Dudosa ayuda del Senado de EE.UU.
«Sin duda toda ayuda es buena, especialmente cuando se trata de tender un puente sobre las deterioradas relaciones entre la República Argentina y la nueva administración de los EE.UU. Claro que existe la posibilidad de que las ayudas terminen siendo un salvavidas de plomo», señala una nota de Dionisio Bosch, publicada hoy en Ambito.com, referida a una declaración del senado estadounidense donde pide al presidente Trump que refuerce las relaciones con Argentina y que hasta el momento no fue fue tratada en el Congreso de ese país y sólo presentada a título personal por cuatro senadores.
En la publicación se explica: El lunes, en paralelo con la intempestiva decisión del stay al vía libre a la importación de limones argentinos, los senadores Chris Coons (Demócrata, Delawere), Marco Rubio (Republicano, Florida), Tim Kaine (D., Virginia) y James Lankford (R. Oklahoma) presentaron a título personal un pedido al Comité de Relaciones Exteriores del Senado para que: 1) se reafirmara la asociación Argentino-Norteamericana y al país como un importante aliado extra NATO de los EE.UU. 2) se alentara al Departamento de Estado a coordinar la cooperación en áreas de interés bilateral, regional y global, 3) se elogiara al presidente Macri y su administración por las amplias reformas económicas que beneficiarán al pueblo de la Argentina, estimularán el crecimiento económico e integrarán el país a la economía mundial, 4) se elogie al Gobierno Argentino por su acuerdo con los acreedores internacionales, 5) se aliente al Gobierno a continuar investigando y persiguiendo a los responsables del atentado a la AMIA y la muerte del fiscal Nisman, 6) se exprese el deseo de una asociación creciente entre ambos países que resulte en mayor cooperación en las instituciones multilaterales como la ONU.
Más allá de los buenos deseos y lo justo o injusto de las propuestas -como dijimos presentadas al Comité de Relaciones Exteriores del Senado, no al Senado ni al Presidente Trump- y la voluntad de las autoridades argentinas para promocionar el hecho como una noticia de acercamiento entre los dos, la verdad es que las personas importan al momento de impulsar un proyecto, y es aquí donde están los problemas.
En su origen Coons fue un republicano, trabajando en la campaña de Ronald Reagan (1980) y el senador William Roth (1982), para pasarse a los demócratas en 1988, por lo que es una mala palabra para los republicanos.
Rubio, quien hasta este lunes -cuando dio un giro de 180 grados- se negaba a votar por el candidato de Trump a la Secretaría de Estado, Rex Tillerson (que teóricamente debería avalar la propuesta de marras) acusándolo de contactos «non sanctos» con Vladimir Putin, y a quien Trump calificó despectivamente como «Little Marco» durante la primaria (después que Rubio se burlara de las manos del millonario -una referencia sexual- acusándolo además de timador) es una de las figuras republicanas menos queridas y en las que menos confía el presidente.
Kaine fue candidato a vicepresidente de Hillary Clinton (¿haría falta decir algo más?) y no participó de los actos protocolares de la asunción de Trump.
James Lankford, un miembro del Comité de Seguridad Nacional e histórico aliado al senador John McCaine (quien promoviera las recientes acusaciones de una hipotética extorsión rusa contra Trump por sus «costumbres sexuales»), es otro férreo opositor a Trump criticándolo hasta pocos días atrás por las sus manifestaciones de fraude en las elecciones (Trump acaba de ordenar una investigación oficial sobre el tema), el hackeo del ruso de las elecciones en su favor y su imprevisibilidad como gobernante.
Con amigos así -para congraciarse con Donald Trump- ¿quién necesita enemigos? (Ambito.com)