Candidato se busca. ADN
Alberto Weretilneck enterró definitivamente su idea de re-relección. Así se lo comunicó a un reducido grupo de dirigentes en Roca y puso en marcha el proceso de selección de candidatos para enfrentar la elección de 2019. Está convencido que Juntos debe consolidarse como un proyecto provincial alternativo y ser el adversario del Frente para la Victoria, relegando de esa disputa al macrismo. «Fecha propia y candidato propio» reitera.
El gobernador tiene en su vice, Pedro Pesatti, y en el jefe del bloque, Alejandro Palmieri, los dos principales competidores a sucederlo, pero quiere al menos un dirigente más en esa grilla. Todo indica que será el intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso. Podría haber un cuarto, alguien del gabinete, aunque sea para terminar de armar la fórmula. Hay dos nombres: Carlos Valeri (ministro de Obras Públicas) y Mónica Silva (titular de Educación). Ambos pueden recorrer obras con Weretilneck y mostrar gestión.
Parte de la frustración de la reforma constitucional se debe a la resistencia que genera hacia adentro del oficialismo y la negativa de la oposición. No sólo Cambiemos, sino también el pichetismo que avisó que no aportará votos en la Legislatura para ese proyecto.
Weretilneck da pasos de independencia de la Casa Rosada. Volvió a negarse a trabajar en favor de la instalación de una central nuclear en Sierra Grande. Se lo dijo al presidente Mauricio Macri en el contacto que tuvieron en Villa La Angostura. «Ya tomamos una decisión e hicimos una ley de prohibición, no voy a volver hacia atrás», manifestó.
Sabe de los altos niveles de desaprobación al plan nuclear en toda la provincia. También mira encuestas y ve que la figura de Macri cayó fuertemente en Río Negro después de la reforma jubilatoria. Además, los números son contundentes en favor de la candidatura de Martín Soria. Por eso, no desaprovecha oportunidad en intentar provocar al líder del PJ. Cree que en algún momento «se le va a salir la cadena».
Ahora, hará foco en la gestión. El Plan Castello le dará -considera- la oportunidad de mostrar movimiento. Confía en que tendrá resulto el esquema financiero que le permita pagar salarios en tiempo y forma, y espera no tener -más allá de los tironeos lógicos- dificultades en cerrar las paritarias. Basa su estrategia en la renovada relación con UPCN y ATE.
Pero el mandatario enfrenta viejos y nuevos problemas: la chatura política del gabinete no aporta proyectos ni soluciones a las demandas sociales, y no logra asentar el esquema productivo, fuente de recursos y empleo. Aún depende de los fondos coparticipales.
El turismo no logra ser un economía regional pujante, excepto en Bariloche y que sólo derrama en sectores muy puntuales de la ciudad; la fruticultura está en crisis casi terminal y el Libro Blanco no concita la adhesión de todos los sectores; la pesca es tan solo un proyecto artesanal; la minería y la producción de hidrocarburos enfrentan cuestionamientos medioambientales y el conglomerado agro ganadero está en una faceta incipiente.
Sigue habiendo reclamos en materia de seguridad (donde habría cambios porque el gobierno promueve la llegada de Gastón Pérez Estevan a la Fiscalía General en reemplazo de Marcelo Álvarez), la cultura y el deporte no logran estatus de políticas de Estado, el IPROSS acumula deuda con los proveedores y los gremios denuncian vaciamiento y transferencia de sus fondos.
En este marco sus adversarios avanzan. La grieta es saludable para el FPV y Cambiemos. Allí se inscribe la disputa por la usina, un tema que no desaparecerá y será parte de la agenda en la campaña del año próximo.
Esta semana hubo una disputa entre ambos espacios. El macrismo está decidido a impulsar la inconstitucionalidad de la ley que prohíbe producir energía nuclear a gran escala en Río Negro. Irán a la Justicia Federal a plantearla, después de una consulta fallida ante Superior Tribunal de Justicia. Quedó claro que para el Poder Judicial local no es un tema. Para colmo, el contacto se hizo con la jueza Adriana Zaratiegui que no tiene el peso interno necesario para alcanzar consensos en la materia. Pasaron por alto la opinión del presidente Ricardo Apcarián y la influyente Liliana Piccinini.
Martín Soria escuchó la estrategia y dijo que si es gobernador mantendrá la ley de prohibición, definiendo la postura del PJ y el FPV, aún, a sabiendas del impulso que el senador Miguel Pichetto pretende para la iniciativa por el desarrollo que tendría Sierra Grande y la región este de Río Negro. El rechazo del intendente de Roca provocó la crítica del jefe comunal sierragrandese, Nélson iribarren.
Evidentemente, en esa grieta se licua Juntos. Pero el gobernador confía en que separando la elección no habrá interferencia nacional y su alejamiento del plan nuclear ya no lesionará la confianza de sus votantes. Además, acercaría sectores (como el que encabeza la senadora Magdalena Odarda) para ampliar la base de sustentación de la coalición gobernante.
Comienzan a vislumbrarse algunos caminos. La Casa Rosada pretende que los candidatos a gobernadores de todas las provincias estén definidos en agosto, así tendrán tiempo de instalación y rodaje. En ese curso Sergio Wisky se consolida como el postulante del macrismo en Río Negro y se convence que no debe haber alianza con Weretilneck. Esta semana se fastidió por una publicación nacional donde muestra que esa unión puede ganar en este provincia. Quiere caminos separados. Así se lo expuso a Macri el viernes. Y todo indica que Nación respetará esa estrategia, sobretodo después del desplante del gobernador a la usina.
El peronismo nacional da pasos -no sin sobresaltos- hacia la unidad. En Río Negro busca sostenerla, ya que considera que fue una de las claves del triunfo de octubre. Hay consenso, pero todos buscan consolidar su espacio. La muestra fue la crítica del pichetista Ariel Rivero, al líder del Frente Grande: «Accavallo no tiene votos ni territorio» dijo, y pidió primero abocarse a abroquelar a todo el PJ y después acordar con los eventuales socios. «El justicialismo siempre fue frentista», recordó Soria, que no quiere que se desarme el FPV. El intendente sabe que tiene que haber lugar para todos y tarde o temprano acordará con el senador.
Un dato. Juan Manuel Pichetto podría ser el candidato a intendente en Viedma. Las encuestas lo avalan y el propio Soria lo había adelantado, a principios del año pasado, en una reunión en el bloque.
«Hay lugar para todos» dice el mandamás justicialista y convoca a todos los que estén «enfrente del proyecto que lidera Macri», esperando a los peronistas de Juntos con los brazos abiertos. Y opera en esa interna. Esta semana destacó la gestión de Fabián Zgaib en Salud y volvió a elogiar a Pesatti.
De todos modos, deberá surfear en la puja entre el kirchnerismo duro y el pichetismo. Pero el diputado Martín Doñate tiende puentes. Propone una gran acuerdo rionegrino que genere un proyecto de provincia concreto. «Ya habrá tiempo de definir los nombres que lo encarnen» dice, mientras profundiza su perfil antimacrista. Esta semana denunció penalmente al Presidente por los «negocios» de la familia Macri en los parques eólicos. El beltranense no resigna su idea de ser senador, pero no abrirá ese frente por ahora. Y es posible que lidere la creación de Unidad Ciudadana en la provincia, pero como un espacio más dentro del FPV que aporte al triunfo en 2019.
A pesar de los pronósticos, en 2018 no bajará la intensidad política. En todos los espacios habrá reacomodamientos y pasos hacia el proceso electoral del año próximo. Además, habrá una elección. Villa Regina debe elegir el 15 de abril al sucesor del destituido Daniel Fioretti y se presume que Juntos, Cambiemos y el FPV serán de la partida.
Weretilneck adelantó que el oficialismo tendrá candidatos y en la Casa de Gobierno ponen fichas a la legisladora Silvia Morales. La tarea no será sencilla porque en Regina adjudican al mandatario la caída de Fioretti. El macrismo busca su postulante en el sector empresarial. Y el peronismo deberá resolver su interna ya que el pichetista Carlos Vazzana quiere su revancha: perdió con Fioretti por 3 votos. Pero está enfrentado al legislador sorista Luis Albrieu.
La elección en Regina es clave porque el ganador podrá mostrar un triunfo antes de las generales, que se supone serán en mayo.