Una pinturita
Los muchachos están en estado de alerta y pincel permanente. No es una nueva modalidad de protesta de un sector de los trabajadores estatales, es el eslogan de mantenimiento. Miran el cronograma de protestas y evalúan cuántas de ellas terminan en la Casa de Gobierno. La orden es: «ni bien se vayan», salimos a pintar.
Y es que todas las protestas terminan con grifitis en Laprida y Belgrano. Pero instantáneamente brotan ejércitos de trabajadores que rasquetean las paredes y vuelen a dejar un pinturita la Casa de Gobierno.
Todavía no hubo una explicación oficial del por qué ahora es amarilla. Incluso un tono que debe lograrse a partir de alguna mezcla. Esta columna averiguó en las pinturerías locales y ya existe el color «Casa Amarilla». Los comerciantes también miran el cronograma de protesta porque «son unos cuantos mangos» volverla a dejar pipí-cucú.
Dicen en un bloque opositor, que se viene un pedido de informes sobre la contratación de la obra y el gasto.