«El sectarismo del PJ favorece al gobierno neoliberal”
(ADN).- El presidente del peronismo rionegrino criticó el sectarismo que existe hoy en el partido a nivel nacional. Dijo que no se puede tirar a nadie por la ventana y que la unidad se construye con todos los que quieran recuperar el gobierno del país. Y recordó que fue el pueblo movilizado el que unió a los dirigentes. También criticó el rumbo de la gestión de Mauricio Macri y al gobernador rionegrino Alberto Weretilneck.
En una entrevista en una radio de Buenos Aires, el candidato a gobernador del Frente para la Victoria, expresó:
-En Río Negro se logró la unidad electoral del peronismo, ¿cuál es la receta?
No hay una sola cosa que haya confluido para que se genere un proceso de unidad tan amplio y tan generoso como el que construimos desde hace ya un año y medio atrás. Que terminó confluyendo en las últimas tres elecciones en Río Negro con triunfos muy importantes. En las PASO sacamos casi el 32% de los votos, contra 19% del PRO y 17% del partido provincial del gobernador. Es decir, los oficialismos en Río Negro hicieron el proceso inverso al que hizo lamentablemente el peronismo o la oposición a nivel nacional o en el resto de las provincias. En Río Negro lo que se dividió fue el oficialismo, es decir, el PRO y el gobernador que a la vez la va de socio de Macri. La fuerza del gobernador quedó tercera en las PASO. En octubre Macri le pide a su socio, el gobernador, que baje su lista para ver si podían arrimar el bochín y terminamos ampliando la diferencia. Trepamos al 49% de los votos y ellos quedaron, si no recuerdo mal, en 30%.
–¿Cómo hicieron para poder articular la acción colectiva y funcionar como una fuerza política?
Tiene que ver con el proceso de construcción y de conducción. Conducir no es juntar personas en un galpón y que te aplaudan. Conducir es aglutinar voluntades detrás de una idea, de sueños, de esperanzas que en Río Negro se necesitan y mucho, después de más de 35 años fuera del poder. Salvo los 21 días que gobernó mi viejo [Carlos Ernesto Soria], el peronismo y todas las fuerzas que nos acompañan hoy en este gran Frente Para la Victoria llevamos 35 años fuera del poder. Y conducir tampoco es imponerle tus ideales al resto sino que el resto levante esas banderas. También hay que tener muñeca para hacerlo. A ese otro factor también le agregaría que dio muy buen resultado que, por un lado, el gobernador se asociara con el presidente Macri, lo cual clarificó todo el arco opositor y lo unificó. Nosotros ampliamos el FPV de tres partidos históricos a casi ocho partidos más todas las agrupaciones. Pero lo más importante de todo fue la contundencia y la claridad para poner en frente al adversario. Nosotros no somos ni dialoguistas ni consensuadores ni estamos con nada por el estilo. Nosotros somos lo que eligió la gente en Río Negro: opositores a las políticas nefastas del presidente Macri y opositores a su socio Alberto Weretilnec.
–En general en las encuestas en la región patagónica es donde peor se evalúa a Macri, ¿por qué pensás que pasa esto?
El gobierno de Mauricio Macri es muy malo. En términos de obra pública, de desarrollo productivo, las economías regionales, el daño que está generando es muy importante y ni hablemos del endeudamiento y la inflación. La revolución de la alegría lo único que ha hecho es unir a toda la Argentina en esta crisis que ellos desataron, en este endeudamiento enorme y en este ajuste, con tarifazos y demás. Pero en el caso de la Patagonia yo creo que es mucho más profundo porque tiene que ver además con otra cosa, que nos toca la fibra íntima que tenemos todos los patagónicos. Cuando un presidente que ataca a la región al decir “en la Patagonia andan en remera en sus casas”, a quienes viven en la Patagonia no les gusta nada. Eso es desconocer la realidad que se vive en la Patagonia. Hace muy poquitos días atrás volvió a atacar a denigrar a los patagónicos diciendo que las veredas de la Patagonia están calefaccionadas. Yo no sé de dónde sacó semejante pavada. Hay una denigración hacia el patagónico, el rionegringo, el chubutense, que es muy profunda y además la mentira es evidente. Lo mismo que le hizo a la pobre gente del norte argentino, con el fabuloso Plan Belgrano, nos lo hizo a nosotros en la cara. Se juntó con todos los gobernadores de la Patagonia y lanzó el Plan Patagonia y no pegaron un ladrillo, no se hizo nada. Con lo cual hay elementos que lastiman esa fibra profunda de los patagónicos.
–Hay toda una discusión sobre cómo definir ideológicamente a este gobierno: si es de derecha, si es una nueva derecha, si es un gobierno de liberales, si representa a la clases medias, a las clases altas, sin interpela a los sectores populares, etcétera. Si vos tuvieras que definirlos, ¿qué dirías?
Son chicos del Newman. Es un retroceso simbólico de más de 200 años en la historia argentina. Cuando vos ves para quiénes gobiernan es lógico que lo hacen para los grandes negocios. No es un gobierno, es un plan de negocios. Están convencidos que la Argentina, para crecer y desarrollarse, necesita solamente de algunas provincias, las más populosas: Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Capital. Todas sus políticas y sus obras están centradas en estas provincias. Por eso digo que es un retroceso de 200 años: estamos volviendo a la vieja discusión de unitarios y federales, es una locura. El aislamiento al que someten a las provincias argentinas, el caso de Río Negro es muy importante. Y por eso digo que son conservadores y todas las políticas están orientadas a los negocios, al libre mercado, este es un gobierno de CEOs, de empresarios. Los argentinos ya vivimos esto. Este neoliberalismo tardío ya lo conocemos. La política de mercado, de especulación, ya la conocemos. No es nuevo para nosotros. Lo mejor es que todos sabemos cómo termina esto. Nadie vio nunca en ninguna plaza de la Argentina un busto reconociendo el gran trabajo por la Patria ni de Martínez de Hoz ni de Domingo Cavallo. Y estoy seguro que nunca vamos a ver en el futuro una estatua de Dujovne ni de Mauricio Macri.
–A veces se hace una distinción entre el ala “más política” en el gobierno y otra considerada como “de la comunicación”, el ala de Marcos Peña. ¿Esa distinción existe o te parece que es una construcción política?
Creo que la distinción la hacen aquellos analistas y periodistas que llevan trayectorias y años haciendo análisis que distinguen a Emilio Monzó o a Rogelio Frigerio. Pero la verdad me parece que hay muy poca política. Si Rogelio Frigerio es un gran dirigente político qué va a quedar para los políticos.
–Y la distinción que hace el gobierno entre una “oposición racional” para separarla de otra “irracional”, ¿qué opinás de esa distinción y por qué creés que la hacen?
Quizás la hacen porque tienen más diálogo con unos que con otros; porque se sienten más cómodos con unos que con otros. A mi no me preocupa. Como lo llama un analista político que es muy gracioso y tiene muchos años de profesión y que conoce mucho de historia reciente argentina, los llamados “opositores racionales” son dadores voluntarios de gobernabilidad. Son tipos que les encanta el consenso, el diálogo, la institucionalidad, la gobernabilidad y un montón de pavadas más. Me parece que la historia reciente de los últimos meses nos está demostrando que todos aquellos que fueron votados para ser opositores y que hoy están haciendo esto de traicionar sus principios me parece que el resultado que han obtenido es muy malo. Los gobernadores que se sacaron más selfies con Mauricio Macri son los que perdieron y perdieron feo. Porque la gente, entre votar una mala copia y votar al original, vota al original. Nadie elegiría una mala copia. Y entre las PASO y octubre del año pasado todos aquellos que se abrazaron y hablaban de la gobernabilidad les fue muy mal. Porque la gente no los votó para cogobernar la Argentina y mucho menos para tener un gobierno tan malo como el de Mauricio Macri. Por ahí uno entiende que lo puedan hacer porque tienen las provincias mal administradas, fundidas y bueno tienen que abrazarse a cualquier cosa. Pero, bueno, la gente castiga esas reacciones que un día critican a uno y al otro se están abrazando con ese mismo que criticaban. Me parece que la gente no es tonta, se da cuenta. Muchos hablan de la unidad: creer que la unidad del justicialismo, de la oposición, se construye por una ley como pasó ahora con el freno a las tarifas, es equivocado. Esa puede ser la foto de un momento, una crisis que desató el macrismo, pero la unidad no tiene que ver con una ley o con el buen trato que puedan tener los dialoguistas con la oposición acérrima. La unidad del peronismo, la historia lo indica, la marca el pueblo, la voluntad de la gente en la calle.
–Cuando fue lo de la reforma previsional, ¿eso fue un indicio?
Fue el primer indicio del hastío, del cansancio del pueblo argentino. Que día a día se profundiza más. Cada vez son más masivos los cortes, cada vez las medidas caen peor en la gente, ni hablar cuando llegue el Fondo Monetario. Lo que pasó con Lagarde que vino hace unos meses y dijo “la verdad que es impresionante lo que ha hecho Mauricio Macri los dos últimos años”. Y creo que es la primera vez que todo el pueblo argentino va a coincidir lamentablemente con alguien del Fondo porque es impresionante lo que han hecho, no tiene nombre. Ojo: también el Fondo Monetario era el que en el 76 aplaudía las políticas y en los 90 que éramos los mejores alumnos.
–¿No cambió el Fondo?
No, qué va a cambiar. La diferencia es que ahora dicen que las medidas no las toman ellos sino los gobiernos. Es como una carta de presentación lo que cambió después de todos los descalabros financieros que han originado en todos los países donde intervinieron. Pero ellos no cambiaron nunca. La frase de Perón “el pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes” es un palo a los dialoguistas y a los que creen que la verdad revelada es el cristinismo. Los dos extremos son malos. Vos tenés que ser opositor: cuando el 70 o el 80% de la gente está en contra de algo, ¿qué vas a dialogar?
–La idea de separarse del kirchnerismo, que se encontraba asediado por la Justicia al principio, y acercarse a un gobierno que en sus inicios estaba muy fuerte en imagen pública y apoyo, ¿podría haber funcionado en otras condiciones o fue muy de corto plazo?
En política la lógica la dan los resultados, las elecciones. Y el año pasado el peronismo quedó casi peor que en 1985 con Alfonsín. Perdimos en los distritos más importantes, lo cual no ocurría desde 1985. En 1984 mi viejo [Carlos Soria], en La Pampa, tuvo que presenciar cómo la dirigencia del Partido Justicialista elegía como presidenta a Isabelita. Mirá qué mal que estábamos. En el 85 Alfonsín, que era una Ferrari, gana en todos los distritos. Igual que lo que pasó con Macri el año pasado. En el 87, 88 el peronismo se rompía entre ortodoxos (Saadi, Luder, Herminio Iglesias) y los renovadores, que eran los más dialoguistas. Estaba todo roto y sin embargo en el ´89 fue el pueblo en la calle, la hiperinflación y el incendio de Alfonsín lo que nos devuelve al poder. Menem no llega porque al pueblo argentino le gustaban las patillas. Llega por la reacción del pueblo en la calle: el pueblo marchará con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. El 17 de octubre del ´45 el único peronista que había en esa plaza salió a la tarde en el balcón. En esa plaza no había peronistas, había laboralistas, progresistas, anarquistas, trotskistas, trabajadores, pero lo que principalmente había era la voluntad y la reacción de un pueblo, el subsuelo de la Patria que se rebelaba. Lo mismo pasó en el 89, en el 2001, el peronismo estaba todo roto, ¿cuántos presidentes pasaron en una semana? Y entre ellos no se hablaban, yo lo vi eso. Estaban todos peleados. Y sin embargo fue Duhalde y después llega Kirchner. Fue por la reacción del pueblo en la calle. Por eso el peronismo es la reacción del pueblo en la calle.
–¿Y para adelante? ¿Qué puede proponer el peronismo como oposición?
Creo que hay que cabalgar el proceso, como decía Perón. Los conductores son los que van a orientar. Hoy hay una horizontalidad: en el peronismo la conducción es vertical y hoy están todos en un mismo llano. Algunos son más conocidos, otros tienen más cariño de la gente, otros tienen menos popularidad: lo que no se puede hacer es tirar dirigentes por la borda o construir la unidad pero siendo sectarios. No podés tirar por la borda un dirigente que mide 30 de positiva y 29 de negativa.
–El límite no es Cristina entonces.
Obvio que no. La unidad se construye con todos los que quieren recuperar el gobierno de la Argentina para terminar con esta malaria en la que nos sumerge Mauricio Macri.
–Y qué te parece que cambió con la crisis de las últimas semanas, la llegada del Fondo, ¿te parece que se abre una situación así en la que la gente toma más protagonismo?
Cuando yo veo a los dialoguistas poniéndose duros en sus posiciones me llena de esperanza ver que están leyendo lo que pasa en la calle. Que tiene que ver también con la construcción de esa reacción de la gente.
–¿Y las organizaciones, los partidos, los sindicatos qué rol juegan?
Todos juegan un rol importante. Nosotros en Río Negro lo hicimos. No solamente eran partidos políticos: las agrupaciones desde las más variopintas también las incluimos.
–¿El rol entonces es convocar esa reacción?
Un dirigente político o un partido que no represente un ideal en la sociedad, en la comunidad, está condenado a desaparecer. Por lo tanto quiero creer que cualquier organización de cualquier tipo que está en política tiene que representar esa sociedad a la que dice encauzar o conmover. ¿Te imaginás a alguna organización social yendo a Plaza de Mayo a acompañar al Fondo Monetario Internacional o las medidas de ajuste? No existe. Lo mismo le pasa al sindicalismo y a cualquier fuerza política. Cuando ves parlamentarios que endurecen sus posicionamientos y empiezan a dejar esa búsqueda de diálogo y consenso es porque en la calle los están empezando a mirar feo. Porque ya no pueden pisar un local partidario. Pueden ser muy democráticos y dialoguistas pero no son tontos.
–¿Te parece que “hay 2019”? ¿Qué tiene que pasar?
Yo creo que está bien el debate interno, las críticas, las peleas. Somos como los gatos en el tejado, cuando nos arañamos es porque nos estamos reproduciendo. Me parece bien que se de este proceso, todo tiene un límite. Y el límite obviamente son las PASO donde si no hay posiciones concordantes o un criterio único ahí se resolverán las candidaturas. Como hicimos en el ´88: Cafiero contra Menem.
–¿Y si no es en una PASO?
Creo que no tenemos que volver a repetir el error. El único que se favorece en el sectarismo del peronismo, en el sectarismo suicida son los gobiernos neoliberales. Los gobiernos neoliberales nunca en la historia ganaron una elección por el cariño de la gente, ganaron porque dividieron a la oposición. Y eso pasó el año pasado: tenemos que aprender de nuestros propios errores. Y no confluir en el sectarismo suicida. Nosotros en Río Negro lo hicimos.
–O sea, la condición para que haya 2019 sería una PASO con todos adentro.
A ver, si no hay unificación, si no hay concordancia en las candidaturas, si todos se miran al espejo y dicen “qué bien me veo de candidato a presidente” y bueno para eso están las internas que hoy son las PASO.
–¿Qué opinás de las declaraciones de Bossio – no por personalizar pero sí para mostrar una postura – de que “con la marchita y el bombo no le ganamos a nadie”?
Bueno, hay un asidero de razón. Con eso solo no alcanza pero tampoco me parece que esté bien ridiculizar los elementos de la liturgia histórica del peronismo. Porque con eso lo único que estás haciendo es no poder volver a mirar a los ojos a otro compañero, no poder volver a pisar un local partidario y en todo caso ganarte el afecto y el cariño de Durán Barba. Desnaturalizando nuestra doctrina, nuestro principio tampoco le vamos a ganar a nadie. Es cierto que hace falta un buen proyecto y buenos dirigentes que tengan el cariño de la gente. Pero no creo que criticando siempre al compañero, al de al lado, cuando la gente te votó para ser oposición, no oficialismo. Yo creo que hay algunos que fueron elegidos para ser opositores… bueno ahora por suerte, cuando se dan cuenta que este gobierno de Macri va en picada y que cada vez las políticas son peores para la gente empiezan a endurecer sus posicionamientos. En buena hora, porque ya el año pasado perdimos por paliza.
–¿Qué opinás de los que dicen que la unidad por la unidad no sirve y que tiene que ser en base a ciertos acuerdos programáticos?
Estoy de acuerdo. Un buen proyecto y buenos candidatos.
–¿Y en qué se tiene que sustentar la alternativa programática? ¿El kirchnerismo juega un rol ahí como “piso”?
El kirchnerismo es peronismo. Tiene dirigentes jóvenes importantes. Y el peronismo también. No hago una distinción entre kirchneristas y peronistas. La verdad que no la concibo, ni siquiera entre dialoguistas kirchneristas y peronistas. Yo creo que somos todos peronistas, algunos más equivocados y otros menos. Creo que los unos y los otros a medida que la gente siga reaccionando frente a las políticas de Mauricio Macri que han desatado esta crisis en la que naufraga en la desesperanza la Argentina… a ver, ¿dónde está la revolución de la alegría? Creo que los dialoguistas, y los kirchneristas, y los más acérrimos opositores a Macri, tenemos que confluir. Somos todos peronistas, tenemos que armar un buen proyecto y elegir a los mejores candidatos. Si no hay acuerdo, para esto están las PASO. En mi provincia también hay PASO, el que quiera discutir conducción y liderazgo yo a todos los cargos que llegué en mi vida política fueron a través de una interna. No hay que tenerle miedo a la interna.
–¿Ese programa alternativo cuál es?
Nosotros somos peronistas. Cada vez que gobernamos transformamos la realidad y siempre lo hemos hecho con nuestras tres banderas. Hay algo que nadie puede negar y es que si nos metimos en el corazón del pueblo argentino es porque abrazamos esas tres banderas que nos permitieron cada vez que gobernamos transformar la realidad. ¿Qué argentino puede negar que no levantamos y volvimos a vencer al tiempo cuando levantamos la bandera de la soberanía política? Cuando Kirchner viaja a Mar del Plata y se le planta a Bush en la cara y le dice “nosotros no vamos a firmar el ALCA”, estaba defendiendo la soberanía política. Cuando se le planta a los fondos buitres para que no nos roben la Fragata Libertad estaba defendiendo la soberanía política de la Argentina. Y esa es una bandera histórica del peronismo. ¿Qué argentino puede negar que no volvimos a vencer al tiempo cuando levantamos la bandera de la independencia económica? Cuando recuperamos las AFJP, YPF, Aerolíneas Argentinas. Cuando pagamos la deuda externa que otros irresponsables habían contraído en la Argentina. Eso es la independencia económica de la que hablaba Perón y Eva. La justicia social: la AUH, la cantidad de hospitales, de escuelas, darle una computadora a cada chico en un aula, jubilar a más de 4 millones de nuevos abuelos, eso es justicia social. Esa bandera es la bandera que aprendimos de nuestra abanderada de los humildes. Vos podés ser más cristinista, menos cristinista, te puede gustar más o menos: lo que no vamos a dejar de ser nunca es peronistas. Y es levantar esas tres banderas históricas que cada vez que gobernamos nos permitieron transformar la realidad. Por eso nos metimos para siempre en el corazón del pueblo argentino. Por eso cuando veo dirigentes que leen un proyecto que choca contra nuestros principios doctrinarios y levantan la mano y votan a favor no los entiendo.
–¿Cómo va a ser electoralmente Río Negro en 2019?
Mi viejo siempre citaba a Napoleón: cuando el adversario está equivocado no hay que distraerlo. Hay que dejarlos que sigan haciendo lo que están haciendo que les va cada vez peor. Cada vez que el gobernador de Río Negro se asocia más a su amigo Mauricio Macri cada vez se equivoca más.
–¿Tenés propuestas para cosas que están pasando como la crisis frutihortícola?
Obviamente. Faltando 19 meses no te puedo decir todas las soluciones que estoy pensando porque este chanta que tenemos como gobernador va a decir “a ver voy a hacer como dijo Martín Soria en una entrevista…”. Esos 21 días que gobernó el Gringo Soria en una provincia que desde 1983, desde el retorno de la democracia siempre fue gobernada por un mismo signo político, por una misma ideología, una misma idiosincrasia y un mismo modelo productivo. En nuestra provincia no hemos conocido otra cosa que no sea lo que hoy hay después de 35 años. Y lo que hay es muy malo. Una provincia continente que tiene todo: playas con aguas más atemperadas de la costa argentina, los valles irrigados, la zona andina, la Cordillera, el centro de ski más importante de toda Latinoamérica. Ni hablemos de la línea sur con todos sus recursos productivos. Río Negro es como esos autos caros, esos autos lujosos que a todos nos gustaría manejar. Río Negro es eso pero nunca supimos tener un gobernador, un conductor que pusiera primera. Siempre fuimos marcha atrás.