Marcha atrás

El Gobierno enderezó ayer su mensaje frente a los dos conflictos que lo impactaron esta semana (la negociación de la deuda del Correo Argentino y el cambio por resolución de la metodología de cálculo de los aumentos jubilatorios) con una fórmula que curiosamente logró unificar para ambos.

Así las explicaciones de Mauricio Macri ayer giraron en torno a un argumento: ninguno de esos dos conflictos comenzó; el acuerdo entre el Estado y la concursada Correo Argentino nunca fue homologado por la Cámara y, por otra parte, no se llegó a hacer ningún pago a los jubilados con el cambio en el sistema de cálculo.

Señala ámbito.com que el Gobierno razonó: no hubo aplicación efectiva de ninguna de ambas decisiones; tampoco daño, potencial o real y, en consecuencia, no podría hablarse de dolo o culpa alguna. Quizás el macrismo se equivoca nuevamente pensando que en el Estado las cosas son tan fáciles, como sí podrían serlo en el derecho privado. «Vuelve todo a foja cero», anunció Macri.

Mostrar el camino de salida a las crisis por el Correo Argentino y los jubilados no fue simple: el Presidente, poco cuidado por este Gobierno, tuvo que salir ayer a dar la cara personalmente en una conferencia de prensa en la que explicó que los abogados que intervienen en la cuestión Correo por parte del Estado darán de baja el acuerdo que fue presentado en la Cámara. Poco después anunció también que la resolución que modificó el cálculo del porcentaje de incremento a jubilados ya había sido derogada y, por lo tanto, la liquidación se hará con la vieja fórmula polinómica. «La resolución del aumento jubilatorio ya se anuló y va a ser liquidado como siempre», dijo Macri.

En medio la intemperie política que debió enfrentar ayer personalmente el Presidente, deben reconocérsele dos hechos reales impensados en los doce años de kirchnerismo. Hubo un reconocimiento de la situación casi sin anestesia: «Si me equivoco, doy una paso atrás y me corrijo», dijo en otra muestra del sistema de ensayo y error (algo que algunos ven como virtud y otros como vicio) que aplica el macrismo. Además, Macri dio marcha atrás, pero enfrentó el hecho en una conferencia de prensa donde respondió sin filtro alguno preguntas impiadosas, algunas incluso bien lejos del profesionalismo periodístico y cerca de la militancia. Toda una novedad para la política local.

Un comentario aparte: Macri avisó que va a pedir que se revise la reglamentación de la ley que fijó la actualización automática de haberes previsionales ya que está mal interpretada. Además, si bien el impacto de la nueva resolución en las jubilaciones fue menor (0,31% es la diferencia), el problema para la política radicó en otro punto: dejar pasar el cambio hubiera habilitado la interpretación de que una ley del Congreso puede ser modificada por una resolución de un funcionario de menor categoría.

Hay un punto controvertido en el que Macri volvió a caer ayer y que aún no tiene una salida clara: la participación de la Auditoría General en la nueva propuesta que se elaborará por la deuda del Correo Argentino. El Presidente anunció ayer: «La AGNA auditará la propuesta que haga la Justicia, que dé su visto bueno y conforme para que se implemente este acuerdo».

Esa posibilidad tiene dos problemas que necesitan solución previa. Oscar Lamberto, jefe de la AGN, sigue sosteniendo que, por ahora, no ve que ese tema que se ventila en tribunales sea una cuestión «auditable». El próximo miércoles la Comisión Mixta Revisora de Cuentas recibirá toda la información del Poder Ejecutivo para decidir si le pide a la AGN que intervenga. Lamberto espera ese momento, pero mientras tanto recibe presiones del peronismo que sí quiere que la Auditoría colabore para apagarle este incendio al macrismo. Los hombres del bloque de senadores del PJ consideran que este conflicto no es la excusa justa para pelearse con la Casa Rosada.

Más allá de los anuncios, Macri se tomó el tiempo para mandar señales también a sus aliados. «Hablé con la doctora Carrió anoche. Se fue de viaje de vuelta. Nos reuniremos la semana que viene», dijo como al pasar. Con esa revelación quizás le estaba devolviendo a la chaqueña el golpe que ella había dado en el recinto de Diputados la noche anterior cuando pidió una cuestión de privilegio contra el Poder Ejecutivo por el tema jubilaciones.

«Está tranquila y percibiendo que hay que entender que comenzó el año electoral», dijo de Carrió. Más tarde aprovechó una pregunta para bromear: «Ella no congenia con mi padre», «él es un capítulo a parte».

Y hacia adentro del Gobierno tranquilizó: «No tengo previsto ningún cambio, estoy orgulloso del equipo que tengo y lo seguiré apoyando», mensaje destinado casi con exclusividad a Oscar Aguad.