“Soy irigoyenista, peronista y también kirchnerista”
(ADN).- El vicegobernador Pedro Pesatti redobló la apuesta y profundizó aún más sus críticas al gobierno de Mauricio Macri: “Cambiemos está llevando a la Argentina al peor de los mundos”. Se definió como irigoyenista, peronista y kirchnerista. Ratificó su candidatura a gobernador por Juntos, pero indicó que habrá definir la estrategia política y electoral: los momentos y los escenarios que uno elige para dar esa lucha son fundamentales.
Pesatti hizo esta y otras declaraciones en una entrevista con el diario El Cordillerano.
¿Cuál es su situación con respecto a la candidatura: ¿ansiedad, tranquilidad? El partido parece no definirse nunca.
Los tiempos que nosotros tuvimos en Juntos Somos Río Negro son los que se dieron como producto de una decisión que se tomó en la mesa ejecutiva del partido, que tomó el propio gobernador en abril, de poner en marcha el proceso de búsqueda de quienes van a ser nuestros candidatos de cara al año que viene. Ahí comienza todo. No fue una cuestión caprichosa mía. Pero los tiempos en política son fundamentales y hay dos factores que son determinantes en cualquier estrategia política y electoral: los momentos y los escenarios que uno elige para dar esa lucha. Saber elegir cuándo y dónde es la clave de toda estrategia política, que también se inspira en la estrategia de la guerra y, llevado al campo de la política, funciona de la misma manera.
¿Y cuándo sería el momento adecuado de las definiciones entonces?
La misma circunstancia que estamos transitando va a ir marcando ese momento preciso en el que tenemos que hacer pública la definición que Juntos tome en esta materia. Pero el proceso está en marcha y lo tenemos que llevar adelante de la manera más inteligente posible, porque hace a la estrategia profunda del partido de cara al proceso electoral.
¿Hablaron de estrategia junto a Weretilneck en su última reunión a solas?
Estuvimos haciendo un análisis muy profundo de la situación nacional y provincial porque, sin un buen diagnóstico de lo que sucede, es difícil poder fijar una estrategia. Hablamos sobre eso y es donde hemos sido siempre muy inteligentes. No hay que olvidarse de que con Alberto comenzamos a transitar el proceso electoral el 4 de enero de 2015, cuando él me preguntó si estaba dispuesto a acompañarlo como candidato a vicegobernador y yo le dije que sí inmediatamente. Porque estaba seguro que era mi deber acompañarlo. En ese momento, estábamos por 25 puntos debajo de Miguel Pichetto, a seis meses de las elecciones. Y tuvimos una buena estrategia desde el punto de vista de las acciones que, antes de las elecciones del 14 de junio, fuimos tomando en el proceso electoral que se inició con las elecciones municipales. Y ahí están los atributos principales nuestros: en la creatividad que podemos tener para imaginar escenarios y para poder dar respuestas para afrontar esos desafíos.
Usted viene políticamente de otro lado al de Weretilneck. En ese contexto, ¿cómo le cae la relación del gobernador con el presidente Mauricio Macri y su reciente acercamiento al mandatario salteño Juan Urtubey?
Alberto también viene de otro lado. El origen político de él y el mío es más o menos el mismo, aunque no vengamos de los mismos partidos. Pero compartimos una idea de país: más equitativo, más justo, igualitario, sin pobreza. Así que, en lo esencial, no tenemos diferencias con respecto a lo ideológico. Su vínculo con Macri ha sido hábilmente utilizado por la oposición, para plantear una suerte de sociedad con el presidente y no es así. El que es gobernador tiene la obligación de mantener una buena relación con el gobierno nacional, no existen gobernadores opositores.
Presume que sería perjudicial para la propia provincia…
Por supuesto. Pero Alberto no tiene otra relación con Macri que no sea institucional. Con Urtubey, yo creo que son relaciones que existen. En la política, hay que relacionarse con todo el mundo. No significa que, por tomarse el café con alguien o por mantener una reunión, se compartan ideas o proyectos políticos, ni nada por el estilo.
¿Cómo es su vínculo político actualmente con el senador Miguel Pichetto?
Hoy no tenemos vínculos políticos, hoy no compartimos nada políticamente hablando. Me parece saludable que nos respetemos, cada uno en su espacio, como debe ser.
Hoy tienen posiciones diferentes frente al gobierno nacional, ¿no?
Yo creo que ahora hay un Pichetto más crítico. La realidad del país es elocuente respecto a qué situación estamos viviendo en la Argentina. Y creo que necesitamos un gran frente político, un gran acuerdo nacional, que pueda significar una alternativa a lo que nos está proponiendo Cambiemos que, como proyecto social, político y económico, está llevando a la Argentina al peor de los mundos. Y algunos lo pudimos ver antes, otros después. Antecedentes había en la Argentina, porque hubo una experiencia neoliberal con Carlos Menem, otra con Martínez de Hoz durante la dictadura, por lo que era imposible que este proceso que lidera Macri condujera a un destino distinto al que ya conocimos antes. Desempleo, destrucción de la industria, de la ciencia y la tecnología, desnacionalización de la economía, agudización del empobrecimiento, destrucción de la educación pública, todo esto ya pasó antes. Las ideas de Macri llevan a este tipo de resultados como los que estamos teniendo, donde la Argentina está enterrándose cada día más y va a ser muy difícil salir. Por eso, habría que hacer grandes acuerdos, no necesariamente electorales, pero sí vinculados al campo nacional y popular, para encontrar políticas que nos permitan salir de este momento, y garantizar que no se reiteren caminos que ya se han recorrido y que conducen al fracaso para la mayoría y un éxito para unas minorías.
¿Quién le gustaría que fuese el próximo presidente de la nación, con quién se siente identificado?
Yo me siento identificado con ideas, las que tuve toda mi vida. Esas ideas están en el campo de la centro izquierda, en un país que va configurando dos grandes polos liderados por Macri en la centro derecha y por la centro izquierda.
¿Liderada por?
Y… el liderazgo más nítido obviamente es el que tiene Cristina Fernández de Kirchner, es así. Pero puede haber más liderazgos ahí. Argentina está transitando por esas dos grandes alas, como sucede en los países desarrollados en el mundo. Esto de los partidos funcionales que van de la derecha a la izquierda como si nada fuera, me parece que, en la Argentina, cada vez tienen menos espacio para actuar. Sobre todo, cuando uno observa el pensamiento de las generaciones más jóvenes, puede ver que están buscando identidades más nítidas. Y que efectivamente, las etiquetas con las que reconocemos a determinados partidos se correspondan con lo que están tratando de representar y no que, en la práctica, resulten otras. El caso más ejemplar es el de Menem, donde con la etiqueta del peronismo hizo todo lo contrario a ello. La política en todo el mundo tiene un centro, una derecha y una izquierda, entonces en la Argentina hay que sincerar lo que sucede aquí, pero acá se ponen rótulos para disimular lo que es. Yo creo que Cambiemos es como fuerza política, absolutamente honesta con lo que representa. Nadie que haya votado a Macri puede estar esperando una política económica que, en términos sociales significase una mejor distribución del ingreso, que se promuevan a las pequeñas y medianas empresas en contra de los grandes capitales.
También hay mucha gente que no está empapada de la política partidaria y que votó a Macri con esperanza y hoy se siente engañada…
Sí, pero todo el mundo sabía que Macri es Macri. Y si usted vota a un millonario, no va a tener una revolución socialista. Es así y hay gente que pudo haberse equivocado, porque hubo un buen marketing electoral, pero hay que reconocer que lo que está haciendo Cambiemos es coherente con lo que expresaron toda la vida ideológicamente. Y no estoy ironizando, estoy diciendo la verdad. Yo prefiero esa honestidad, aunque políticamente no me guste, que la deshonestidad de los que se presentan diciendo que son una cosa, para hacer luego otra. La Argentina tiene que ir a un sistema de partidos políticos, donde cada fuerza haga lo que dice que va a hacer, no lo contrario. Esto es un proceso. En 2001, entraron en crisis los partidos tradicionales argentinos y eso explica que un partido que hace 10 años no existía, como es Cambiemos, hoy esté gobernando la Argentina.
También el PJ y la UCR han devenido en el Frente Para la Victoria, Cambiemos…
Hay otra identidad nueva que surgió en 2001 y es el kirchnerismo que, junto a Cambiemos, son las dos nuevas identidades fuertes que surgen en el país. Y, en el caso de Río Negro, surgió Juntos Somos Río Negro. Si no, no es posible explicarse, que después de haber existido el PPR (Partido Provincial Rionegrino) durante 40 años y que nunca pudo llegar al gobierno, nuestra fuerza haya sido exitosa. Y eso es porque las identidades tradicionales están en crisis y la comunidad está buscando nuevas identidades.
¿Dónde ubicaría a Río Negro ideológicamente entonces?
En el caso de Río Negro, no hay dudas de que es una provincia progresista. Uno observa la historia de la provincia, desde su propia constitución que fue de vanguardia, cuando se dictó su cuerpo de leyes. Como el caso dado en la década de los 80, en que se aprobó la ley para que los enfermos mentales no sean tratados bajo condiciones de encierro, en manicomios. Mucho antes que en cualquier otra provincia. Río Negro es progresista. En las elecciones de 2003, Néstor Kirchner ganó en Santa Cruz, en Buenos Aires y en Río Negro, porque en el resto del país ganó Menem. A ver si recordamos las cosas. Ganó Menem en la Argentina. En uno de los pocos lugares donde ganó una propuesta netamente progresista, fue en Río Negro. Nosotros tenemos el deber, como partido político, de hacernos cargo de esa provincia que necesita y quiere tener un partido progresista, de centro izquierda, que represente los intereses legítimos y profundos de nuestra provincia, con una Argentina libre, justa, solidaria y más independiente.
Dentro del partido, no cae muy bien esa valoración positiva que hace del kirchnerismo, ¿Eso le ha generado inconvenientes dentro de Juntos?
La verdad que no me interesa porque como dice, Pablo Iglesias (político español), la principal función de un político es producir ideas. Y si, por mis ideas, puedo ser criticado, bienvenido sea. Eso significa que algún movimiento produce. Y cuando no hay ideas, la política se transforma en un negocio. Las ideas son el motor de la acción y del cambio.
¿Se considera kirchnerista, se identifica con el kirchnerismo?
Yo apoyé a Kirchner cuando fue candidato a toda precandidatura. Porque mis ideas coincidían con las de él, no es que lo apoyé porque me gustaba su cara. O a Cristina Kirchner porque me gustaba como hablaba. Me gustan las ideas que hicieron posible que Argentina viviera, desde 2003 en adelante, una de las etapas más importantes desde la recuperación democrática hasta aquí. Entonces son las ideas las que a mí me convocan, no las personas.
Usted se desafilió del PJ, ¿Por qué lo hizo?
Porque es una etiqueta, no es más que eso.
Pero al escucharlo, sus valores parecen estar muy marcados de ese lado…
Sí, pero yo estoy afiliado a mis ideas. Si hay estructura que ha traicionado de manera sistemática y brutal las ideas del peronismo, es el PJ, al avalar el plan político de Carlos Menem, que significó la desnacionalización de la economía, la destrucción del derecho laboral que fue producto de las grandes conquistas sociales del peronismo histórico. Por lo que el justicialismo, como etiqueta, vale poco y nada. Lo que sí siguen valiendo son las ideas del campo nacional y popular que, en alguna oportunidad, se llamó irigoyenismo o, en otro, peronismo. Puede ir cambiando de nombre, pero esas ideas no son de nadie, ni de un partido político ni de una persona o de un dirigente. Son ideas que están en el movimiento nacional y popular que, en el siglo veinte, tienen su punto de origen en el irigoyenismo. Así que también me podría definir como un irigoyenista, por qué no. Soy irigoyenista, peronista y, si a alguno le molesta, también kirchnerista.