincial F Nº 3656 de protección y conservación del patrimonio cultural de la provincia de Río Negro, al viejo puente Gobernador Molina, ubicado en el paraje rural El Paso, a pocos kilómetros de la ciudad de Viedma.
“El puente está desde hace mucho tiempo en desuso y presenta un avanzado estado de destrucción, pero hace 90 años significó para los viedmenses un avance de comunicación muy importante, porque rompía el aislamiento de la capital del territorio hacia el Sur y el Sudoeste. Hoy no lleva hacia ninguna parte, pero el primero de enero de 1924 le puso punto final a más de dos décadas de reclamos populares y periodísticos, trámites y recomendaciones administrativas”, fundamentaron los legisladores Jorge Ocampos, Daniela Agostino, Mario Sabbatella y Facundo López.
El puente, realizado íntegramente en madera, tiene 76 metros de largo, se apoya sobre 46 pilares clavados a 5,8 metros de profundidad y fue inaugurado el 1 de enero de 1924, durante la gestión de Víctor Molina al frente de la Gobernación del Territorio de Río Negro. Por eso fue bautizado “Puente Gobernador Molina”.
“Quien hoy se acerque para contemplarlo no puede entender para qué fue construido. Para qué semejante estructura si por debajo no pasa agua?. Se puede preguntar un incrédulo visitante. Quizás, alguna vez si se realizara una intervención de rescate y preservación del emblemático puente (tal vez por cuenta de la laboriosa gente de Vial Rionegrina Sociedad del Estado), poduiese mejorarse un poco el camino de acceso y, también colocarse cartelería de referencia histórica”.
¿Por qué un puente en medio de la nada? Para comprender la importancia que tuvo el puente hay que ubicarse en el contexto geográfico de la ciudad de Viedma hasta los años cuarenta del siglo pasado. Hay que recordar que la antigua capital del Territorio del Río Negro estaba rodeada por todo su flanco Sudoeste por la gran Laguna El Juncal, una inmensa extensión de 15 mil hectáreas, de forma alargada, entre los campos donde actualmente está ubicado el corazón del proyecto Idevi y las cercanías de la barranca donde se encuentra el faro sobre la costa del mar, con 60 kilómetros de largo y un ancho que variaba de entre dos mil y cuatro mil metros y una profundidad media de dos metros”.
Este mar mediterráneo de agua dulce se formaba con varias entradas naturales del río, desde la altura de las localidades de Zanjón de Oyuela y San Javier, aumentando en la época de las crecientes estacionales y cuando llovía en abundancia.
En las grandes inundaciones de 1829 y 1899 (en esta última, en pleno invierno en que Viedma quedó casi totalmente destruida) la laguna El Juncal se salió de madre y avanzó desde las espaldas de la población hasta mezclarse con el río mismo.