Tercera posición. ADN
El oficialismo está frente a un desafío histórico: consolidar a Juntos como una fuerza provincial capaz de gestionar Río Negro por décadas. Un partido provincial fue el sueño de muchos dirigentes que se hizo añicos. por la fuerza que durante estos 35 mantuvieron la UCR y el PJ. Por eso, el 2019 asoma como una bisagra que dilucidará si nace una movimiento hegemónico, o es debut y despedida.
«Necesitamos cuatro años más» repiten cerca del gobernador. Así, creen que JSRN ratificará que llegó para quedarse. Pero… un proyecto colectivo depende de la suerte electoral de un individuo? Es Juntos algo más que Weretilneck y diez más? Los operadores definen el proyecto a imagen y semejanza del Movimiento Popular Neuquino, un modelo que el gobernador palpó de cerca en Cipolletti. La impronta del partido tiene al apellido Sapag como guía espiritual, pero el poder también fue ocupado por otros nombres propios.
Por eso, la centralidad de la campaña está en la figura del gobernador, sea o no candidato.
Weretilneck recuperó la agenda política desde que asumió que éste es su primer mandato y abrió la puerta a una reelección. Más adelante se verá si el debate judicial entiende eso mismo, o frena su marcha. No es casual que casi la única expresión en favor del cipoleño sea su vice, Pedro Pesatti, quien podría compartir nuevamente la fórmula o ascender.
Ambos entienden que el poder se logra, se ejerce y se reproduce. Por diferentes motivos, quieren consolidar el espacio provincial. Pesatti agita la idea del movimiento (que cobije expresiones de todo tipo, incluido el peronismo y el radicalismo) y habla de la integración y el fin de los regionalismos. Eso diluiría la idea que un candidato de Viedma no podría llegar a la Casa de Gobierno.
Ahora, asoman ideas de cómo llevar adelante una estrategia electoral. Allí se inscribe la idea de votar anticipadamente, para evitar la nacionalización de la elección, saltando la grieta. Las encuestas marcan que los rionegrinos quieren salir de ese debate. Pero también no avalan -por ahora- una re-releección. El balotaje también forma parte del esquema. Ningún candidato (en especial Martín Soria que lidera la intención de voto) llegaría al 50% en una primera vuelta. Y una alineamiento en el orden nacional con el Peronismo Federal, demostraría que Juntos no está anclado al pasado ni aprueba la gestión de Mauricio Macri. La territorialidad es otro punto de estudio. Para contrarrestar el poder del intendente de Roca en el Alto Valle, buscan neutralizar el peso del intendente de Cipolletti en favor de Cambiemos. Y Bariloche?
La posibilidad de sumar a Silvina García Larraburu indica la necesidad de contar con una dirigente de buena imagen. La senadora se enojó con la publicación de esa idea. No la negó, pero advirtió que no es prenda de un acuerdo entre Weretilneck y el senador Miguel Pichetto. Después de dejar el bloque federal y su incorporación al de Cristina Fernández de Kirchner, tiene juego propio. La barilochense tiene buen diálogo con Pesatti y el ministro de Salud, Fabián Zgaib, dos candidatos de Juntos si el gobernador no puede ser de la partida.
Weretilneck y Pichetto no disimulan su vínculo. El pichetismo espera -en vano- una señal de Roca y deja abierta la puerta a una alianza con Juntos en el marco del espacio que a nivel nacional comanda el rionegrino con Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti. Alternativa Federal sigue sumando gobernadores pero no puede instalarse como una opción de gobierno frente a Cambiemos y el kirchnerimo que avanza en la conformación del Frente Patriótico.
En esa guerra, surge la máxima de Perón: la tercera posición.
Hay un esfuerzo discursivo -Juntos es un movimiento provincial alejado de los caprichos de la política nacional- y otro económico: se viene un acuerdo salarial con los gremios gremios para garantizar paz social en el primer semestre; contener a trabajadores del sector privado y público nacional expulsados del sistema (agricultura familiar en Bariloche y Marisol en Allen); dar respuestas a los productores frutícolas; bajar impuestos al turismo y el comercio; fomentar el crédito a las pymes.
¿Alcanza? El gobierno tiene el desgaste propio de los años y la gestión no se caracteriza por el buen desempeño del Gabinete. Además, todos juegan.
El Frente para la Victoria consolidó su ensanchamiento. La diáspora que podría generar el pichettismo no preocupa a Soria porque el espacio del Senador quedó diezmado. E intuye que el corrimiento de Tortoriello podría beneficiarlo. Mira las encuestas y, a pesar del alza que produjo el gobernador en la Línea Sur y Valle Medio no alcanza para destronarlo. Aún -según las mediciones que maneja- lo muestran vencedor en las ciudades grandes de la provincia.
La propuesta del presidente del PJ es desarrollar la gestión que no pudo hacer el «gringo». Una épica triunfal envuelve al Frente.
En Roca están atentos al llamado a elecciones. Puede complicarlo si la convocatoria a los municipios es anterior a las provinciales porque en los «pueblos hay quilombo». Se multiplican los candidatos a intendente y Soria alienta a todos. Sin embargo, el intendente podría aprovechar esa jugada para que en su ciudad haya un triunfo contundente que genere la idea de la «ola» provincial.
Cambiemos todavía no sale de su crisis y si Sergio Wisky consolida su figura, el macrismo irá con fórmula propia. Tiene en la CC-ARI su aliado más sólido. La figura que los nuclea y promociona es el jefe de Gabinete, quien reniega del armado que diseña el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, de aunar a Weretilneck, Pichetto y Cambiemos. Marcos Peña quiere una fórmula del macrismo encabezada por el PRO.
Pero el binomio no está resulto. Lorena Matzen gana espacio y el radicalismo quiere liderar el proceso electoral.
la propuesta será un gobierno en línea con la Casa Rosada, que el cambio llegue también a Río Negro. El problema es que Macri tiene una alta imagen negativa y sus políticas son rechazadas por una gran porción de los rionegrinos.
Falta mucho. La semana que se inicia cerrará el año, pero dará pistas de cómo comenzará 2019.