Moyano en modo Castro
Una piña inolvidable cuando parecía vencido. Moyano trae del recuerdo aquella noche en la cual el Roña Castro venció a Jackson.
(por pablo cano-Infogremiales).- Para aquellos que sean fanáticos del arte de los puños, la referencia a la pelea del santacruceño Roña Castro con John David Jackson es unívoca, para los que no va la explicación: el Roña defendía por segunda vez su corona de campeón ante el invicto Jackson, durante ocho rounds Jackson vapuleó al Roña, sobre todo en el sexto y en el octavo. En el noveno round Castro sale de su rincón visiblemente cansado, Jackson se le va encima y lo lleva a las cuerdas. Una seguidilla de golpes del retador hacen que Castro luzca groogy y a punto de caer, Jackson da golpes desordenados buscando el tiro de gracia…de repente el Roña se yergue y tira dos piñas cruzadas, la primera la erra, la segunda le conmueve el mentón a Jackson y Roña logra el nocaut y retiene el título…El Roña siempre afirmó que, si bien “me estaba cagando a trompadas el negro” el noveno round actuó para que su oponente se confiara y encontrarlo en algún descuido.
Así esta Hugo Moyano hoy aunque, vale decirlo, es el contexto que sufre su oponente -el Presidente Macri- el que le permite a Hugo acomodarse en las cuerdas para esperar que se le vengan encima y ahí buscar el golpe salvador. Las causas judiciales se le acumulan, los rumores de Comodoro Py respecto de su próximo traslado a un penal son cosa de todas las semanas, le han embargado cuentas, todo recurso administrativo que el Ministerio de Trabajo tiene lo ha puesto al servicio de acorralarlo. La corporación de la CGT le teme y le escapa pero trata de no quedar muy lejos de sus movimientos. El kichnerismo sindical (una categoría vaporosa aún, mucho mas clara en las bases que en la dirigencia) es un socio incómodo para Hugo pero le permite jugar el juego electoral empujando por los bordes -vía Facundo- la ficha de Felipe Solá. Por último, parece haber entendido la necesidad de tener vocería pública mas allá de su sindicato y avanza en los medios. Hizo un pié en Crónica TV dónde la mujer de su abogado -Rosario Lufrano- conduce un ciclo diario y también ha desembarcado en una radio porteña de la mano de un controvertido pero mediático periodista que ha pendulado del acompañamiento a Rico hasta la defensa del Kichnerismo. Vale decir, igualmente, que es la agenda anti gobierno (una agenda muy fácil y evidente de transitar habida cuenta lo que sucede) el eje comunicacional elegido. La pelea con Macri ya no es sólo de frente y desde un gremio. Ahora Moyano amplía sus líneas de infantería una vez que entendió que los morrudos trabajadores que fielmente lo acompañan no son suficientes para frenar la embestida.
Así es que montada la estrategia volvió sobre su mejor arma táctica, la herramienta sindical, y viendo lo que es un evidente y profundo malestar social hizo un quiebre de cintura para despegarse de la CGT -a la que luego la arrastró a un paro- y sentarse con dos dirigentes ornamentales a la hora de la movilización pero útiles al momento de ampliar y comunicar la medida. Entonces, mientras Macri habla 102 segundos y consigue una devaluación del 7% del peso en un día, Hugo se sienta con Yasky y Michelli y lanza un paro de 36 horas que se acumula a la medida de la CGT. En el imaginario público y con las nuevas herramientas de las que se ha hecho el camionero anticipamos que será “El Paro de Moyano”.
Al igual que Castro, Moyano sabe que debe pegar y noquear porque está en el ring y el que tiene enfrente debe caer antes que él. Si alguna vez fantaseó con que CFK sería la válvula de escape de la sed de justicia de esta restauración conservadora los hechos lo han convencido que -tarde o temprano y mas bién temprano- iban por él. Reacomodó sus alianzas políticas, afirmó su eje sindical, amplió su capacidad de intervención en la esfera pública y se volvió a subir al podio de dirigente combativo, estamos viendo a un enorme boxeador revolear una de sus última manos mientras parece emular a Rocky Balboa quien, luego de levantarse de un casi nocaut, convoca a la pelea a su contrincante gritándole “…todavía no escuché la campana”.