Exabrupto y sobreactuación. ADN
El fiscal de Choele Choel, Daniel Zornitta, expuso en su cuenta de Facebook su pensamiento sobre la lucha que llevan adelante las mujeres contra la violencia machista, el fin del patriarcado y la igualdad de derechos y oportunidades. Horas antes del Día Internacional de la Mujer las mandó a limpiar, cocinar y planchar. Un exabrupto no permitido a una persona que debe intervenir, por caso, en causas de violencia de género.
Su posteo en la red social fue ampliamente criticado y debió salir a disculparse, pero fue tarde. Sus expresiones pueden ser tomadas como una postura genuina ante el paro del 8 de marzo, o como un chiste de mal gusto. Las dos opciones son repudiables. Tanto, que le costaron su puesto. Zonitta presentó su renuncia.
Es que el caso generó una enorme repercusión pública nacional. Su cara estuvo en todos los noticieros centrales de la TV, diarios, portales, redes sociales y su nombre rebotó en todas las radios. No era para menos. La novedad llegó a Buenos Aires el mismísimo #8M. Inoportuno, grotesco, fuera de lugar, condenable.
A la publicación de Zornitta reaccionó rápido de reflejos el jefe de los fiscales, Jorge Crespo, quién despegó al Ministerio Público de esa posición machista y adelantó que pediría sanciones. Inmediatamente, el fiscal General, Marcelo Álvarez, informó que enviaban al Consejo de la Magistratura un informe, para que se evalúe su actuación.
Para el Poder Judicial, el posteo de Zornitta fue un baldazo de agua helada. Horas antes, el gremio había denunciado la existencia de «listas negras» marcando a las mujeres que se adherían al paro, lo que obligó al Superior Tribunal de Justicia a emitir una resolución garantizando el derecho al paro.
También lo fue porque el fiscal había tenido un buen desempeño en la bajada al jagüel del campo «La Manuela» en Choele Choel donde buscaban los restos del trabajador rural Daniel Solano. Zornitta fue garante de las tareas que hizo la empresa salteña y custodio de los elementos que se extrajeron para que los analicen los especialistas en antropología forense.
Mientras el escándalo crecía, desde todos los sectores políticos, sindicales y sociales se sucedían los repudios y los pedidos de actuación de la Magistratura. Por eso, sorprendió la irrupción del gobernador Alberto Weretilenck quien salió directamente a pedir su renuncia. «Sino renuncia, solicitaré a los legisladores de Juntos, la presentación ante el Consejo de la Magistratura para su destitución», aseguró en las redes sociales. Fue a fondo.
La postura del gobernador descolocó a los integrantes del Poder Judicial. También a la política. Dirigentes del oficialismo y la oposición quedaron atónitos. Sin embargo, el mensaje cayó muy bien en los sectores duros de los movimientos feministas.
Weretilneck no quedó solo. Su vice, Pedro Pesatti, avaló su iniciativa. Y obligó a unificar criterios en JSRN. Después de la presión política, Zornitta anunció en su Facebook que renunciaba.
El embate contra el fiscal fue exagerado y sobreactuado y roza la intromisión en otro organismo pudiendo poner en jaque la independencia de poderes. Por eso llamó la atención el silencio de la dirigencia de Cambiemos, tan afecta a los valores republicanos. Quizás hubiera alcanzado con el repudio y la denuncia en la Magistratura y dejar que los resortes institucionales funcionen.
¿Y si no fue una exageración de la política y la postura fue auténtica? Pues bien, debiera haber un replanteo de cuáles son los temas que incomodan, ya que, por caso, no se pidieron renuncias cuando el juez barilochense Héctor Leguizamón Pondal salió a defender a la Corte (único caso en el país) por el beneficio del 2×1 a los genocidas de la dictadura; cuando surgió la acusación contra el magistrado viedmense Juan Bernardi -luego condenado- por corrupción infantil o más reciente incluso ante las denuncias por acoso contra el ex legislador de Juntos Somos Río Negro, Rubén López, comprendido en dos causas judiciales.
Para colmo, el gobierno de Weretilneck sigue sin aumentar el presupuesto al Consejo de la Mujer, no están finalizadas las Comisarías específicas para las denuncias contra la violencia de género, se niega a promover la emergencia en Río Negro (a pesar que los femicidios no se detienen), cuando existen reclamos para que haya casas de contención para la mujeres que tuvieron que irse de sus hogares por el maltrato y los golpes, y a cinco años de aprobarse la ley, aún no se puso en marcha el Observatorio que debe funcionar bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social.
En el año 2016, Río Negro no gastó ni un solo peso en materia de género. Y recién después del discurso del gobernador en la apertura de sesiones legislativas el 1 de marzo donde asumió el incremento de denuncias en materia de violencia contra la mujeres, el oficialismo comienza a trabajar en una nueva normativa contra la violencia de género.
De todos modos, y más allá de la sobreactuación, es un paso positivo que Zornitta se haya ido del Poder Judicial. Es un buen síntoma ya que ese Poder del Estado sigue siendo conservador y mantiene en sus puestos a funcionarios que no se han involucrado en la materia y sus decisiones han sido nocivas para las mujeres que han denunciado a hombres por acoso o violencia y su inacción produjo el asesinato de muchas de ellas.
Pero hubiese sido más razonable que su salida haya sido por imperio de la Magistratura.
Mientras este caso se desenvolvía en el Palacio, en la calle miles de mujeres marcharon en todo el país reclamando la despenalización del aborto, la equidad salarial, contra la discriminación y la violencia, y por un Estado moderno que garantice herramientas de igualdad de oportunidades.
Todavía falta mucho. Una muestra fue que los poderes Legislativo y Judicial rionegrinos debieron emitir resoluciones para garantizar la participación al paro. Nada dijo el Ejecutivo, que el año pasado descontó el día laboral a las mujeres que se sumaron a las actividades y no asistieron a sus puestos de trabajo.