Protesta: «veamos quienes son» dijo Weretilneck
Un exbrupto. ¿Es estrategia o producto del enojo?. Las declaraciones del gobernador Alberto Weretilneck, refiriéndose a las protestas en Viedma contrarias a la instalación de la usina nuclear en el litoral marítimo provincial, llaman la atención y no ayuda a esta nueva «grieta» que parece instalada en torno al tema de la planta.
La llegada de «supuestos» empresarios técnicos chinos -porque aún nadie informó oficialmente sobre esta delegación-, provocó la reacción de vecinos viedmenses que salieron a la calle a protestar. Lo hicieron en el hotel donde se alojaban y frente a la Residencia de los Gobernadores.
Sin dudas al mandatario no le gustó y en declaraciones a la prensa dijo que «los que protestan son jubilados de privilegio o viven del Estado”. Señaló que son «los mismos de siempre» y «…también veamos quiénes son”. Una definición poco feliz.
Hizo hincapié que en las marchas “Había jueces jubilados, docentes de la universidad, o sea todos aquellos que de una u otra manera tienen garantizado llegar a fin de mes y que viven del Estado. Me parece perfecto que protesten, que se hagan notar, estamos en democracia, hay libertad de expresión…pero también veamos quiénes son”.
Avanzó además en esta caracterización y definió como el núcleo de los reclamos a «jubilados de privilegio que deben cobrar 120.000 pesos de sueldo. La dirigencia de Sitrajur, con Adriana Saber y Pablo Barreno, que tienen un sueldo de 90.000 pesos cada uno por mes”.
Sin dudas que la intención del mandatario fue marcar la diferencia entre quienes tienen solucionados sus ingresos desde el Estado, frente a los jóvenes que buscan trabajo y a la situación de los desocupados, al remarcar que la instalación de la usina permitirá 5000 puestos de trabajo en su construcción y 1000 empleados que demandará el funcionamiento de la planta. Esta defensa sobre la necesidad de poner en marcha una alternativa nuclear a la generación de energía eléctrica, no guarda relación con sus definiciones sobre los manifestantes.
Weretilneck definió a este proyecto por su importancia para Río Negro, sólo comparable con la llegada del ferrocarril del sur y la obra del canal principal de riego.