La caída de la recaudación afecta a obras en provincias
La obra pública sufrirá por la baja recaudación en las provincias. La recesión impactó fuerte en la recaudación de recursos propios de las provincias. Pero como también golpea los ingresos que recauda la administración nacional -en el primer cuatrimestre la caída fue de 7,1% en términos reales- hay una baja de los recursos que el Interior recibe a través de la coparticipación federal de impuestos, señala una nota de La Nación.
El cóctel obliga a los gobernadores a buscar en qué partidas de gasto ahorrar, y no hay mucho para recortar rápido: bajar obras públicas y tratar de cerrar paritarias de los empleados provinciales por debajo de la inflación.
Según un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea, en el acumulado de enero-abril de este año sólo la provincia de Neuquén logró recaudar por encima de la inflación (10% más) respecto del mismo período de 2018 porque incrementó su presión tributaria legal y por efecto de la mayor actividad económica en la provincia derivada de Vaca Muerta.
El resto de los distritos tienen registros interanuales negativos en términos reales; la peor performance es la de Tierra del Fuego (30% de baja de recursos tributarios totales en el primer cuatrimestre), seguida por Córdoba (19% menos) y San Luis (17% abajo interanual).
Las menos golpeadas entre enero y abril -además de Neuquén, que se mueve en terreno positivo- fueron San Juan (con una baja real del 4% respecto del primer cuatrimestre de 2018), Santa Cruz (la baja interanual es de 7%) y Entre Ríos (la retracción alcanza a 8%).
Ingresos Brutos es el principal impuesto provincial -con una participación promedio del 70% en la recaudación total propia de cada estado- y como está ligado a la actividad, es el que más se contrajo. De nuevo, Neuquén registró la mayor suba real (+12%) y Tierra del Fuego, la menor (-28%); en el resto del país se redujo entre 19% (Córdoba) y 2% (San Juan). Marcelo Capello, presidente del Ieral y uno de los autores del trabajo, apunta que los números reflejan por un lado la recesión y, por el otro, la reducción de alícuotas impositivas producto de la obligación impuesta por el pacto fiscal con la Nación.
El otro frente que complica a las provincias, en especial a las más grandes, es el impacto de los intereses de la deuda en dólares que tenían tomada. A ese contexto hay que sumarle que no pueden salir a financiarse para hacer obras porque los mercados están «imposibles» para la Argentina, al menos hasta que se despeje la incertidumbre política.
Hace unas semanas, el gobernador sanjuanino, Sergio Uñac, lanzó diez medidas para «amortiguar» la crisis; las focalizó en las pymes y micro empresas. Por cuarto año consecutivo, aplicará la cláusula gatillo en la paritaria con los empleados públicos; en esa administración reconocen que a los distritos de mayor envergadura les cuesta más negociar por debajo de la inflación como lograron hacerlo el año pasado varias jurisdicciones.
El gasto en personal de las provincias promedia el 50% del total (llega al 75% si se incluyen las jubilaciones y pensiones). En 2018 el salario real terminó con una caída de 6%, según un trabajo del Iaraf, y eso mejoró las cuentas públicas.
Además, este año las provincias debieron hacerse cargo al menos de una parte de los subsidios al transporte y de la tarifa eléctrica social que antes afrontaba la Nación. El fondo nacional de unos $6000 millones que se diseñó no cubre la totalidad de lo recortado.