La gran desconexión nuclear en Río Negro
(por Fabián Ruocco*).- Los equipos multidisciplinarios del CEDyAT se reunieron para evaluar la compleja situación provocada por las autoridades ante el potencial proyecto de la construcción de la V Central Nuclear. Tomando en cuenta que, vecinos autoconvocados de varias localidades de distintas provincias de la Argentina, especialmente en la ciudad Viedma, se movilizaron días atrás en contra del proyecto de instalación de una planta nuclear en Río Negro, prevista tras el acuerdo de cooperación nuclear con China que el Gobierno Nacional firmó en septiembre de 2016. Esta difícil situación vuelve a poner en escena una discusión que está latente desde hace muchos años en el país: cada vez que aparece algún proyecto importante vinculado con la tecnología nuclear empiezan a surgir fuertes discusiones en la ciudadanía. Pero las autoridades deberían saber a esta altura de los acontecimientos que «sin participación no hay compromiso». Y más importante aún: los argentinos ya no admiten imposiciones abusivas de ningún sector político cuando perciben «oportunismo e improvisación» que pueda afectar su calidad de vida. Los cuestionamientos y las dudas respecto de este tipo de actitudes gubernamentales están a flor de piel.
Se notó claramente la falta de una estrategia participativa, previa a los anuncios, que tuviese en cuenta a la población que legítimamente necesitaba canalizar sus dudas y sus temores ante un mega proyecto de este nivel. Llevar adelante un proceso de conexión con la realidad nuclear hacia la población requiere años de idas y vueltas -no meses-, generalmente se realiza con equipos de expertos profesionales interdisciplinarios, que efectuan un diagnóstico social respecto de los niveles de aceptación o de rechazo, estudios cuali y cuantitativos, procedimientos básicos de escucha de inquietudes, es decir un abordaje sociológico, ambiental y antropológico integral, entre muchas otras cuestiones de orden práctico. Eso claramente no sucedió. Los pobladores se enteraron por los diarios. De un día para el otro. Una imposición así generalmente suscita resistencias irreversibles y conflictivas. Las autoridades gubernamentales permanecieron en la lógica del pensamiento binario ante una realidad multidimensional que la dinámica ciudadana requiere ante estos casos. De hecho quedaron atrapados en la misma lógica que domina sus debates electorales sin detectar la evolución de sus propios votantes. El resultado de las PASO se lo demostró con absoluta crudeza.
A pesar que la provincia cuenta con una extensa trayectoria del sector nuclear de primer nivel internacional como ser la actividad de la CNEA en Bariloche, el Instituto Balseiro y el Invap, todo ese prestigio no fue suficiente. El abordaje desde la historia nuclear provincial podría haber sido un muy buen punto de partida para iniciar un recorrido de participación ciudadana respecto de la viabilidad del proyecto.
Además, se podría haber recordado a los vecinos que ya hace veinte años Río Negro apeló a la generación térmica y en un proceso repleto de irregularidades que no tuvieron ni una sanción, impulsó la construcción de una central eléctrica a gas en el norte de Roca. Los rionegrinos pagaron sobreprecios millonarios por esa energía. Hoy la usina, en manos de otros dueños, quema gasoil, uno de los combustibles más contaminantes. También en El Bolsón, donde las banderas del medio ambiente están muy altas, se usan combustibles que emiten gases de efecto invernadero. Nadie acusa recibo de ello ante la disruptiva situación del Cambio Climático.
Por esa razón, siempre es preferible la prevención de explicar con suficiente tiempo y de todas las maneras posibles a la población, que mientras las centrales térmicas convencionales queman combustibles fósiles para la producción de electricidad, una central nuclear obtiene su energía de la fisión del átomo de uranio. Esto significa que una central de este tipo no envía a la atmósfera óxidos de carbono, de azufre, de nitrógeno, ni otros productos de combustión, tales como las cenizas.
Sin embargo, las explicaciones científicas poco pueden con el sentido común de percibir la imposición del proyecto en «paquete cerrado» que viene desde «arriba». Conocer el contexto es primordial a la hora de diseñar una estrategia de participación ciudadana. Por otra parte, la población cuenta con la experiencia de lo sucedido en Sierra Grande con la minera china MCC, que en febrero de este año cerró dejando 260 familias en la calle. La contaminación del río Negro con naftaleno, las arenas silíceas de Stefenelli y el fracking de Allen, dejan constancia en la memoria de que algo se hizo mal y las consecuencias ambientales saltan a la vista.
En un comunicado el Ministerio de Energía y Minería de la Nación expresaba sus disculpas basándose en «…que durante todo el año 2016, personal del Ministerio evaluó técnicamente posibles nuevos sitios para la central nuclear. Una de las provincias que aparecía como viable fue la de Río Negro. En el mes de febrero de 2017, en dos reuniones en las ciudades de Viedma y Cipolletti, le fue transmitida esa información al gobernador de la provincia. A partir de ese momento, el gobierno de la provincia manifestó su total acuerdo y entusiasmo con la iniciativa. Como corresponde a un proyecto como este, luego del acuerdo explícito del gobierno provincial, se avanzó con los estudios de factibilidad del Proyecto…» y así sigue con su «descargo».
Todo el comunicado es un diálogo entre las autoridades nacionales y provinciales de justificación políticamente correctas. Pero en ningún momento se menciona el sentir emocional de la población que se opuso lógicamente ante lo desconocido y la incertidumbre de la energía nuclear podría generar en ellos y sus familias.
Asimismo, nadie se percató que la viabilidad del proyecto, tan solo se requería incluir preventivamente la participación ciudadana porque ese es uno de los aspectos que ha marcado la agenda de las políticas públicas de los últimos tiempos en Argentina, tanto por su valor estratégico para el fortalecimiento del sistema democrático y como demanda real de distintos sectores de la sociedad civil.
Las decisiones de las altas autoridades quedaron totalmente desconectadas con la realidad de la población. Además, la esfera local era un escenario privilegiado para el desarrollo de la participación ciudadana, debido a la estrecha y cotidiana relación entre gobernantes y gobernados: allí se pueden establecer con más agilidad y eficiencia mecanismos de información, consulta, gestión participativa y control de los poderes públicos por parte de los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil.
En un contexto electoral, como el actual, semejantes controversias no colaboraron en disipar las dudas. El conflicto fue subiendo de tono. En lo político, en lo social, en lo eclesial y en lo ambiental. Además de las contradicciones del gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, que elevó un proyecto de ley para prohibir la instalación de la central nuclear en la provincia.
La credibilidad se basa en el respeto mutuo, la honestidad, el diálogo abierto, la transparencia, el ofrecimiento de respuestas oportunas a las inquietudes de la comunidad, la divulgación de información y la constancia y el carácter predecible del comportamiento ético de las autoridades y las empresas como Nucleoeléctrica Argentina S.A. que, con el abordaje social para concluir Atucha II y la exitosa Audiencia Pública en Córdoba sobre la Extensión de Vida de la Central Nuclear de Embalse, tenía la experiencia comunicacional suficiente como para explicarle a los políticos la vital importancia de la obtención previa de una aprobación comunitaria como factor esencial para no volver a cometer semejantes errores cuando se trata de proyectos de alta sensibilidad, tampoco generó algún ámbito de trabajo en el territorio con los vecinos. Improvisar en materia nuclear es desaconsejable revelando poca pericia siendo además muy riesgoso.
Estas inconsistencias producen una gran pena, dado que en el campo científico-tecnológico que se desarrolló alrededor de la ciencia nuclear, Argentina ha mostrado una coherencia intertemporal y una madurez poco frecuentes en nuestro país. Junto con el fracaso de no lograr uno de los objetivos principales de atraer inversiones externas, la mala noticia viene acompañada de una vivencia amarga, desagradable y frustrante para el sector, que ha demostrado en otros proyectos claros ejemplos de sus capacidades de calidad exportable y con alto valor, que pueden lograr los argentinos cuando las cosas se hacen bien.
(*) Director Ejecutivo del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica (CEDyAT-UVT) Ley 23.877. Organismo Técnico que realizó el Estudio de Impacto Socio-Ambiental en la provincia de Córdoba para la modernización de la Central Nuclear de Embalse.