Obispos, «soñar otro destino para los argentinos»
En sus mensajes de Navidad, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) convocó a los argentinos a no perder la «esperanza» a pesar de las dificultades económicas y pidieron no olvidarse de los pobres, que son «los que más sufren». A su vez, apuntaron a «reconstruir los vínculos sociales rotos» y convocaron «a soñar otro destino para todos los argentinos».
Señalan en un comunicado que «a treinta y cinco años de la recuperación de las instituciones de la República, quisiéramos proponer una democracia que no olvide las auténticas raíces cristianas y culturales, y que cuide especialmente el trabajo y la educación. Invitamos a escuchar este llamado de la Navidad y a soñar otro destino para todos los argentinos».
A su vez, el titular de la CEA, el obispo de San Isidro Oscar Vicente Ojea, llamó a «reconstruir todos los vínculos sociales especialmente en la Patria” al advertir que constituye «el desafío para poder transformar la realidad, con vocación de servicio».
También el cardenal de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, pidió en esta Navidad «no olvidarnos del pobre y el enfermo que tenemos cerca», ya que entonces «Dios entrará en tu casa y bendecirá tu mesa».
‘Señor Jesús, quiebra nuestra sordera, ayúdanos a escuchar el grito de los pobres, y el grito de la tierra , Ayúdanos Señor a ser constructores de la cultura del encuentro. Señor Jesús, que a nadie falte trabajo y el pan en su mesa’», señaló en su mensaje el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Alfonso Azpiroz.
El obispo Jorge Lozano de San Juan de Cuyo advirtió: “La Navidad nos trae un mensaje de fraternidad, de paz. Pero mientras haya inequidad se impone la anomia denominada como ‘la ley del más fuerte’ y se pisotea a los débiles. En Navidad Dios nace en fragilidad y se pone del lado de los postergados, de los que no cuentan”.
«Será posible que el Señor habite entre nosotros, viendo alrededor nuestro un mundo injusto que con su indiferencia pasa de largo frente al pesebre. El pesebre de los niños que trabajan en la calle, de los niños violentados y maltratados, el pesebre desgarrado de las madres que sufren la violencia y la soledad, el pesebre de tantos papás sin trabajo que no podrán ganar su pan de Navidad, el pesebre desolado del anciano que no tiene acceso a una medicación», apuntó el titular de la Pastoral Social, el obispo Jorge Lugones.