Regina, elección y después. ADN
Hoy Regina vota a su intendente. Es una elección particular porque solo define quién terminará el mandato del destituido Daniel Fioretti, pero lejos está de ser una contienda municipalista ya que se transformó -por impulso de todos los partidos políticos- en un escalón clave en la carrera hacia la gobernación. Además, podría ser el principio de una serie de reacomdamientos internos, incluso, rupturas.
Las encuestas marcan una intención de voto favorable a Carlos Vazzana, candidato del Frente para la Victoria. Si ello ocurre, en la tardecita de hoy se verá al jefe del PJ, Martín Soria, festejando, ratificando su postulación a gobernador y acentuando la idea de un fin de ciclo.
Tampoco será un dato menor cómo quede conformado el podio. Según los sondeos la brecha entre Vazzana y sus competidores se achicó. Aún así debe determinarse si la segunda posición es de Cambiemos o de Juntos Somos Río Negro. Para el oficialismo, salir tercero significará seguir licuando su poder electoral que se viene menguando desde 2015, y ratificará la instalación definitiva de la grieta en Río Negro entre el FPV y el macrismo, que se insinuó con fuerza en las PASO y las legislativas de octubre.
En estas horas los contactos se multiplicaron entre algunos dirigentes de Juntos y Cambiemos. Evalúan que si Regina ratifica la ola peronista no queda más camino que ir a una unificación de fuerzas. Esa idea ya anida en la Casa Rosada desde donde bajaron la orden de no confrontar con el gobernador. Hace unos días, algunos intendentes exteriorizaron críticas al mandatario y hubo reto.
Pero esa alianza no será de fácil conformación. Primero por el escollo que significa para ese objetivo que el vicegobernador Pedro Pesatti haya lanzado su candidatura a gobernador. Es un hombre de doctrina peronista que rechaza las políticas neoliberales que brotan desde Buenos Aires. El círculo rojo -que respalda la postulación de Alejandro Palmieri- ya evalúa los costos de un posible alejamiento del viedmense. ¿Qué hará la pata peronista?. Otro conflicto es el armado de las listas conjuntas. Muchos dirigentes para contener y hay pocos lugares. Por eso no se descarta una PASO entre ambas fuerzas, o lo que queden de ellas.
En Cambiemos también hay tironeos. El PRO y el ARI son los más proclives a una alianza con Weretilneck (que sería candidato a senador y unificaría la fecha de elecciones con Nación), pero la UCR resiste ese acuerdo. Prefiere ir separado y encabezando la fórmula.
Para el PJ no todo es color de rosa. El pichetismo se siente excluido del proceso de unidad. Por eso evalúa enfrentar a Soria. «Vamos a jugar. Por adentro o por afuera» aseguró un dirigente del riñón del Senador. La candidata para enfrentar al roquense es Silvina García Larraburu, de excelente relación con Alberto Weretilneck y Pedro Pesatti. La barilochense transmitió en estos días su voluntad de participar. La excusa será recorrer la provincia impulsando la creación en Río Negro del espacio que lidera Miguel Pichetto: el peronismo federal. La incógnita es saber cuántos dirigentes de ese sector se quedarán con el senador y cuántos se suman a la unidad. En las próximas horas podría haber movimientos en ese sentido.
«Sin nosotros, Soria no gana» dicen en el pichetismo. Lo mismo rezan en el kirchnerismo. Ambos sectores se adjudican un peso relativo, pero suficiente como para volcar la balanza. El jefe del PJ lo sabe y ya se definió: salió a criticar a quienes «hablan loas del presidente Mauricio Macri» y «le votan las leyes que perjudican al pueblo». Un misil teledirigido al Senado. Esas declaraciones entusiasmaron al diputado Martín Doñate. Pero cerca del senador entienden que hay una mala lectura. «Si el justicialismo no hubiese aportado a la gobernabilidad, hoy estarían diciendo que queremos que Macri no termine. No podemos darnos ese lujo. Para que otros hagan oposición dura, nosotros aportamos mesura», reflexionan y dejan entrever que las posturas son complementarias.
Pero el intendente de Roca avanza: afianza su alianza con la senadora Magdalena Odarda, ratifica su inserción en el campo nacional y popular, hizo las paces con el legislador Mario Sabbatella, teje alianzas con legisladores, intendentes y concejales, se para frente al macrismo y al weretilneckismo. Intuye que Juntos y Cambiemos irán en alianza a las elecciones de 2019. Y trata de recrear la grieta.
Mira encuestas y ve que el rechazo al Presidente es alto. Macri tiene un 21% de imagen positiva, debajo de Cristina Kirchner que mantiene un 35%. También ve que el electorado rionegrino es progresista y que más del 60% rechaza las políticas económicas de la Casa Rosada. «Que se peleen por el resto» dicen en el entorno del intendente. Ese «reparto» tiene que darse entre Cambiemos, Juntos y, si prospera la ruptura, el peronismo federal.
El mismo escenario ven casi todos los partidos. La diferencia es el reparto de votos y las chances para 2019. Cambiemos evalúa que un acuerdo con Weretilneck y la «quita» de votos del pichetismo a Soria, lo pone a la vuelta de la esquina de Laprida y Belgrano.
Curiosamente, un sector del oficialismo rionegrino también cree que puede retener el poder, si no se hace una alianza con el macrismo. Para ello deben seguir con la idea de candidato propio, partido propio, fecha propia. No sólo Pesatti está confiado en ello, también los intendentes y una gran cantidad de legisladores. El escenario sería: Cambiemos licuado y el PJ dividido.
Pero las elecciones de esta tarde determinarán el ánimo político. Si triunfa Vazzana no serán muchos los dirigentes del PJ (al menos por ahora) que quieran migrar, porque ven el triunfo de 2019 muy cerca y todos quieren proyectar sus carreras. También habrá varios que hoy no se reportan al peronismo haciendo llamados a Roca.
Caso contrario, podría haber más «compañeros» dispuestos a enfrentar a Soria y, de acuerdo a quien gane la elección (Juntos o Cambiemos) lograrán una fortaleza en la identidad política, descartando alianzas a futuro.