En 2018, la «maquinita» emitió $407.864 millones
Cerró el BCRA los números de 2018 con una expansión de la base monetaria de nada menos que de $407.864 millones, lo que implica un incremento interanual del 40,7%. Sin duda un récord no solo de la era Macri, que guarda relación con lo acontecido a lo largo del año pasado, sino que además convalida los guarismos inflacionarios alcanzados. Además, entre otras cosas, la política monetaria llevada a cabo por el tridente Sturzenegger-Caputo-Sandleris implicó el año pasado el pago de $131.957 millones en concepto de intereses, equivalente a unos u$s3.400 millones., según publicó ámbito.com
Los datos monetarios crudos muestran que la base finalizó en $1,4 billones (algo así como u$s37.000 millones), las reservas brutas terminaron en u$s65.806 millones (crecieron u$s10.751 millones) y el stock de Leliq en $722.449 millones (equivalente a u$s19.000 millones). Mientras que los depósitos en pesos totales sumaron $2,75 billones de los cuales $2,05 billones son privados (la mitad son plazos fijos), a los que se suman $1,25 billones de depósitos en dólares siendo $1,1 billón del sector privado. De modo que hay $4 billones de los cuales $3,15 billones son privados. Por su parte el stock de préstamos privados en pesos alcanzó los $1,55 billones y los nominados en dólares a $581.000 millones. O sea, el stock total de préstamos privados cerró 2018 en $2,13 billones.
Varios hechos surgen a priori. Quizás uno de los más elocuentes es que la elevada liquidez del sistema financiero no se canalizó en el crédito, es decir, en el principal negocio bancario. Sino que gran parte fue a parar a las arcas del BCRA, antes vía Lebac y ahora en Leliq. Claro que esto se explica por la fuerte retracción tanto de la demanda como de la oferta crediticia en medio de la crisis cambiaria y financiera de mediados de año y el posterior contexto recesivo.
Veamos qué pasó en líneas generales en el cuadro monetario.
El año pasado el BCRA inyectó $407.864 millones, un 127% más que en 2017. El principal factor expansivo fueron las legendarias Lebac que explican una emisión de casi $1,3 billones y en menor medida el pago de intereses (casi $132.000 M) y los Pases ($83.000 M). Vale señalar que el Tesoro solo recibió $30.500 millones vía Adelantos Transitorios y como se estableció con el FMI el BCRA ya no le transfirió Utilidades. A contramano actuaron, como factores contractivos, las Leliq que absorvieron $709.470 millones, y las ventas de divisas al sector privado por $410.753 millones y al Tesoro por $20.705 millones. Todo este combo arrojó una emisión de más de casi $408.000 millones. Para tener una idea de magnitud,en 2017 la base creció $179.449 millones, en 2016 unos $197.775 y en 2015 $161.325 millones (con todo el tema de los contratos de dólar futuro).
El stock de reservas brutas marcó récord de u$s65.825 millones. Cerraron el año con un incremento de u$s10.751 millones. En un año con crisis cambiaria y déficit comercial más el factor sequía, los dólares llegaron de la mano de: organismos internacionales u$s19.408 millones, vía pases (swap) con el exterior por u$s11.352 millones, y u$s1.334 millones por encajes. Mientras que las salidas fueron u$s15.968 millones por venta de divisas (al sector privado) y u$s5.375 millones por pagos del Gobierno a bonistas y organismos. A pesar del auxilio externo (FMI, etc.), es el año de la era Macri de menor crecimiento de las reservas ya que en 2016 aumentaron u$s13.745 millones y en 2017 u$s15.747 millones.
La caída de la demanda de dinero fue insoslayable. Desde agosto pasado el derrumbe de la demanda de efectivo fue imparable. Así la tenencia de billetes y monedas en poder del público llegó a caer en noviembre 2,2% mensual desde niveles de -1,5% en agosto. La estacionalidad de diciembre interrumpió la caída: creció 8,7% mensual. De esta manera cerró el año con un total de $738.000 millones mientras el promedio mensual de diciembre se ubicó en $688.126 millones, lo que implica un crecimiento interanual de solo 4,5% cuando la base (por el aumento de encajes implementado) creció a un ritmo del 36% interanual.
Arranca el 2019 con varios desafíos, uno de ellos es el cumplimiento de la política monetaria con el FMI. Pero no solo se trata de que baje la inflación y las tasas. Los guarismos monetarios muestran que si bien el nivel de reservas brutas es alto, no hay mucho margen para sofocar una agresiva “rebelión” cambiaria en medio de un año electoral. De más está decir que tampoco se está blindado frente a un cisne negro externo. Por ello, no son pocos los que rezan.