Sensatez y sentimientos. ADN
Cautela. Esa sensación recorre la mayoría de los espacios políticos en pugna para la elección del domingo próximo. Al menos entre sus dirigentes, porque la militancia no entiende de sensatez y es puro sentimiento. En ese campo hay algarabía y no son pocos los que se sienten triunfadores, incluso por motivos diferentes.
¿Qué se vota en las PASO? ¿Qué está en juego? ¿Quiénes son los candidatos? Muchas de estas preguntas interpelan -en parte- la contienda que se viene. Los sondeos de opinión indican que aún existe una alta indefinición en el electorado, ratifican que no hay clima electoral y que muchos ciudadanos están despistados por el efecto mediático nacional que promociona postulantes de otros distritos.
Pero para los partidos políticos no es una elección más. Cada sector tiene una teoría diferente, pero ninguno menosprecia el resultado.
Una encuesta de la consultora Vignoni arroja un empate técnico entre el oficialismo y el Frente para la Victoria. ¿Qué significa? Que quien gane, no lo hará por más de 5 puntos porcentuales, unos 22.500 votos. El dato es compartido por los principales referentes de Juntos Somos Río Negro y el FPV.
Sin embargo, las sensaciones son diferentes. En el Gobierno admiten que se puede perder. Y la oposición evalúa que la diferencia -a favor- puede ser un poco más. Pero los dirigentes de Juntos confían que agosto no será igual que octubre cuando se juegue por los porotos. Consideran que la PASO será una preliminar de la elección definitiva. Y aseguran apoyos que el domingo estarán dispersos en otros sectores, es decir, apelan al voto útil.
El gobernador Alberto Weretilneck se puso la campaña al hombro y comenzó a atar acuerdos hacia adelante. Con la paridad que marcan las encuestas, quiere asegurarse un triunfo holgado en las generales. Por eso -aseguran en Laprida y Belgrano- se asoció a intendentes de otros partidos, fundamentalmente los de la UCR. Apelan a polarizar la contienda con el FPV. El razonamiento es: si Cambiemos no tiene chances de quedarse con una de las bancas en juego, acompañará a Juntos para frenar el crecimiento del kirchnerismo.
Un dato. La encuestadora favorita del Gobierno (ECO) no filtró los números de su trabajo. A una semana de la elección, la empresa liderada por Fernando Miodosky reserva su estudio. Tampoco el oficialismo dejó entrever el resutado.
Pero sí hay un indicio que se plasmó en la campaña: los intendentes de Juntos no están bien. La mayoría ha caído considerablemente en las encuestas, a dos años de su elección. No son los únicos. Hay otros jefes comunales (del PJ, la UCR y el PRO) que tampoco cuentan con la aprobación de sus vecinos. Esto obligó a Weretilneck a salir a jugar su buena imagen y provocó (sin quererlo) una suerte de plebiscito de su gestión.
Algunos casos: En Allen y Río Colorado, Sabina Costa y Gustavo San Román están en retroceso, pero en esas ciudades el gobernador logra una buena adhesión. En Bariloche, el repunte de Gustavo Gennuso se estancó producto del accionar del municipio durante la tormenta de nieve. Sin embargo, la candidata Mónica Balseiro asegura un buen piso de votos. En territorios que no conduce (como Viedma y Cipoletti) el oficialismo espera una buena performance. No sin sobresaltos. En su propio terruño un sector de la sociedad le critica a Weretilneck no haber acompañado las gestiones de Abel Baratti (hasta 2015) y la actual de Aníbal Tortoriello. Y en la capital provincial, la idea de la instalación de la central nuclear le provocó un conflicto inesperado. Según indican las encuestas, el 70% de los viedmenses desaprueba el emplazamiento en la costa altántica cercana a la ciudad, por eso clausuró esa posibilidad.
Detectado el rechazo, Sierra Grande es la opción más real. El intendente Nélson Iribarren apoya la iniciativa y asegura que allí hay licencia social. Promete juntar 9 mil firmas a favor, en una ciudad de poco más de 12 mil habitantes. Y el gobierno provincial, acompañará. Weretilneck subestimó el descontento que podría provocar la planta nuclear. La recomendación fue no hablar del tema, plancharlo hasta después de las elecciones. No fue posible.
La experiencia sirvió y ahora hay un cambio de estrategia: información. El presidente del bloque, Alejandro Palmieri, emitió un documento de 4 páginas mostrando que el desarrollo nuclear en el mundo y la convivencia de esa energía con la población y el medio ambiente y desmintiendo que ello efecte al turismo. España (Tarragona) y Brasil (Angra Dos Reis), como ejemplos. Así, pretenden mitigar el impacto. Y tiene como principal aliado a Iribarren que, con la aprobación local, contrarrestará el rechazo de sus vecinos rionegrinos (San Antonio) y chubutenses.
Iribarren es uno de los jefes comunales que podrían acercar votos a fovar de Juntos en octubre. También Yamil Direne (Valcheta), Mariano Lavín (Fernández Oro), Mabel Yahuar (Los Menucos) y Hugo Funes (Chimpay) entre otros. Son quienes quedaron lesionados en la interna de Cambiemos.
Pero el gobernador advierte que varios intendentes (propios y extraños) están mal considerados en sus pueblos. Y es que muchos provienen de sectores ajenos a la política. Fueron elegidos como buenos vecinos, destacados empresarios o existosos dirigentes sociales y deportivos, pero la gestión pública los descolocó. En estos tiempos de «anti política» y en un marco de crisis económica, no hacen pie.
En ese contexto tuvo que salir a exponer su imagen. Sabe que puede traccionar votos. Pero eso implica poner en juego su gestión. Weretilneck arrancó la campaña con cuatro convicciones: no hablar de la planta nuclear, no plebiscitar su gobierno, provincializar la elección y que «el candiato es el proyecto». La realidad lo obligó a modificar esa estrategia.
Ahora, piensa en octubre. Cree que habrá (si la elección de agosto es ajustada) un «efecto miedo». Un repaso de números previos indica que del total de los sufragios, entre JSRN y el FPV cosecharán alrededor de 30% cada uno -más menos- que Magdalena Odarda (impulsada por el rechazo a la planta nuclear) rondará el 18%, Cambiemos obtendría un 15% y que un 6% tendrá la izquierda.
Si ese escenario se concreta el domingo, en el oficialismo estiman que la elección de octubre se polarizará y eso los benficiará, porque habría una fuga de Cambiemos (fundamentalmente la UCR) y la CC-ARI ya sin chances de pelear por una banca en el Congreso, hacia el oficialismo.
Por el contrario, en el FPV aseguran que habrá consolidación, es decir, que si ganan el domingo, en octubre aumentarán la diferencia. Por eso, el presidente del PJ, Martín Soria, mantiene su bajo perfil. No le quiere dar chances a Weretilneck de un debate cuerpo a cuerpo porque eso provincializaría una contienda que es nacional y donde -asegura- se juega el voto a favor o en contra del gobierno de Mauricio Macri.
Soria evalúa que su hermana María Emilia ganará y eso lo catapulta como candidato natural a gobernador, despejando cualquier intento de interna. Pero para eso, el triunfo tiene ser contundente. Sino, el domingo 22 de octubre a las 6 de la tarde, habrá otros dirigentes del PJ y el kirchnerismo anunciando sus candidaturas.
En consecuencia, las PASO y las generales se constituyen en un indicador político futuro. Los espacios juegan una carta importante pensando en la votación a gobernador en 2019.
Los boina blanca se entusisman. El radicalismo va creciendo -de apoco- en la consideración de los rionegrinos, pero los estudios de opinión indican que el «sentimiento» radical está separado del PRO. Los correligionarios no se sienten cómodos en la sociedad con el macrismo y esperan ir recuperándose paulatinamente.
El laboratorio político (que a veces no va de la mano con las preferencias de la ciudadanía) traza su alquimia. Pero aún falta un ingrediente: la re-relección.
¿Podrá el oficialismo imponer ese deseo? Depende. Primero del resultado de octubre. Si Juntos se impone por un margen considerbale, habilita las negociaciones políticas para generar la necesidad de la reforma constitucional y su aprobación en el Parlamento rionegrino, donde Juntos ya demostró lograr mayorías especiales. Después, en lo judicial. Soria ya anunció que recurrirá a la Corte Suprema a plantear un freno.
Varios químicos políticos hacen experimentos en los tubos de ensayo. Hoy, los dirigentes con más aceptación social y proyección electoral son Alberto Weretilneck y Martín Soria. Alguno de los dos elementos podrían perder potencialidad en las urnas. Pero este punto quedará para futuros análisis, falta mucho y aún hay cantidad de rionegrinos que no sabe que el próximo domingo hay elecciones, qué se vota ni quiénes son los candidatos.
La población tiene temas más acuciantes. La economía pica en punta, la inseguridad la sigue de cerca.
¿Se impondrá el voto heladera? El presidente Mauricio Macri no logra romper el 70% de imagen negativa en Río Negro. Las políticas económicas y sociales han generado un fuerte descontento. Es una reacción regional. Cambiemos no hace pie en la Patagonia. Las economías regionales están desvastadas. Hay despidos y cierre de negocios y el turismo -a pesar del repunte- no logra derramar riqueza más allá de su sector. La fruticultura está en estado de coma. Esa economía sigue siendo el principal aporte al producto bruto interno rionegrino. Las pymes no encuentran respuesta.
En esas razones se explica el despegue del oficialismo con el gobierno central. Juntos hace gala de su defensa de los intereses de los rionegrinos. Por ello sus dirigentes incrementaron sus críticas a Macri, lo que explica -en parte- que el FPV no logre cosechar todo el descontento con la Casa Rosada.
Queda una semana para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Hay poco tiempo para el análisis y las conjeturas. Las urnas hablan.