Desigualdad, récord en la era Macri
En 2018, la desigualdad en la distribución del ingreso tuvo su mayor suba en la era Cambiemos. Así lo informó ayer el INDEC. Además, el 10% más acaudalado amplió su distancia sobre el 10% que menos recursos percibe: en un año pasó de ganar 17 veces más a superarlo en 20 veces.
Así, la crisis y las políticas de ajuste dejaron sólo un puñado de ganadores y un tendal de perdedores. Aunque, como siempre, los más castigados fueron los sectores de menores recursos.
La escalada inflacionaria tras la devaluación y el consecuente derrumbe del poder adquisitivo de los salarios y las prestaciones sociales -que fue mayor en los sectores de más bajos ingresos-, sumadas a la destrucción de empleo, fueron el caldo de cultivo del deterioro en el reparto de la torta. Así, el coeficiente de Gini, que mide la inequidad distributiva, saltó del 0,417 en el 4° trimestre de 2017 al 0,434 en el mismo período de 2018, la mayor suba interanual de la serie que comienza en el 2° trimestre de 2016, después del apagón estadístico. Vale aclarar que en este indicador el valor 0 equivale a la igualdad absoluta y el 1 a la desigualdad absoluta.
En la clasificación de la población por deciles según el ingreso per cápita familiar de sus hogares, el 10% más pobre tuvo un ingreso promedio de $1.815 y se llevó apenas el 1,6% de la torta ($5.065 millones). En cambio, el decil más rico tuvo un ingreso medio de $36.261 y acaparó el 32,3% de la torta ($101.139 millones). Es decir que la brecha entre la población ambos sectores fue de 20 veces; un año atrás la distancia era de 17 veces. Considerada por hogares, la grieta se amplió en magnitudes similares: pasó de 15,8 a 18,5 veces y retornó, así, al nivel de 2012-2013.
Esto significa que cada integrante del 10% de los hogares más acaudalados tuvo un ingreso promedio de $47.800 al mes. Al mismo tiempo, los que pertenecen al 10% de menores recursos percibieron $2.370 en promedio, muy por debajo de los $3.300 que necesitaba en diciembre un adulto para cubrir la canasta básica alimentaria y no ser indigente.
La mitad de los argentinos que perciben alguna remuneración laboral o extralaboral ganaba menos de $14.000 y el ingreso promedio total era de $18.438. Entre los trabajadores, el 50% cobraba menos de $15.600.
«La profunda dispersión que mostró el crecimiento de los ingresos entre los distintos hogares como consecuencia del impacto de la aceleración de la inflación pos-devaluación es lo que explica este deterioro en la distribución. Los sectores más pobres, que reciben asignaciones, no tuvieron una buena indexación», explicó el director de LCG, Guido Lorenzo. Mientras el ingreso promedio per cápita cayó 13% interanual en términos reales, los ingresos del decil más rico cedieron 9% y los del decil más pobre se hundieron 22%.
Estos datos explican por qué se dispararon la pobreza y la indigencia el año pasado. En concreto, si se midiera de forma trimestral, en el 4° trimestre el salto interanual de la pobreza habría sido de 9,6 puntos en lugar de los 6,3 puntos que arrojó el promedio del segundo semestre publicado por el Indec. «El 4° trimestre fue particularmente horrible. Los ingresos del 10% más pobre perdieron por más de 40 puntos contra la canasta alimentaria. Por eso la indigencia pasó del 4,5% al 7,5% entre fines de 2017 y fines de 2018», resaltó el analista Daniel Schteingart.
LCG destacó que en el trimestre pasado los hogares de los deciles 3 y 4 no tuvieron ingresos para afrontar canasta básica total ( CBT): sólo cubrieron el 75% y el 95%, respectivamente. Un año atrás el decil 3 cubría el 97% y el decil 4, en promedio, tenía ingresos 20% superiores a la CBT. Y concluyó: «Esto indica que en el 4° trimestre la pobreza habría superado el 40%».