Fue señalizada la Escuela Andina de Bariloche como centro de detención
Iván Molina y Germán González, ambos ex-detenidos, descubrieron dos carteles que indican que la Escuela de Instrucción Andina, del Ejército Argentino, fue un lugar emblemático donde se ejecutó el terrorismo de Estado, con detenciones clandestinas. El acto se realizó hoy en esa dependencia militar, organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de Río Negro, junto con la Red Federal de Sitios de Memoria y la participación de distintos organismos de derechos humanos locales, provinciales y nacionales.
Según testimonios del Archivo Nacional de la Memoria y en causas judiciales, en este espacio permanecieron secuestrados militantes políticos, sociales y sindicales, en el marco del plan sistemático de terror y exterminio ejecutado por la última dictadura cívico-militar, entre 1976 y 1983.
La secretaria de Derechos Humanos de Río Negro, Laura Méndez, habló en el acto y señaló que “se trata de un cartel pequeño y humilde, pero para esta ciudad tiene una simbología enorme. Estos sitios son lugares donde la memoria se desgarra a la vez que se cristaliza, pero es justamente ese desgarro el que permite el surgimiento de un nuevo cimiento, porque el único sentido del dolor y el horror es el aprendizaje para que más allá de las diferencias, el nunca más sea la voz común de la comunidad barilochense”.
La funcionaria provincial relató que “fue largo y difícil el camino hasta aquí. El proyecto comenzó en el año 2012, cuando se recuperaron los informes que por aquel entonces la subsecretaría de Derechos Humanos de Río Negro había hecho sobre la documentación del Nunca Más de 1984. Desde ese año empezó primero el juicio, luego la sentencia, el castigo a los culpables, los trámites y finalmente hoy develamos la quinta señalización que tiene Río Negro (una en Cipolletti, tres en Viedma y una en Bariloche); y no vamos a parar hasta que las 14 que tenemos identificadas en la Provincia, tengan sus carteles”.
Germán González, que estuvo detenido en el lugar, indicó que “este acto no lo hubiéramos soñado nunca, más en el momento en que estuvimos detenidos. Nos tuvieron en el sector de la cancha de pelota paleta, estaqueados, con las manos extendidas, sin movimiento, vendados, sin comer ni beber, a la intemperie, desde el mediodía hasta la medianoche, amenazados de muerte. A la madrugada me llevaron a una salita y empezó un interrogatorio donde no tenía nada que ocultar y se dieron por vencidos. Yo lo único que tenía era militancia política y gremial”.
Más adelante, dijo que “después me persiguieron y me tuve que exiliar en el Alto Valle, hasta la vuelta de la democracia. Tenemos la suerte de hoy estar, en ese momento éramos aproximadamente 70 personas detenidas”.
Por su parte Iván Molina reseñó que “lo que pasó en este lugar es que los Derechos Humanos para muchos no tuvieron sentido. A nosotros nos pasó por tener un pensamiento, revolucionario, de querer cambiar situaciones; las únicas armas que teníamos nosotros eran la filosofía y la reivindicación laboral” y recordó que “el tiempo que estuve yo acá fue para ver si aflojaba y vendía compañeros. Quizás hubiera sido de otra forma si nosotros colaborábamos. O tenes convicciones o te entregas, nosotros de aquí salimos sin haber vendido ningún compañero. Nuestra reflexión es que hay que luchar para preservar la democracia y no estar al lado de aquel que piensa en disponer de la libertad de alguien”.