Operar con débito, un problema para pequeños comercios
(ADN).- La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) alertó sobre la obligación de aceptar pagos por tarjetas de débito y pidió a la AFIP que contemple la situación de negocios pequeños, micro, barriales, emprendimientos, jóvenes profesionales y todos aquellos segmentos de baja facturación comprendidos en la norma y a los que no se contempla como exceptuados.
Expresa en este sentido que «la norma actual desconoce tal realidad, lo cual agravará aun más la situación fiscal de las Pymes, que ya vienen padeciendo incremento de tarifas, ahogo financiero y fuerte caída de la demanda, reclamos no escuchados por las autoridades».
Como se sabe, Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) dispuso que a partir del 1º de abril comerciantes, prestadores de servicios y profesionales que operan con consumidores finales están obligados a aceptar pagos a través de tarjetas de débito y por lo tanto APYME considera que la medida en sí, de implementarse adecuadamente, puede resultar una herramienta válida para impulsar las ventas, beneficiar al consumidor y facilitar la formalización de la actividad, pero que quedaría desprotegido un vasto sector comercial.
Indica la organización de pequeños y medianos empresarios, para quienes trabajan en la línea de la subsistencia, resulta desproporcionado afrontar un costo mensual por el posnet. Además, su utilización requiere teléfonos, en su mayor parte celulares, lo que trae dificultades extra y un costo adicional para el comerciante o prestador de servicios que se ve forzado a desempeñarse en condiciones precarias.
Por otra parte, estos segmentos deben afrontar la misma tasa (del 1,1% para operaciones al contado) que los negocios establecidos y grandes cadenas de ventas minoristas. Esta tasa no tiene justificación salvo por la conveniencia de los bancos, que acreditan las operaciones a las 72 horas con el antedicho descuento en lugar de hacerlo dentro de las 24 horas.
APYME considera que la medida de AFIP no puede aplicarse “a todos por igual” sino equitativamente. Es preciso establecer un claro criterio de segmentación para que un potencial beneficio para todos no perjudique precisamente a los negocios chicos, barriales, cuentapropistas y profesionales, indispensables para sostener la actividad económica local.