El primer paro a Macri se sintió fuerte en todo el país
El Gobierno de Mauricio Macri transita su primer paro nacional con un alto acatamiento en todo el país. Las centrales obreras calificaron la medida de «contundente» mientras que el Gobierno leyó como un triunfo haber logrado liberar, total o parcialmente, los accesos a la Capital Federal, que en las primeras horas de la mañana amenazaron con impedir el ingreso de los automovilistas que llegaban desde la provincia.
Con un acatamiento total al paro en trenes, subtes y colectivos, el transporte público no funcionó ni en la Ciudad ni en el conurbano, lo que colaboró sustancialmente a que mucha gente no asistiera a sus lugares de trabajo. Tampoco hubo vuelos, ni internacionales ni de cabotaje, mientras que un sector de los taxistas decidieron trabajar, y hubo un intenso movimiento de remises.
Mientras aquellos que llegaban a la Capital Federal en su automóvil pudieron circular libremente -con la excepción de un corte que interrumpió por algunas horas la intersección de las avenidas Corrientes y Callao- y se vieron beneficiados por la decisión oficial de liberar los peajes en autopistas y permitir libre tránsito y estacionamiento en la Ciudad.
La mayor dificultad la tuvieron los que querían llegar desde el conurbano, que por la mañana debieron soportar cortes y demoras en los ingresos desde Puente Uriburu, Puente Pueyrredón, Puente La Noria, Panamericana y Ruta 197, y Acceso Oeste a la altura del Hospital Posadas, entre otros puntos.
Uno de los integrantes del triunvirato que conduce la CGT, Héctor Daer, reiteró que el paro fue «contundente» y tuvo un impacto «similar en todas las regiones del país». Así lo afirmó el dirigente sindical al hacer una evaluación de la primera medida de fuerza en la sede de la central obrera de la calle Azopardo.
Acompañado por los otros miembros del Consejo Directivo de la CGT, Daer también celebró el fallo de la Justicia que ordenó al gobierno convocar a una paritaria nacional para discutir el salario docente.
Por su parte, el secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), Hugo Yasky, aseguró que «el paro nacional» era «prácticamente total», con un acatamiento superior al «90% » en todo el país.
En conferencia de prensa junto a su colega de la CTA Autónoma, Pablo Micheli; al líder del gremio de docentes SUTEBA, Roberto Baradel, y a otros dirigentes sindicales, Yasky advirtió que si el gobierno de Mauricio Macri «no escucha los reclamos» de los trabajadores, continuará el «plan de lucha».
En una primera evaluación, la CGT reclamó al Gobierno cambios en sus políticas económicas y que convoque a los sindicatos a una mesa de diálogo. En este sentido, el líder sindical de los camioneros Pablo Moyano sostuvo que la medida de fuerza resultaría efectivamente exitosa si la administración nacional que encabeza Mauricio Macri convocara a la CGT y a las CTA al diálogo, a fin de avanzar en la resolución de las demandas que esgrimieron los sindicatos.
Casi al mismo tiempo que la central obrera hacía una primera evaluación de la medida, el presidente Mauricio Macri comenzaba una disertación en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) para América Latina, que arrancó con un sugerente «qué bueno que estemos todos acá trabajando».
En el WEF, que se celebró por primera vez en la Argentina como un guiño a sus políticas, resaltó los convenios firmados con distintos sectores, como el de la construcción y el automotriz, aunque lamentó que «siempre se comunica más el conflicto que el acuerdo».
• Protocolo antipiquetes y detenidos
Los cortes fueron realizados mayoritariamente por agrupaciones de izquierda, y despertaron la crítica de los gremios, que dejaron en claro que no apoyaban esa modalidad. «La medida de fuerza es contundente aun sin ese tipo de medidas, a las que a nosotros no adherimos», dijo el secretario de Prensa de la CGT, Jorge Sola, que aseguró que los sectores que interrumpían el tránsito «pertenecen a perfiles políticos y no gremiales».
En un principio, se registraron algunos incidentes menores, que incluyeron empujones y gritos, entre los manifestantes y el personal de seguridad en el Puente Pueyrredón. Pero el foco de mayor tensión fue sobre el acceso Norte, en la ruta Panamericana en su intersección con la ruta 197, que impacta en la mano que ingresa a la ciudad de Buenos Aires.
Allí, minutos después de las 8, Gendarmería activó el protocolo antipiquetes y tras avanzar, luego negoció la liberación de un carril. Pero más tarde los efectivos volvieron a la carga y desalojaron completamente la autovía pese a la resistencia de los manifestantes que reaccionaron arrojando palos y piedras. Por los incidentes hubo seis detenidos.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por su parte volvió a usar la palabra «mafias» que el Presidente había utilizado esta semana para referirse a grupos enquistados en diferentes áreas del poder. «La gente siente miedo porque hay mafiosos que la amenazan», señaló la ministra. (Fotos Ignacio Petunchi- ámbito).