La pobreza infantil llega casi al 30% en Bariloche
Un alto índice de casi el 30 por ciento de los niños y niñas de Bariloche sufren pobreza. Así se desprende del estudio realizado por la UNICEF que mide la pobreza multidimensional. Se trata de un trabajo que utiliza una metodología que toma en cuenta diferentes dimensiones desde el acceso a una vivienda adecuada de los niños hasta la escolaridad.
Mientras a nivel nacional se concluyó que el 48 por ciento de los niños, niñas y adolescentes en Argentina es pobre, y de ese número un 20 por ciento corresponden a privaciones “severas”- como vivir en una zona inundable y cerca de un basural o no haber ido nunca a la escuela entre los 7 y los 17 años-, en Bariloche los datos son igual de preocupantes.
El trabajo de la organización de Naciones Unidas -realizado durante el mes de octubre- tomó a Bariloche como ciudad muestra, y a partir del cruce de datos y la tarea en campo junto a organizaciones sociales, pudo determinar que el 29,7 por ciento de niñas y niños sufren pobreza, y de ellos un 14,9 por ciento la padecen de forma “extrema”, rveló En Estos Días.
El relevamiento -sumado al entrecruzamiento de datos- se concretó en los barrios Malvinas y Nahuel Hue, según informó el Colectivo Al Margen.
A nivel nacional, el informe se basa en la última información oficial disponible correspondiente al primer semestre del año 2018, de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
El análisis de las “privaciones no monetarias” -según la definición del organismo internacional- toma en cuenta “distintas dimensiones que vulneran los derechos en la infancia y adolescencia y determinan situaciones de pobreza: educación, protección social, vivienda adecuada, saneamiento básico, acceso al agua segura y un hábitat seguro”.
Los datos revelan que la pobreza entre las personas menores de 18 años alcanza un valor de 48 por ciento y se sitúa 10 puntos por encima de la población en general (38 por ciento). Es decir que “6,3 millones de niñas y niños ven vulnerado el ejercicio efectivo de sus derechos”, planteó UNICEF.
Mientras que en el conurbano bonaerense la cifra de pobreza entre niños y niñas llega al 58,5 por ciento, en el sur (con Bariloche como una referencia) trepa al 29,7 por ciento.
De acuerdo al trabajo de UNICEF, “estos valores son aún más altos en aquellos hogares donde el jefe o jefa tienen bajos niveles educativos y empleos informales, o se encuentra desempleado. En particular, la pobreza infantil es mucho más elevada en los hogares monoparentales que cuentan con una única proveedora de ingresos que, además, debe asumir las tareas domésticas y de cuidado”.
“La pobreza tiene cara de niño y de niña”, afirmó Sebastián Waisgrais, Especialista en Inclusión Social de UNICEF Argentina.
La medición multidimensional permite captar de forma más completa las privaciones y establecer prioridades en la formulación e implementación de políticas públicas. “Esta metodología multidimensional -agregó Waigrais- permite identificar un conjunto de niños, niñas y adolescentes que no son pobres por ingresos, pero experimentan al menos una privación en aspectos no monetarios y que representan casi 3 millones de chicos que, si no se midiera de esta manera, quedarían invisibilizados”.
El organismo de Naciones Unidas detalló que “si bien los niveles de pobreza son muy altos, se observa una caída de todos los indicadores monetarios y no monetarios entre 2006 y 2018. No obstante, Waisgrais advirtió que los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del primer semestre de 2018 ‘no están captando los efectos de la actual situación macroeconómica y fiscal’ que deberían verse reflejados en la próxima medición”.
“En un contexto económico adverso, con una inflación que atenta contra el poder adquisitivo y que afecta mayormente a los sectores más vulnerables de la población, los indicadores actuales de pobreza monetaria y no monetaria son preocupantes”, concluyó.
En un contexto de “elevada vulnerabilidad”, el organismo resaltó “la importancia de las transferencias monetarias como la Asignación Universal por Hijo que reducen -en promedio- un 31% la pobreza monetaria extrema en niñas y niños”.
Medición
Además de la medición multidimensional, el estudio de UNICEF utilizó otras dos metodologías para medir la pobreza: la medición monetaria y el método integrado. Se analizaron los datos disponibles tanto para la población total como para niños, niñas y adolescentes.
La medición de la pobreza monetaria cuantifica el costo de una canasta básica.
Los hogares o personas cuyos ingresos no alcancen a cubrir dicha canasta básica de bienes y servicios, se encuentran en situación de pobreza.
Los hogares que no alcanzan a cubrir una canasta básica de alimentos se encuentran en situación de pobreza extrema (indigencia).
La pobreza por privaciones no monetarias se mide a partir de la definición de una serie de dimensiones. En el caso de niñez y adolescencia, se define como la privación en el ejercicio de al menos uno de los siguientes derechos, enunciados en la Convención sobre los Derechos del Niño: educación, protección social, vivienda adecuada, saneamiento básico, acceso al agua segura y un hábitat seguro.
Finalmente, el método integrado toma en cuenta qué parte de la población del país y de niñas y niños está afectada por privaciones en ambos aspectos.
A partir de esta metodología, se pudo concluir, para el caso de Bariloche, que casi el 30 por ciento de niños y niñas padece una situación de “pobreza no monetaria”; al margen que sus ingresos no puedan cubrir el costo de la canasta básica.
El Colectivo Al Margen detalló que en los dos barrios del Alto de la ciudad donde se realizó la muestra, “participaron diferentes instituciones y organizaciones” y “el equipo de Unicef realizó dinámicas grupales y entrevistas personales con grupos niños y niñas, adolescentes, familias y referentes territoriales”.
Ya el Movimiento de Infancia de Bariloche había advertido hace varios meses sobre la compleja situación de la niñez en la zona de Pampa de Huenuleo.
Esa organización, “en articulación con la Universidad de Río Negro cruzó los datos poblacionales del Censo 2010 con la Encuesta Anual de Hogares que realiza el INDEC” y el resultado determinó que “el 38 por ciento de los niños de entre 0 a 5 años tienen necesidades básicas Insatisfechas. El 18 por ciento de la misma franja etaria tiene una situación de precariedad respecto a la vivienda y trepa casi al 60 por ciento la ausencia de algún servicio básico en la misma población”.
Siempre según Al Margen, “otros datos desagregados de este trabajo realizado por el Instituto Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad (CIETES) de la Universidad de Río Negro fueron que arriba de un 40 por ciento de niños de 0 a 18 años tienen deficiencia en la construcción de su vivienda y que en promedio el 15 por ciento de pibes y pibas sufren hacinamiento crítico, llegando casi al 20 por ciento en las edades de la primera infancia”.