Ser o no ser, esa es la cuestión. ADN
El oficialismo se encamina a bajar sus candidatos de la compulsa electoral de octubre, previendo que no podrá mejorar el tercer puesto obtenido en las PASO, refugiado en el discurso de la nacionalización, esa grieta entre kirchnerismo y macrismo que no permite la filtración de un proyecto provincialista. El anuncio es inminente.
Sin embargo, aún se debate hacia adentro el impacto de esa decisión. El primero es cómo cae en la sociedad y en sus votantes que el 22 de octubre no encuentren en el cuarto oscuro la boleta de Fabián Gatti y Mónica Balseiro; lo segundo es hacia dónde va la mayoría de esos votos que queden liberados y tercero, cómo se reacomoda políticamente el gobierno después de haber machacado con aquello de «sin 2017 no hay 2019».
Ahora se espera la encuesta que Alberto Weretilneck le encargó a la consultora ECO. Ese estudio de opinión, además, tendrá otros condimentos: imagen del Gobernador y el Gobierno, y la proyección electoral, es decir, las chances que tendría el mandatario en un elección. El último sondeo en ese sentido lo ubicaba al tope de las preferencias, pero una nueva candidatura requiere de una enmienda o reforma constitucional, o una interpretación del Superior Tribunal de Justicia.
Fernando Miodosky, titular de ECO, entregó una muestra hace poco más de un mes en la Casa de Gobierno. Weretilneck mantenía en ese entonces una imagen positiva del 50% y su Gobierno una aceptación del 40%. Muchas cosas han ocurrido desde entonces y el oficialismo quiere saber cómo son esos números ahora.
El vicegobernador Pedro Pesatti fue el primero en hablar de «bajar» los candidatos de JSRN porque «hay que priorizar la gestión y la gobernabilidad». Lo siguieron el ministro de Gobierno, Luis Di Giácomo, el eyectado Fabián Galli y la ascendida Arabela Carreras. Todos coincidieron en que no hay lugar para la ancha avenida del medio provincialista. Ese discurso fue validado por el propio Weretilneck que, si bien dijo que por ahora Gatti «sigue en carrera», admitió que está latente el debate por no participar y que se definirá en los próximos días. Un importante dirigente de Juntos apuntó: «si no hubiese chances, no se blanquearía, y si se blanqueó es porque es un hecho».
Un dato. La evaluación comenzó cuando un sondeo reciente indicaba que Juntos tendría un piso del 10 por ciento y un techo del 15 por ciento.
Durante esta semana los rumores indicaron que el gobernador había ido a ofrendar la candidatura de Gatti al despacho del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Fuentes macristas negaron esa intención del rionegrino. Y aunque admitieron que se habló del tema, nunca fue parte de un «acuerdo», por el contrario, aseguran en Buenos Aires que el crecimiento de Cambiemos fue sin intervención de Juntos. Y recordaron que Weretilneck se negó en varias oportunidades a conformar un espacio común. «Ahora nos toca a nosotros», se entusiasman.
En cercanías del Obelisco afirman que las reuniones en los despachos de la Rosada fueron incursiones para solicitar fondos. Si hubo otro tipo de charlas, ninguno de los actores las dejó trascender. Incluso, en Nación al gobernador lo ubican cerca de Miguel Pichetto, no de Mauricio Macri. Y van más allá. Después de la clausura del proyecto de la central nuclear, hacen un paralelismo entre Weretilneck y Sergio Massa, a quien el Presidente llevó a Davos y después «se dio vuelta». «No es confiable», decían del tigrense.
Ese dato también lo agita el peronismo rionegrino. El legislador Luis Albrieu aseguró que la destitución del intendente de Villa Regina (de Juntos Somos Río Negro) Daniel Fioretti, fue acordada por Weretilneck y Pichetto. En nada contribuyó a despejar esos fantasmas la foto que el gobernador se sacó con el legislador Ariel Rivero.
Antes, el mandatario se sumó a la liga de los gobernadores del PJ por el reclamo de los fondos de coparticipación y la resistencia que plantean a la restitución del Fondo del Conurbano, que promociona la bonaerense María Eugenia Vidal en la Corte Suprema. Y envió esta semana al fiscal de Estado, Julián Fernández Eguía, a una reunión al CFI con pares de 22 provincias para unificar criterios.
En esa línea, el jefe del bloque de senadores del PJ ratificó que ese sector (antikirchnerista) promociona un acuerdo de gobernabilidad con la Casa Rosada: «oposición responsable». Buscan no poner palos en la rueda, pero buscan rearmarse hacia 2019. Y Pichetto es una pieza central en ese armado. Evalúan que Cristina Fernández perderá la elección en provincia de Buenos Aires y con ello se diluye la posibilidad de volver a conducir al conjunto.
En vos baja muchos reconocen ese acuerdo sirve al senador, al gobernador y a Cambiemos. Los partidarios de Macri en Río Negro ven con buenos ojos que Weretilneck baje la candidatura de Gatti, porque creen que muchos de esos votos irán a Lorena Matzen y así, en octubre lograrán frenar el avance de Martín Soria y el Frente para la Victoria, que arrasó con el 40% de los votos en las PASO y se encaminaba a lograr los dos bancas del Congreso en juego.
Mientras todo ello ocurre en la arena política, el oficialismo se concentra en la gestión. Weretilneck quiere blindar al gobierno de los vaivenes electorales y relanzar el partido de modo de llegar con chances al 2019, de mantenerse en el poder: clausuró el proyecto de la central nuclear, metió mano en el Gabinete y se esperan anuncios
que -dicen- volverán a conquistar a los rionegrinos como ocurrió en 2015.
Ahora, serán tiempos de reacomodo interno. Los cambios que el gobernador realizó un su equipo no finalizaron. Sí se cerró la etapa de los Ministros: la legisladora Arabela Carreras ascendió a Ministra de Turismo; Nicolás Land ocupará el Ministerio de Desarrollo Social; Agustín Domingo el de Economía y Nelson Cides la Secretaría General de Gobierno.
Un primer repaso indica una suerte de «desperonización» y privilegio del círculo íntimo. Aunque hay que repasar el contexto. Carreras llegó porque la corporación turística barilochense no pudo consensuar un nombre. Weretilneck les dio esa chance y no lograron salir de sus internas. Land -«un técnico»- fue propuesto por el cuestionado Fabián Galli como su sucesor, después de enterarse (y oponerse férreamente) que su sillón fuera ocupado por Cides, quien finalmente recaerá en el despacho de Matías Rulli. En cambio, Domingo llega por un mix de mérito propio (el gobernador valora su tarea al frente de la Agencia de Recaudación) y el padrinazgo político del presidente del bloque, Alejandro Palmieri.
La semana que se inicia vendrá con novedades políticas que modificarán la coyuntura actual y muy probablemente el devenir político de la provincia.