La industria no le encuentra la vuelta al «modelo Macri»
(Javier Alvarez-Sección Economía de NA).- Ya en el tercer año de gestión de Cambiemos, la industria manufacturera sigue sin encontrarle la vuelta al «modelo Macri», que no reactiva el consumo y tampoco calma la inflación, mientras los costos operativos aumentan motorizados por las tarifas.
En este sector, clave en la toma de mano de obra registrada, calificada y con salarios promedio, se destruyeron 66.688 empleos en los dos primeros años de gestión de Cambiemos, según datos del Ministerio de Trabajo.
Si bien falta que el INDEC confirme los datos, la industria habría terminado el 2017 con un avance del 2%, un numero magro si se tiene en cuenta que la comparación es contra 2016, un año en el que la actividad manufacturera se derrumbó 4,6%.
La situación es compleja y así lo reconoce la cartera laboral en su informe sobre empleo: «Algunos sectores continúan mostrando destrucción en la cantidad de trabajadores. Este comportamiento se observa fundamentalmente en la industria manufacturera con 21.300 trabajadores menos que en 2016».
Ese informe -el último difundido por la cartera que conduce Jorge Triaca- dice que en octubre de 2017 la industria tenía 1.190.700 trabajadores; en el mismo mes de 2016, unos 1.210.252; mientras que en octubre de 2015, había 1.257.388 empleos.
Otro dato preocupante es el de la precarización de empleos: entre octubre de 2016 y el mismo mes de 2017 la cantidad de monotributistas aumentó en 69.937 personas, al pasar de 1.505.563 a 1.575.500.
En los dos años de Macri, la cantidad de monotributistas aumentó en 120.247 personas que no pudieron encontrar un empleo registrado en el sector privado.
Un combo letal.
¿Qué afecta a industria local? Tres cosas: falta de competitividad respecto de los países de la región para colocar productos en el exterior, caída en el consumo interno y apertura de importaciones.
El Índice Tipo de Cambio Real Multilateral diario, que mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía con respecto a los de un grupo de países con los cuales se realizan transacciones comerciales, está 7 puntos porcentuales por debajo del obtenido hace dos años con la salida del cepo.
Un estudio de la Unión Industrial Argentina estimó que el déficit por el intercambio de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) fue el mayor de la historia en 2017: unos 35.000 millones de dólares (aunque faltan aún precisar algunas cifras definitivas).
El consumo, en tanto, no reacciona: las ventas minoristas de los pequeños y medianos comercios crecieron levemente en el último trimestre del 2017, pero eso no alcanzaron a compensar y el año cerró con una baja del 1% anual.
Y recientemente la Secretaría de Comercio dirigida por Miguel Braun dejó sin efecto 300 licencias no automáticas, las cuales protegen a los fabricantes locales de las importaciones.
A través de una resolución 5/E publicada el jueves en el Boletín Oficial, se incorporó el nuevo nomenclador adoptado por el Mercosur para el Comercio Internacional y a partir de ahora tendrán licencias más simples.
El intercambio comercial contabilizó hasta noviembre (último dato disponible) un elevado déficit comercial total de 7.656 millones de dólares.
En los once primeros meses del año pasado, las exportaciones aumentaron sólo 1,2%, alcanzando los 53.881 millones de dólares; las importaciones aumentaron 19,9%, totalizando los 61.538 millones de dólares. .
¿Qué dicen los empresarios?.
Daniel Funes de Rioja, uno de los vicepresidentes de la UIA y presidente de la Coordinadora de la Industrias de Productos Alimenticios, dijo a NA que el panorama está muy lejos de ser el deseable.
«La industria de alimentos y bebidas todavía no ha reaccionado significativamente. En el último año, hubo un crecimiento en torno al 0,7%. Y la utilización de la capacidad instalada registra niveles del 67%», describió.
El empresario explicó que en ese contexto, la posibilidad de reactivar el sector depende en el corto plazo de la utilización de la capacidad ociosa, «con mejoras en la estructura de costos de los sectores».
Y, en el mediano y largo plazo, la industria dependerá -siempre según Funes del Rioja- del impacto de las inversiones que se vienen proyectando, con anuncios por más de 5.100 millones de dólares a ejecutarse entre 2018 y 2022.
En este escenario, dijo el empresario, es necesario que el crédito llegue a las pymes regionales y a tasas compatibles con la competitividad y muy especialmente cuando se trata de hacer viables las exportaciones. .
Para Eduardo Fernández, presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), mientras no haya mercado interno y el consumo no remonte, las compañías del sector industrial seguirán a perdida y eliminando empleos.
«Las empresas que están pidiendo créditos al Banco Nación usan el dinero para pagar aguinaldos y vencimientos puntuales. No hay un programa de desarrollo industrial. Con las tasas de interés vigentes, no hay actividad que de una rentabilidad similar», apuntó Fernández a NA.