Olla a presión. ADN
El gobierno nacional ningunea el impacto del aumento de las tarifas. También de los combustibles, el dólar y la inflación. Hay alza en los alquileres, los créditos hipotecarios y el transporte. Todos esos elementos en conjunto deterioran los salarios, que no tienen el mismo incremento que el costo de vida.
Si la marcha de la economía sigue en este rumbo, el malhumor social irá en crecimiento. En las calles ya hay una sensación térmica de enojo y empieza a provocarse el fenómeno de olla a presión. Y es sabido que, las políticas neoliberales aplicadas en procesos democráticos en Argentina, han tenido finales poco felices.
El costo político ya se siente en la Casa Rosada. Las encuestas marcan un deterioro de la figura presidencial y la confianza de los argentinos en Cambiemos para solucionar los temas de la economía. Ello impacta en Río Negro, ya que el macrismo ofrece poco discurso a la dirigencia local para posicionarse como un alternativa de poder en 2019.
También alcanza a Juntos Somos Río Negro, que no hace muchos esfuerzos para despegarse del oficialismo nacional. La excepción es el vicegobernador Pedro Pesatti, pero por ahora es una voz solitaria. Ninguno de los demás pre candidatos a gobernador (Alejandro Palmieri y Mónica Silva) avanzan en críticas al gobierno de Mauricio Macri. Tampoco los ministros ni intendentes. Algunos legisladores, recién ahora y sin mucho ahínco, ponen reparos.
Lo cierto es que Cambiemos no está bien en la región. La Patagonia es uno de los centros más golpeados por el plan económico de Nación. También el NEA y NOA. En rigor, solo la zona centro, el núcleo de la producción agropecuaria es -por ahora- beneficiaria. Una región que concentra la mayoría de los votos en el país.
En estos días los gremios intensificaron sus discursos y no descartan endurecer la lucha. El comercio, las pymes y la industria renuevan críticas y piden soluciones.
Esta semana, la Federación de Productores aseguró que los chacareros sólo recuperan el 60% de la inversión porque el precio de la fruta es bajo. Farmacias y centros privados de salud cortaron (hasta que aparecieron los pagos) los servicios a los afiliados al IPROSS por la abultada deuda de la obra social.
ATE y UPCN se dividieron las protestas. Los conducidos por Rodolfo Aguiar se pusieron al frente de los reclamos por los despidos en los organismos nacionales y responsabilizan a los diputados Sergio Wisky y Lorena Matzen por ser los abanderados del «ajuste» en la provincia. También arremeten contra intendentes. Los conducidos por Juan Carlos Scalesi armaron un esquema foquista, de intervención en ministerios y dependencias rionegrinas, reclamando adicionales e incentivos para fortalecer el bolsillo de los empleados públicos.
Los salarios de los trabajadores estatales aumentó el 15%, a excepción de los docentes, que con los retoques al nomencladores alcanzarán en el algunos casos el 21%. Los del Poder Legislativo superaron el 16 y los del Judicial el 18%. Todos por debajo de las proyecciones del índice de inflación. Según los cálculos más benévolos rondará el 19%, pero los consultores económicos pronostican hasta un 24%.
El gobierno nacional asegura que en el segundo semestre la inflación bajará. E insiste que no superará el 15%. Pero el Banco Central acaba de subir la tasa de referencia por encima del 30% ante una nueva escalada del dólar, que tocó los 21 pesos y bajó unos centavos después de una fuerte intervención estatal que inyectó al mercado más de 1.400 millones de dólares, lo que ocasionó una pérdida importante de reservas.
Ante este suceso, el FMI alertó sobre la deuda del país y lo poco que bajó el déficit fiscal y pidió más ajuste, de lo contrario, vaticinó, la economía será inviable.
Este panorama es advertido por el «peronismo dialogista» que salió a despegarse del macrismo y quiere un candidato a presidente propio para 2019. Y asegura que podrá ganarle en un eventual balotaje al oficialismo, que ya promueve la reelección de Macri.
Pero las encuestas también los arrastran. Tanto el interventor, Luis Barrionuevo, como integrantes del massismo y el presidente del bloque del peronismo federal, Miguel Pichetto, son considerados por la opinión pública como quienes dieron apoyo al oficialismo para aprobar las leyes más cuestionadas. Ahora, se viene el debate sobre la reforma laboral. Y habrá tensión.
Ese sector difícilmente pueda captar el malhumor hacia el gobierno en sectores medios de la sociedad. Tampoco tienen el respaldo de los gobernadores que jugarán a las escondidas hasta que el panorama esté más claro.
También Alberto Weretilneck gambeteará definiciones. Justifica ese accionar en que aún tiene 19 meses de gestión y no puede complicar la gobernabilidad enfrentándose a la Casa Rosada, aunque ello complique las chances de Juntos. De todos modos, insiste en la idea de provincializar la elección para que los vaivenes nacionales no afecten al oficialismo, pero mientras tanto deberá barrenar en los conflictos internos, muchos, ocasionados por las políticas nacionales.