El año económico
En 2017 se profundizó el rumbo estratégico definido por el actual gabinete en materia económica. Flexibilización tarifaria, política de ingresos reales a la baja, liberalización de las cuentas externas y dólar apreciado, en pos de la valorización financiera. El único factor anómalo de la política pública en 2017 fue una aceleración de los desembolsos para obra pública de baja escala, a tono con el año electoral y en compensación con un 2016 de extraordinaria inmovilidad en materia de inversión. En prospectiva, el Presupuesto 2018 vuelve a allanar el terreno a la “normalidad de la política económica”. Una hipótesis de inflación desacoplada de las expectativas, tipo de cambio bajo para favorecer el carry trade y más ajuste tarifario en servicios públicos para generar convergencia a “precios de mercados”. En igual sentido, se mantiene el objetivo macroeconómico de los últimos dos años, relativo a la reducción del déficit fiscal. En un entorno donde se propone una salida política para la resolución del diferendo por el “fondo del conurbano de la Provincia de Bs. As.”, la variable de ajuste son los fondos previsionales.
Para poner en contexto, el presente material busca poner números sobre la trayectoria económica de 2017. A tales fines, indagamos en los principales resultados que hacen a los diferentes sectores de actividad, con foco en la incidencia de las decisiones de políticas públicas sobre la dinámica observada. En particular, nos centramos en el análisis del empleo, la inflación, la distribución del ingreso, el sector externo y el sector financiero, entre otros. En breves términos, los principales resultados cuantitativos del informe se resumen a continuación:
En materia de comercio exterior, se tiene actualmente un resultado deficitario en más de U$$ 7.600 millones, en base a compras externas que crecen al 20% en contraste a exportaciones virtualmente estancadas. En el proyectado, se espera un déficit global en torno a los U$S 9.000 millones, presionando sobre la restricción externa de nuestra economía.
La contracara para compensar el desequilibrio es el ingreso de capitales, tanto en términos de inversión de cartera como en materia de endeudamiento público. Así, consolidados datos al tercer trimestre, se proyectan flujos de inversión de cartera por U$S 40.000 millones en el año, además de un endeudamiento externo neto en torno a los U$S20.000 millones.
El desbarajuste de las cuentas externas no está desvinculado del desempeño local. Con una economía que aún se posiciona un 1,4% debajo de los niveles de PBI per cápita del 2015, el mercado laboral mostró en el corriente año un rebote insuficiente, con una suba del 2,1% de los asalariados registrados. Cabe destacar que más del 60% se explica por el régimen de monotributo, modalidad altamente inestable y propia de ingresos bajos.
La languidez del mercado de trabajo tiene reflejo en el sector industrial, Además de ser una de las ramas de actividad con mayor potencial en la creación de empleo genuino, se ve incidida por las perspectivas de mediano plazo. En 2017, se espera una recuperación de la actividad consolidada en torno al 2%, aún por casi 3 puntos por debajo de los niveles de fines de 2015.
Sin embargo, la industria se encuentra mayormente traccionada por el sector automotriz, dominado por compañías transnacionales. Con todo, el empleo fabril cae en más de 26.000 empleos en la comparativa interanual, esto es, más de 2.200 puestos de trabajo destruidos por mes.
Por último, en materia de precios y finanzas, el desaguisado es ostensible. Con un desvío de la inflación esperada cercano al 50% y un dólar planchado en la mayor parte del año, los capitales golondrinas aprovecharon una rentabilidad única en el mundo de hasta el 28,75% gracias a la apertura de la cuenta de capitales.