#Maldonado. No tiene lesiones, pero no se sabe la causa de la muerte
El juez Gustavo Lleral reveló que el cuerpo de Santiago Maldonado no presenta lesiones. El magistrado primero confirmó la identidad del joven, no sólo por los tatuajes, sino también por los «rastros papilares», y relató cómo se había desarrollado la pericia, con la presencia de más de 55 personas dentro de la sala, y 30 más afuera.
Lleral enfatizó que todas las partes estuvieron de acuerdo con el procedimiento realizado. Y después agregó: «Se pudo determinar que no hubo lesiones en el cuerpo», explicó.
Fue mucho más prudente al hablar de la causa de la muerte, cuya determinación, según Lleral, llevará «más de dos semanas» por la necesidad de recurrir a «resultados complementarios».
El estudio del cuerpo de Maldonado se extendió durante más de 12 horas. Decenas de expertos, entre médicos legistas, radiólogos, criminalistas, entomólogos y antropólogos realizaron ayer la pericia forense para estipular el cómo y el cuándo de la muerte de Santiago.
«Esto no quita que el responsable es la Gendarmería, por lo cual seguimos investigando para que se sepa la verdad y tener justicia», dijo ayer Sergio Maldonado al reafirmar la postura de la familia frente al caso.
La necropsia estuvo dirigida por el doctor Roberto Cohen, miembro del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema, que debió consensuar los puntos de estudio propuestos por los peritos de parte. Participaron las cinco querellas (la de la familia y las de los organismos de Derechos Humanos) y la defensa del subalférez Emmanuel Echazú, quien había presentado espontáneamente abogados en la causa por desaparición forzada. La autopsia tuvo la participación de los expertos del prestigioso Equipo Argentino de Antropólogos Forenses (EAAF) Luis Bossio y Carlos Vullo.
Entre los participantes, el perito de la familia Maldonado fue Alejandro Inchaurregui, el antropólogo que participó del reconocimiento de los restos del «Che» Guevara. Gendarmería designó al médico forense Gustavo Burstyn Milberg, a un entomólogo y un experto en bioimágenes. El CELS nombró al médico legista y docente Ezequiel Amar.
Durante las pericias forenses se tomaron radiografías para detectar traumas en los huesos y la posible presencia de elementos metálicos, como balas. El objetivo fue estipular si hubo lesiones y en qué momento ocurrieron. Los estudios entomológicos, en tanto, observaron de forma macro y microscópica la presencia de pupas y diatomeas para estipular si el cuerpo estuvo en el agua o al aire libre, y durante cuánto tiempo.
Los estudios complementarios, posteriores, serían, entre otros, los cotejos de ADN para tener una prueba indubitable de la identidad y los análisis toxicológicos. Para sacar conclusiones, la información que se recoja durante la autopsia luego deberá ser cotejada con otros elementos. Por ejemplo, si el cuerpo tiene barro sería necesario compararlo con otras muestras de la materia en el lugar del hallazgo.
La necropsia, que se realizó en el laboratorio del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema, estuvo pautada para las 9.30, pero se vio dilatada por una reunión previa donde se fijaron las pautas del procedimiento y del protocolo para comunicar los resultados.
El juez Lleral estipuló que durante los trabajos se utilicen dos cámaras, una fija y una móvil, para registrar todo el proceso. A la dependencia quisieron ingresar los abogados de las partes, pero ninguno pudo presenciar el proceso, a diferencia de los dos veedores María Andrea Noms y María Celeste Perosino, que estuvieron para dar fe del peritaje.
El magistrado obligó a todos los peritos a dejar sus teléfonos celulares afuera del recinto donde se realizó la necropsia, de modo de quedar incomunicados con el exterior y evitar la filtración de información.