Discusión paritaria. Una puja con poco margen
(ADN).- La deuda de la provincia y sus compromisos financieros alinearon al gobierno de Río Negro dentro de los parámetros que la economía nacional exige a las Estados provinciales. Uno de ellos es respetar el pedido del presidente Mauricio Macri que las paritarias estatales no se excedan en los aumentos a los trabajadores del sector por encima del 15 por ciento. Casi imposible, sólo en Misiones los docentes acordaron ese porcentaje y en la provincia de Buenos Aires –donde se librará la madre de todas las batallas- las pretensiones del gobierno nacional poco conmueve a los gremios.
Alberto Weretilneck quiere iniciar las negociaciones salariales en la última semana de este mes y días previos a su discurso de inauguración de las sesiones ordinarias de la Legislatura de Río Negro, del 1 de marzo.
Los bolsillos del Estado rionegrino están flacos en proporción inversa a las pretensiones de las organizaciones sindicales. El ofrecimiento del 15% de incremento en los sueldos fue rechazado por todos los sectores.
Las conducciones gremiales hicieron conocer, de distintas maneras, sus aspiraciones. El gobierno lo sabe por las declaraciones a la prensa y en los contactos informales entre interlocutores oficiosos.
UPCN levantó alto la vara y estimó el aumento en un 28 por ciento y sigue reclamando lo adeudado del 2016. Sitrajur elevó su propuesta del 25 por ciento al STJ, del mismo porcentaje habla ATE y los legislativos aún no hicieron conocer sus pretensiones, quizás esperando las elecciones de APEL para el 28 de marzo.
La brecha entre oferta y demanda es importante y en este contexto se iniciarán las conversaciones paritarias.
En el caso de la discusión salarial para los trabajadores del Ejecutivo hay un condimento que jugará en las próximas negociaciones. Esta paritaria se desarrollará en el ámbito de la Función Pública, mesa a la que fue invitada ATE por el propio gobernador Weretilneck.
Esta jugada del mandatario no cayó bien en UPCN, que ha tomado como propio a ese espacio que comparte con el Ejecutivo. Percibe que “le mojaron la oreja” porque además la organización que conduce Scalesi, siempre ha mantenido buenas relaciones con el gobernador y se ha jactado de lograr beneficios mediante negociaciones y no “quemando cubiertas”, en directa alusión a Rodolfo Aguiar, con quien además se rechaza cualquier reunión.
Pareciera ser que los adversarios de ayer son los aliados de hoy, incluso también ATE tiene en stand by el reclamo callejero ante el gobierno provincial. Esa metodología ahora está reservada para el gobierno nacional.
En poco más de una semana se iniciarán las primeras reuniones paritarias y es toda una incógnita poder vislumbrar como se superarán estas diferencias entre la oferta gubernamental y las pretensiones sindicales, más aún cuando los argumentos del gobierno son frágiles frente al reconocimiento oficial que la inflación del último año superó el 24 por ciento y que enero cerró en el 1.8 por ciento.
Tampoco hay espacio para medidas de fuerza prolongadas en el tiempo. Unos y otros evitarán un enfrentamiento con el desgaste propio de estas circunstancias, más aún el gobierno, que se prepara para las futuras contiendas electorales.
Los caminos alternativos y que podrían allanar la vía del acuerdo son fijar una cláusula gatillo a la que los gremios accederían donde habría ajustes de acuerdo a la inflación o acordar en las paritarias una cláusula para abrir nuevamente la instancia de debate salarial en el segundo semestre del año. Este último camino tiene un inconveniente: la desconfianza hacia el gobierno para cumplir con el compromiso de convocar a los gremios para el último período del año, como ya sucedió.
Cualquiera de estas posibilidades «salvaría la ropa» de unos y otros. Por un lado el gobierno daría una nueva señal de obediencia a la Rosada y los gremios tendrían la posibilidad de convertir el 15 por ciento en piso y actualizar salarios a fin de año.