Vidal posterga licitaciones y espera el presupuesto
La obra pública en la provincia de Buenos Aires asoma como una problemática compleja, mucho más grave de lo que reconocen desde el gobierno de María Eugenia Vidal.
Sin certezas a futuro, la Gobernadora solo se limita a decir que defenderá la obra pública por el impacto que tiene esa actividad en el empleo de los bonaerenses, tanto de manera directa como indirecta. Sin embargo, esquiva afirmar que las obras iniciadas están garantizadas, señala el sitio digital La Política On Line.
Según pudo saber LPO, desde el gobierno paralizaron las licitaciones hasta que el panorama económico comience a despejarse. La mega devaluación del peso tuvo un impacto inmediato en los contratos vigentes. La necesidad de renegociar costos es imperiosa, pero hacia adelante todo es incertidumbre.
Por el momento, Vidal busca ganar tiempo y no quiere saber nada con avanzar con licitaciones importantes. La estrategia es dilatar los contratos hasta que el panorama asome un poco más claro.
La Gobernadora fue clara con esto en una reunión con directores de cinco diarios del interior bonaerense. Dijo que «la posibilidad de ampliar a nuevas obras está atada a cómo quede el acuerdo de las provincias con el Gobierno nacional y del presupuesto que se vote en el Congreso. Por ahora, no empezamos nuevas obras hasta que no sepamos».
En esa reunión con periodistas Vidal buscó dejar en claro que la obra hidráulica de la Cuenca del Salado -la más importante de su gestión- seguirá en marcha. Pero en el gobierno brindan pocas precisiones sobre una mega obra fraccionadas en tramos, etapas y sub etapas, con distintas fuentes de financiamiento.
La cuenca del Salado esta dividida en cinco grandes tramos. Los tramos I, II y III se hicieron durante la gestión de Felipe Solá y Daniel Scioli. Vidal se comprometió a avanzar en el tramo IV, mientras que el tramo V solo esta proyectado.
Pero el tramo IV (en el que está enfocado el gobierno) se divide además en cuatro etapas y las obras sólo comenzaron en un tramo de unos 25 kilómetros de esta primera etapa y con fondos del gobierno nacional. En tanto, los otros 35 kilómetros de la primera etapa serán financiados por el Banco Mundial (u$s 300 millones) y fondos propios del gobierno (u$s 75 millones). Sobre esta etapa no existen precisiones. La web del ministerio de Economía deja en claro que no existen desembolsos hasta el momento por parte del organismo internacional.
Por otro carril corren las etapas II, III y IV. La etapa II deberá ejecutarla el gobierno de la provincia con fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que se comprometió a aportar u$s 100 millones de dólares. En tanto la provincia debe aportar u$s 70 millones. La duda que surge -y que en el gobierno esquivan responder- es si las arcas del Estado bonaerense pueden costear ahora más de u$s 140 millones con el nuevo precio del dólar.
En cuanto a las etapas III y IV, corresponden al gobierno nacional y en la licitación se impuso el Grupo Roggio quien ofreció por $6.046 millones y por eso le ganó a las competidoras Helport, Pentamar, Dragados y Obras portuarias, Sacde -que se quedó con IECSA de Ángelo Calcaterra- y José Cartellone.
Sin embargo, la continuidad de Roggio al frente de la obra estuvo en discusión tras el escándalo del caso de los cuadernos que destaparon las coimas que se pagaron durante el anterior gobierno. Desde el Gobierno explicaron que no pueden sacarle la obra a Roggio si no está condenado por la Justicia. Y que no hay muchos más empresarios de la envergadura de Roggio en el país como para hacer una obra como la del Salado.
En cuanto al resto de las obras de la provincia, asoman particularidades de las entrevistas que Vidal dio en los últimos días. La Gobernadora esquiva a afirmar que las obras que están en marcha van a continuar. «Lo que estamos haciendo hoy es defendiéndolas», les dijo a los directores de diarios del interior.
«Estamos trabajando para que obra que empezó se termine», dice Vidal y agrega que eso tiene dos objetivos: «no solo no dejar una obra paralizada, sino por sobre todo cuidar la fuente de trabajo». Para la Gobernadora las obras no solo dan trabajo a los obreros que están en la ruta. «También benefician al que produce el asfalto, el cemento, el cerámico. Hay un montón de industrias que no se ven en la calle cuando uno ve a un obrero trabajando, y están detrás y le dan trabajo a mucha gente».