Yo no soy malo: me hicieron así
Sé que algunas de mis actitudes te molestan profundamente en forma casi cotidiana y pensás que te maltrato. Pero yo no tengo la culpa por hacerte sufrir tanto, aunque no lo creas.
Sé que a veces te enojás conmigo y que te dan ganas a agarrarme a patadas o pegarme un puñetazo en la cara porque pensás que quiero quedarme con lo que es tuyo, especialmente si se trata de dinero.
Tenés que entenderme, yo no soy de mala leche, pero sucede que también tengo mis días malos. A veces me descompongo por el estado del tiempo, porque he tragado plástico o porque siento un vacío en mi vientre, que solamente se satisface si me alimentan.
Disculpa si te señalo los errores y te mando que te vayas a otro lugar. Te juro que no es culpa mía.
No pongas esa cara porque aunque vos no lo creas te estoy mirando y se todo de ti, en especial de tu víscera más sensible.
Si a veces no te conozco es porque no te identificas y por eso no puedo responderte como quisieres. Es que yo tengo códigos.
Una sola cosa es cierta a pesar de mis imperfecciones; tú nunca me dejarás y volverás a mí casi todos los días, en especial en los primeros días de cada mes.
Pulsá la tecla verde y esperá tranquilo: soy tu cajero automático.
Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta